Licor y prostitutas: irregularidades en la política de Juan Guaidó (y Duque)

¿Por qué Iván Duque se empecina en brindarle apoyo incondicional a Guaidó y rechazar cualquier atisbo de diálogo en el país vecino? Aún conociendo las circunstancias políticas en descomposición que manifiestan corrupción en el entorno cercano del presidente ‘interino’.

Opina - Política

2019-12-04

Licor y prostitutas: irregularidades en la política de Juan Guaidó (y Duque)

Autor: Hernán Muriel Pérez

 

Es difícil ponerse a pensar en torno a la reputación de Juan Guaidó. Tanto en su país de origen como en Colombia han creado una nube de esperanza sobre él: la gente quiere que tumbe a Maduro y oficialice, por fin, su presidencia ‘interina’. En la opinión pública se ha catalogado varias veces, desde que se llevó a cabo el concierto Venezuela Aid Live en Cúcuta, como el salvador de esa nación.

Pero, es necesario ver más despacio el tema. ¿Quién supervisa el uso que se le da a los recursos donados a la oposición venezolana?

Iván Duque ha jugado un rol de apoyador indispensable de Juan Guaidó, y desde que llegó al Gobierno, intentó de diferentes maneras atacar a Maduro en el discurso, ocasionando incluso la creación de un rumor de guerra intervencionista en ese vecino país. Pero, ¿él conoce cómo se mueven esos recursos dentro de las dinámicas políticas de Guaidó?

Lo que sucede es que las inmensas problemáticas venezolanas, lideradas por el problema económico y la escasez de un mercado en declive, continúan sin cambiar mucho, y lo que han cambiado, a decir verdad, no ha sido gracias a Guaidó, él ya ha incurrido en varios errores a lo largo de su carrera pseudopresidencial. Sin embargo, lo peor del asunto es que Colombia está relacionada a esos errores desde diferentes ángulos, tanto por su territorio como por la intervención de su presidente.

 

Corrupción cercana a Guaidó, la ayuda colombiana no se detiene

Juan Guaidó envió una carta a quien era su embajador de Colombia: le dijo que no lo iba a ser más. Humberto Calderón Berti, inicialmente, aceptó su destitución y sus reacciones mediáticas fueron corrientes, aunque dijo que hacía meses la relación entre ellos había finalizado.

Una semana después vendría lo inusual: Calderón comentó en una rueda de prensa en Bogotá que las personas que manejaron los fondos de las ayudas humanitarias en la frontera colombo-venezolana incurrieron en irregularidades.

Se habla de prostitutas, licor, doble facturación y un “mal manejo de las cosas” que se añaden a los indicios negativos sobre esta iniciativa humanitaria. Aquí hay un problema delicado porque se ofende a quienes hicieron parte del amplio equipo de voluntarios y donantes.

Hay que preguntar, ¿alguien tiene registro detallado de cómo son utilizadas las donaciones dadas al equipo político de Juan Guaidó? Esos que participaron y aportaron podrían pensar fácilmente: ¿para eso invertí mi dinero con el fin de ayudar a Venezuela, para que lo gastaran en fiestas y no en ayuda humanitaria?

La Cruz Roja, desde el principio, se negó a participar de la entrega de esa ayuda humanitaria en específico, porque criticaron que estaba politizada y que sus objetivos iban más allá de conseguir un movimiento humanitario para favorecer a los venezolanos.

Aun así, Iván Duque continuó brindando su apoyo a la iniciativa y dando explícitas muestras de empujones políticos a Guaidó, despreocupando incluso sectores de debate en Colombia.

Los camiones que estaban transportando esa ayuda por las fronteras entre Colombia y Venezuela fueron incendiados cuando estaban detenidos a causa de los enfrentamientos entre policías venezolanos y manifestantes.

Quienes protestaban denunciaron que la Policía venezolana fue la que incendió las donaciones, pero luego, el mismísimo New York Times diría que no, que era necesario mirar con detenimiento cada video para notar que los manifestantes estaban lanzando bombas molotov y que, lo más probable, era que una de ellas había prendido fuego al camión.

La ayuda humanitaria promocionada por Guaidó y Duque tuvo impropiedad en varias ocasiones: la Cruz Roja negó su ayuda a causa de lo politizada que estaba, su finalidad era acrecentar la popularidad de un político; los manifestantes que apoyaban el tema fueron quienes, probablemente, incendiaron el camión con molotov; y hay dinero de los fondos de esta estrategia mal usado y desviado, lo que puede traducirse como corrupción.

A pesar de todo, Duque fue el principal protagonista, uno de los que lideró la incentivación de una alianza por Venezuela en la región. Piñera y Duque, a pesar de ese protagonismo que tenían en el concierto, hoy tienen a sus países volcados en su contra, protestando inconformismo, incumplimiento y desgobierno.

No obstante, hoy en día, Guaidó olvidó su autonombramiento y no cumple función alguna de presidente de la nación. A él se le acusa de entrar a Colombia ilegalmente con ayuda de paramilitares, usó un avión de la Fuerza Aérea colombiana para transportarse por toda sudamérica, y los medios de comunicación tradicionales hacen cubrimientos especiales sobre el tema, resaltando el caso, por ejemplo, de NTN24. 

Luego de tantas circunstancias políticas en descomposición, que manifiestan corrupción en el entorno cercano de Guaidó y que lo alejan del poder en Venezuela cada vez más, ¿por qué Iván Duque se empecina en brindarle apoyo incondicional y rechazar cualquier atisbo de diálogo en el país vecino?

Esta es la conjunción de dos líderes políticos fracasados, hasta el momento, en implementar las estrategias que tenían propuestas. Cada uno, desde la individualidad, expresa desgobierno, incapacidad en torno a la solución de conflictos. Pero unidos, corriendo hacia un mismo horizonte, tampoco han logrado reivindicar paradigmas políticos. ¿Son esos los presidentes que necesitan los países de Sudamérica?

 

 

Foto cortesía de: El Espectador

 

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Hernán Muriel Pérez
Comunicador Social, Periodista Digital, Fundador de Cofradía para el Cambio