Autora: Jenny Paola Osorio Echeverri
Los medios de comunicación y redes sociales dentro del país permiten y presentan debates actualizados, aunque carentes de trascendencia, pues expresan elementos sin ofrecer salidas transformadoras. En este punto de estancamiento nos encontramos todos/as, porque hacemos juicios redundantes y deteriorados, que no comprendo, cómo no nos aburrimos de hablar lo mismo en diferentes situaciones.
Creemos que sabemos tanto por toda la información que consumimos, que no necesitamos cuestionar y reflexionar más. Por citar un ejemplo, una noticia que estuvo en boca de periodistas y ciudadanos, fue la de Hollman Morris, candidato de la Colombia Humana para la Alcaldía de Bogotá.
Los medios alternativos y convencionales no demoraron en aparecer con críticas porque el candidato tiene antecedentes de maltrato a su exesposa y otras mujeres. Y que, además, a Petro, ¿cómo se le ocurría escogerlo de candidato?, aún más cuando mujeres del mismo partido le solicitaron que no eligiera a Morris. Algunas personas afirmaron: “eso es darle la espalda a Ángela María Robledo (su fórmula presidencial del 2018)”, pero más aún a las mujeres de Colombia.
El desacuerdo en la Colombia Humana generó revuelo, críticas dentro de un partido distinto y alternativo. Puso la mirada de los medios y de sus partidarios, en un movimiento que se manifiesta ante causas como la desigualdad social.
Claramente, llamaron la atención las contradicciones que este partido maneja en su discurso. Aunque esto realmente es bastante normal en Colombia:
Es común que a los partidos y candidatos de izquierda se les visibilicen sus defectos, fallas y presuntos delitos. Aunque, es más frecuente que los medios y la justicia se hagan “los de la vista gorda” con los candidatos de los partidos tradicionales.
Sin ser novedad esto que afirmo, sí es importante mencionarlo porque evidencia cómo en Colombia se ha normalizado que cualquier político, sin importar si sus títulos son falsos, si tiene juicios pendientes, pueda ser candidato y hasta gobernante.
Se ha normalizado que el corrupto siga participando, nos siga robando, que los congresistas ganen salarios exorbitantes y altamente desiguales en comparación al de un colombiano/a promedio. Es tanto el adormecimiento que no nos indignamos con que los autores intelectuales del paramilitarismo continúen dirigiendo desde distintos escenarios.
El caso de Morris lo visibilizan los medios porque es de izquierda. Pero es algo que tenemos que mirar detenidamente, porque eso que nos dicen las noticias es material fundamental para comprender que las reflexiones no las estamos haciendo con base a lo trascendente, sino, a lo superfluo.
Si Morris no es el candidato de Colombia Humana, llega otro que también tiene algún antecedente pendiente ¿y? todo sigue igual, poco o nada pasa. El material que nos dan los medios es valioso en la medida en que hagamos algo con ello, en este caso, es evidente que Colombia necesita urgentemente cambios en el aparato judicial, en el que no se permita a Morris ser candidato de la Alcaldía de Bogotá, hasta que solucione las declaraciones dadas por su exesposa y otras mujeres, hasta no corroborar que Morris realizo actos o no de abuso hacia el género femenino, no debería permitírsele ser candidato y menos alcalde.
Claro está que esto no solo debería aplicar para políticos de izquierda, sino también a los de derecha, de centro, en fin, al movimiento que sea que pertenezca. ¿Se imaginan la depuración? Funcionarios políticos procesados en Colombia existen por montones, del partido Conservador, del Liberal y ni decir del Centro Democrático. Tal vez así, nos aproximemos a encontrar políticos idóneos para gobernar a una Colombia con retraso y postergo de cambio.
Cuando mencioné que en el país opinamos todo/as y nos estamos estancando en reflexiones monótonas, me refería a que no nos quedemos juzgando bajo un criterio vacío: “qué embarrada Petro cómo hace eso”; “que no se le puede juzgar a Morris sin saber”; “que la exesposa de Morris ¿qué más quiere?, ¿no es suficiente 12 millones de pesos?” “Que Ángela María Robledo es una feminista radical y por eso…”.
Es cierto que estamos en una época en que todos tenemos libertad de expresión, pero es importante y realmente útil para la sociedad que pensemos y hablemos críticamente con compromiso con el país, con trascendencia en lo que ocurre diariamente, viendo trasfondos que contribuyan a cambios significativos, no a discusiones sin fin, en donde nunca se sabe quién pierde o gana. Así nos hemos pasado por años y solo nos ha dejado derrotados a nosotros mismos.
Lo fundamental con el caso de Morris, Petro y de muchos políticos con procesos empolvados, no es ver quién los apoya, más o menos.
Tenemos que exigir un aparato judicial serio y autónomo que nos esclarezca a los colombianos los juicios pendientes de los políticos, que garantice que hasta no aclarar pendientes con la ley no pueden ser ni siquiera candidatos.
Necesitamos una regulación pertinente que no permita más víctimas y exponga a las existentes a una reparación, por irresponsabilidad de dirigentes con falta de sentido ético, social y humano.
Foto cortesía de: El Espectador