La sonada visita que los ex presidentes colombianos Álvaro Uribe Vélez y Andrés Pastrana Arango le hicieron al Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, deja en claro varios asuntos políticos y culturales: 1. Es evidente la indignidad que exhiben estos dos remanentes del Frente Nacional, al salir corriendo al gran país del Norte a desprestigiar el Acuerdo Final (II) firmado por Santos y la cúpula de las Farc. 2. Estas dos morrallas del Establecimiento buscan reducir el apoyo internacional que países de Europa le han brindado al Proceso de Paz con esa guerrilla, a los intereses de los Estados Unidos, hoy representado en el gobierno del republicano Donald Trump. 3. La acción política de los dos señalados carcamales expresa con claridad el nivel de polarización política que vive el país en torno a dos dicotomías: Paz-Guerra y Santos-Uribe.
La primera, arraigada en los viejos intereses de los señores de la guerra representados por el Senador y propietario del Centro Democrático (se trata de una micro empresa electoral) y el hijo de Misael Pastrana (líder del insepulto Partido Conservador); y la segunda, que deviene engañosa y falsa, pero que tiene el suficiente respaldo mediático y social para que el negativo líder político antioqueño continúe con su objetivo de recuperar el poder sobre la base de divulgar mentiras (posverdad), al tiempo que intenta ocultar la corrupción política que auspició durante sus ocho años (compra de su reelección, falsos positivos y chuzadas del DAS) y su combativo pasado en el que es señalado, por varias entidades internacionales, entre ellas una norteamericana, y, nacionales, como responsable de actividades de narcotráfico (Narcotraficante número 82[1]), paramilitarismo y masacres como la del Aro[2] (en su calidad de Gobernador del Departamento de Antioquia). Y 4, el evidente descuido del Gobierno de Santos, al no advertir en el polarizado panorama político nacional, el paso que acaban de dar los dos señalados ex mandatarios.
Sobre el primer asunto, huelga decir que si por algo se caracteriza la clase política y dirigente de Colombia, es por su falta de dignidad. Como Presidentes, Pastrana y Uribe fueron incapaces de asumir posturas responsables en materia de diplomacia, soberanía estatal y autonomía. Por el contrario, alejados de cualquier acción propia del multilateralismo, actuaron con total genuflexión ante varios gobiernos de los Estados Unidos, reduciendo la viabilidad económica del país y la solución política o militar al conflicto armado interno, a la mirada interesada del gran país del Norte. Primero fue Pastrana con el Plan Colombia y luego Uribe con su Plan Patriota, que significó la “naturalización” del plan militar que heredó de Pastrana Arango.
En cuanto al segundo asunto, Uribe y Pastrana intentan torpedear y reducir el apoyo y el acompañamiento internacional que ha recibido el proceso de paz con las Farc, a la compleja política exterior de los Estados Unidos, en especial hoy que nuevamente esa potencia militar insiste en mantenerse como el gran y único Policía del Mundo.
En lo que respecta al tercer asunto, estos dos incansables «viudos» del poder insisten en polarizar aún más el país, de cara a las elecciones de 2018[3]. Su estrategia no solo busca el apoyo del controvertido, inestable, megalómano y peligroso mandatario norteamericano, sino el respaldo de los cientos de miles de colombianos que viven en los Estados Unidos y que siguen engañados por el poder discursivo de este megalómano líder y por las verdades a medias que el noticiero RCN[4] viene divulgando en torno al Acuerdo Final con el que se puso fin a un degradado conflicto armado interno, al tiempo que sigue ocultando el pasado oscuro y tenebroso del ex presidente antioqueño.
Y por último, los errores cometidos por el Gobierno de Santos en las estrategias de divulgación y pedagogía de la paz, el triunfo del NO en el plebiscito del 2 de octubre de 2016, así como el débil respaldo del conjunto de la sociedad civil al proceso de implementación de lo acordado en La Habana, explican, sustentan y dieron alas a Uribe y Pastrana para emprender a su modo, la “avanzada diplomática” en nombre de los sectores de poder económico, político, social, mediático y militar que se oponen a la pacificación de país y a la construcción de escenarios de posconflicto.
Estos dos líderes de la posverdad, cuentan con el respaldo de millones de desinformados e ignorantes y el apoyo de interesados actores de una sociedad civil interesados en continuar beneficiándose de la guerra, de la pobreza y de la corrupción política.
[1] Véase: http://www.elespectador.com/opinion/opinion/el-asociado-no-82-columna-624024
[3] Véase: http://laotratribuna1.blogspot.com.co/2017/02/elecciones-de-2018-segundo-plebiscito.html
[4] Véase: http://viva.org.co/cajavirtual/svc0523/articulo08.html
Este país se ha gobernado por estos falsos profetas que no están pensando más allá de sus intereses personales. Si no es así, por qué los hijos del Sr. Uribe pasaron de ser unos universitarios normales, a ser unos «mega-empresarios» en los 8 años de poder que tuvi el padre?. Por´qué están en los Panama Papers?. Por qué tienen cuentas en paraísos fiscales?. Por qué se reunió Jerónimo con representantes de Odebretch en Panamá para «eventos sociales», cuando su padre estaba en la presidencia y los contratos de la RUTA DEL SOL se estaban cocinando??.. FALSOS PROFETAS…