Doris denuncia que en Popayán su hija Emily fue retenida sin motivo, maltratada en su presencia y llevada a la misma URI de la cual salió Alison antes de suicidarse por presuntamente ser abusada sexualmente.
Doris, que es integrante de una misión médica voluntaria, ese día atendía a los manifestantes afectados por los enfrentamientos.
Según Noticias Uno, el ataque se dio cuando se disponían a retirarse ya de la jornada. Madre e hija fueron a comprar alimentos para el día siguiente y Emily se adelantó una cuadra mientras Doris apoyaba la atención de otro herido.
Fue en ese momento en el que Doris vio como uniformados del Esmad cercaron a Emily. «Yo quería estar allí, ser yo la que recibía los golpes».
Doris intentó llegar a donde Emily estaba siendo retenida; pero otros uniformados atravesaron sus motocicletas para impedirle el paso, pese a que ella insistía que la joven a pocos metros era su hija.
La joven, asustada, se aferró a un adulto mayor a quien suplicaba que no permitieran que se la llevaran. Uno de los uniformados intentó detener las acciones; pero sus compañeros lo tiraron hacia un lado gritándole: «Vos cállate, sapo hijueputa», relata la madre de Emily.
Posteriormente, dos uniformados la subieron en una moto, en la mitad de ambos; pero Emily se lanzó al suelo mientras escuchaba las intimidaciones de los agentes: «Te quiero lamer mientras te bajo los pantalones, perra», relata la joven agredida.
Al final la joven fue reaprehendida, trasladada al mismo lugar donde llevaron a Alison. Y tal y como ocurrió en ese caso, al entregar de nuevo la joven, le hicieron la advertencia de que esta se encontraba sana y salva.
La Policía de Popayán aún no se pronuncia puntualmente sobre este caso. Su madre asegura que hizo público este caso con miedo, pero con el fin de que se haga justicia.
«Sí fue ultrajada de muchas formas y sí fue violada», relata Doris.