Los escenarios del NO

Opina - Conflicto

2016-09-03

Los escenarios del NO

Visualicemos que gana el NO ¿Cuáles son los escenarios? 

Evidentemente no todos los que votan por el NO son uribistas, pero sí seguramente la mayoría de los uribistas van a votar por el NO. Lo cierto es que si gana el NO los que van a reclamar la victoria van a ser los uribistas, más que cualquier otro grupo significativo que vote por el NO. La conclusión es que si gana el NO es una victoria del uribismo y como tal la va a reclamar, así no todos los votos sean necesariamente uribistas. 

Con un resultado en que gane el NO, el gobierno tiene 3 opciones: 

  • Tratar de validar el acuerdo a través de otros mecanismos.
  • Tratar de renegociar algunos puntos del acuerdo como aspirarían los uribistas. 
  • Asumir la derrota como fracaso a la mayor iniciativa del gobierno lo que pudiera conllevar a la renuncia del Presidente.

El gobierno dice no tener un plan B y es improbable que del lado de las FARC quieran renegociar el acuerdo en base a unas exigencias del uribismo que aún desconocemos. El uribismo podría exigirle al gobierno y a las FARC unas condiciones imposibles de cumplir en busca de un «mejor acuerdo» por lo que se rompería definitivamente la negociación. Si el uribismo hubiera tenido la intención realmente de incorporarse y aportar a la negociación lo hubiera hecho desde el día 1, por lo que es fácil inferir que en el fondo lo que le interesa es que no firme este acuerdo y generar ruido respecto a esto. Las propias contradicciones del Centro Democrático son la prueba de ésto pues si como grupo político estuvieran realmente preocupados por la elegibilidad e impunidad de guerrilleros no tendrían de senador a uno de los fundadores del M-19. De la bulla que todo este debate genera es que depende la vigencia en el tiempo como grupo político. 

Lo paradójico de una hipotética victoria para el uribismo, es que es muy difícil de administrar, porque ni gobierna, ni tiene mayorías en el congreso, por lo que le quedaría difícil incidir en esta negociación si no es precisamente a través del gobierno o del congreso. Si no se ponen de acuerdo quedamos en un limbo por quién sabe cuánto tiempo.

La opción más radical como la plantea Héctor Riveros en su columna del 30 de julio de 2016 en la Silla Vacía,  es la de llegar a una constituyente en la que estarán todas las fuerzas políticas del país incluyendo al uribismo y a las FARC. Ambos grupos han coincidido en la conveniencia para el país de una constituyente. 

El uribismo como ganador del plebiscito podría imponer ideas como la re-eligibildad de expresidentes, eliminar beneficios sobre restitución de tierras y buscar sacar de líos judiciales a partidarios condenados o investigados. Podría pedir lo que quisiera, al fin y al cabo sería el ganador político del plebiscito. Es innegable que por el carácter populista y personalista del uribismo, el único candidato viable para sus seguidores será su presidente Álvaro Uribe. No nos llevemos a engaño.

Por su parte las FARC buscarían mejorar el acuerdo firmado tal vez con más representatividad y más impunidad. De todo eso es imposible saber qué pasaría y cuando terminaría, pero éstas fuerzas políticas sacar el máximo provecho. Tal vez se juntaría esta constituyente con las elecciones de 2018. Como dice Héctor Riveros «Con el No ganan las FARC».

Lo que es cierto es que entraríamos en un caos institucional que como país no quitaría mucha credibilidad internacional, que en un su momento vio con buenos ojos el proceso pero que nosotros mismos lo empantanamos. La lectura internacional sería que somos un país que lleva 52 años guerra y que queremos seguir así.  Irremediablemente nuestro atractivo para inversión bajaría así como nuestra calificación internacional.  Invertir en Colombia sería como invertir en la Siria o Afganistán. El mensaje que queda es que es un país que se niega seguir la senda del progreso, la inclusión y la paz, para poder seguir matando. Procesos similares se dieron como en Irlanda con el IRA y el país salió adelante. Todos tuvieron que ceder y mucho dependió de la implementación.  

Hasta aquí estaríamos contando con la buena voluntad de que las FARC definitivamente quisieran dejar las armas. Si esto no pasa ya tenemos 52 años de historia de muertes de policías soldados y civiles, secuestros, reclutamiento de menores que ya conocemos. Volveríamos a lo mismo. Esto puede depender de qué pase en el post-madurismo si lo que sigue es el chavismo de Diosdado. Volvería a ser la situación ideal para las FARC que podrían seguir operando desde allá y sin que haya posibilidad que las derroten, excepto que algún nuevo Libertador criollo, pero colombiano, decida invadir a Venezuela para sacarlas y tener que verle los dientes a los intereses militares y económicos de Irán, Rusia y China. Esa hubiera sido la única forma derrotarlas militarmente. Ahí sí, muchos no volvemos a ver un día de paz en este país.

Lo peor de ésto, es que encima las FARC van a tener el argumento de que lo que validaron los colombianos fue la voluntad de que el país siga la guerra. 

Imagen cortesía de: publications.atlanticcouncil.org

Imagen cortesía de: publications.atlanticcouncil.org

Indudablemente la hipotética victoria del referendo por el uribismo desgastará al Centro Democrático porque tanto todos los partidos, la opinión pública en Colombia y sobretodo la comunidad internacional los van a culpar del desastre de desinstitucionalización y caos a lo que llegaría el país. Así le está pasando a los conservadores con el Brexit que se llevaron toda el agua sucia de las críticas del mundo, de Europa y de los ingleses motivo por el cual el ex-Primer Ministro Cameron presentó su dimisión. Una victoria amarga. Aquí la diferencia es que el uribismo ni es el partido de gobierno, ni tiene mayoría en el congreso. Para 2018 el Centro Democrático podría ser un partido que difícilmente llegara al umbral. Esto en medio de un país que estaría desbaratado, pero eso si, sin castrochavismo.

Igual al uribismo tal vez no le importa, su objetivo en el horizonte puede ser la constituyente.

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Eduardo Gaitán Villegas
Licenciado en Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid, con especialización en Marketing Político. Experto en Marketing de Consumo Masivo, Marketing de Lujo y Marketing Digital de Hotelería y Turismo.