Los medios de información como todo tienen sus pros y sus contras, y al parecer, en su lucha de lucrarse en esta sociedad donde la información incompleta, tergiversada y por ende con unos índices de calidad precarios, es abundante; es decir cualquier tontería que las personas estén dispuestas a devorar sin por lo menos un análisis mínimo resulta ser todo un negocio redondo.
Así, el negocio del periodista parece estar reducido únicamente a la idiotización del bobo acrítico y analfabeta, que sabe leer pero no observar, y por lo tanto digiere cualquier discurso ofrecido por el corresponsal de turno y más cuando lleva consigo un tinte de «contenido políticamente correcto».
¿Qué alguien se refirió despectivamente a los musulmanes? —Pues llamémosle islamófobo.
¿Qué alguien se dirigió imprudentemente hacia los inmigrantes? —Pues llamémoslete xenófobo e ignoremos todo el resto de su discurso.
¿Qué alguien amparado en su libertad de expresión criticó las políticas de la Unión Europea? —No importa, solo llamémosle fascista, y dejemos que la muchedumbre lo arroje a la hoguera.
Sin duda alguna da rabia ver la cantidad de idiotas que hay en el mundo: por un lado, una cantidad exagerada de periodistas escribiendo mierda en sus «estudios», y por otro lado, una jauría de seres acríticos dispuestos a digerir esa mierda que con anterioridad la escribió un hombre dizque de profesión periodística ¡Ja! —Podrán tener sus títulos universitarios, pero estos (que no todos), en la práctica resultan ser nada más que divulgadores de mentiras o verdades a medias: algo así como Joseph Goebbels modernos; meros divulgadores de propaganda y no de información crítica.
Ahora, me permitiré contextualizar un poco el producto de mi irá:
Este mismo mes de marzo (2017), un eurodiputado oriundo de Polonia, estremeció al mundo con unas palabras que a oídos de todos los deficientes mentales sólo llevaban consigo un mensaje meramente machista (y claro debería ser para todos, que dicho mensaje no es nada más que una vil tontería); pero, ¿deberíamos acaso quedarnos únicamente con aquel mensaje tonto que desató la rabia del montón de hipócritas que comparten como común denominador aquella categoría de «especie humana»?
En efecto, yo creo que no; pues se supone somos una sociedad civilizada: un escarnio público ¡RACIONAL y JUSTO! serían suficientes para referirse a aquél hombre; pero no siendo suficiente, la estupidez de la gente y los medios de comunicación solo aclamaban a gritos «¡Prendan a la bruja! ¡Quemenla!» como si estuviéramos en plena edad media.
Las personas no estaban interesadas en saber por qué dijo esto, no les interesaba tampoco si lo suyo era una mera hipérbole para llamar la atención de los medios de información; mucho menos les importaba el resto de su mensaje, pues sólo querían quemarlo y verlo a arder por ofender nuestros oídos hipócritas y «libres de toda culpa»; ¿o acaso alguno de ustedes escuchó algo más que la reducción de 30 segundos que hicieron los medios de comunicación en la cual solo se permitía oír el mensaje sin duda alguna sexista y reduccionista, seguido del mensaje de la «heroína» que lo pondría en sus cabales al darle un discurso tan sincero e incluyente? .
¿Verdad que vosotros hacéis parte de esa turba que solo escupió al señalado y exigía que le prendieran fuego?
Esto realmente es muy gracioso, pues es evidente el descubrimiento sociológico tan importante que nos revela esta cuestión: solo falta sacar unas malas palabras de la totalidad del mensaje de alguien, para someterlo a las masas y paso seguido, ver cómo piden y exigen su dimisión. Y digo que es gracioso o mejor, irónico, porque así quemaban a las mujeres en la edad media los «políticamente correctos» de la época, acusándolas de brujas por usar hierbas para realizar ungüentos que curaban o aliviaban al que padecía: acto que devenía en el escarnio injustificado hasta la ejecución pública. Ayer ellas eran las quemadas, hoy ellas son las que queman; demostrando con esto que la especie humana, sin discriminación alguna, está infestada de idiotas; sean mujeres, musulmanes, judíos, católicos, eurodiputados, periodistas y lectores: todos nosotros compartimos la idiotez; y es precisamente esto, que no la razón, lo que nos denomina como Seres Humanos.
Ahora, y para evitar que solo me llaméis chillón, empezaré con las pruebas:
En el 2015, este eurodiputado polaco (que probablemente ya no querrán que sea ni eurodiputado ni polaco), se le acusó de Nazi ¿Por qué? Porque hizo el saludo nazi en pleno debate [1]. Pero, ¿Por qué lo hizo? Veamos…
Claramente, aquel saludo nazi solo era un instrumento para oponerse a una práctica que para él era estrictamente fascista ¿Por qué? Porque se oponía a la diversidad de tiquetes («tickets») para el transporte en la Unión Europea, considerando a dicho sistema como un mero aparato totalitario, que puede no exigir a un «líder» (Führer), sino a un tiquete para todos: UNO para TODOS. El escarnio público le llamó Nazi, cuando dicho eurodiputado solo exigía pluralidad, apoyándose en el saludo nazi sarcásticamente para referirse a aquellos que pretendían implementar dicha política «ÚNICA» de transporte.
Examinemos otro caso:
El mismo 2015, el eurodiputado Janusz Korwin-Mikke lanzó un discurso en contra de los inmigrantes basura, y nuevamente, los medios de información solo se dedicaron a tildarlo de xenófobo que no debe ser escuchado. [2] Pero nuevamente… ¿Qué fue lo que realmente pasó? Nuevamente, veamos…
Como se puede ver en el video, Korwin-Mikke se refería como «inmigrantes basura» a aquellas personas que pasaban de países como el suyo (también pertenecientes a la Unión Europea), exclusivamente porque en dichos países no habían políticas de bienestar tan ricas como las presentes en Austria y Alemania, por lo que se refería a estas personas como vividoras que lo único que buscaban en otra nación era ser mantenidos a través de los contribuyentes, y por eso no se quedaban en países como Polonia.
Así, cuando empleaba la expresión «basura humana», no se refería a todos los inmigrantes (acto que sería en efecto, xenófobo); se refería única y exclusivamente a aquellos que solo planeaban ser mantenidos a costa de los demás. Esto puede ser corroborado en el mismo video, ya que a través de él también dice que América (Estados Unidos de América), fue un país que creció gracias a los inmigrantes, pero no manteniéndolos, sino dejándolos prosperar y trabajar.
Así, su oposición era contra aquellos inmigrantes que querían depender del Estado y no aquellos que querían ir a otra nación a trabajar y crecer; pero nuevamente, lo único que rescataron los periodistas de pacotilla fue lo que se oponía al discurso políticamente correcto.
Ahora, podría continuar en este texto esbozando la cantidad de mentiras con las que os infestan los «medios de difamación», pero acaso no es mejor enseñar a pescar que simplemente dar pescados. Os invito cordialmente a no ser parte de ese grupo de coprofílicos humanos que se comen cualquier mierda que les arrojan; por favor, rescaten ese gran valor de la humanidad que tenemos tan olvidado: el sentido crítico. Y con ello rechacemos y denunciemos a todos esos mercaderes de la mentira, que por fines económicos o quizá porque tan solo son idiotas; se dedican a reproducir todos aquellos males que han sido tan propios de la historia humana: la estupidez y no la racionalidad.
Y por favor, no me tiren a la hoguera manada de inútiles.
[1] http://www.publico.es/internacional/diputado-polaco-saludo-nazi-pleno.html
[2] http://www.abc.es/internacional/20150910/abci-eurodiputado-polaco-basura-humana-201509100949.html