La intempestiva renuncia del fiscal general de la nación, Néstor Humberto Martínez, tomó por sorpresa a la gran mayoría de los colombianos este miércoles cuando en la emisión de los noticieros del medio día, con tono de candidato en campaña electoral, presentó de forma irrevocable la dimisión al cargo al que llegó, después de enfrentar a muchos detractores, en agosto de 2016.
Pero, muy a pesar de los que hoy celebran esta noticia, es necesario que no se la tomen tan a la ligera, pues resulta que detrás de esta decisión se esconden una serie de situaciones que, a la postre, terminarán haciéndole más daño a la institucionalidad y a la justicia misma y, de paso, fortaleciendo al Gobierno de Iván Duque, quien será uno de los principales beneficiados.
La consecuencia inmediata es que con la renuncia del fiscal Martínez Neira, esa entidad queda acéfala y navegando en el mar del desprestigio, pues en su lugar debería asumir, en calidad de encargada, la vicefiscal María Paulina Riveros, pero esta ha expresado que también deja su cargo.
Como todos saben, la señora Riveros es de la entraña de Martínez y no lo dejaría solo en esta polvareda. Mientras tanto, habrá un sinfín de investigaciones que quedarán en un limbo procesal y otras serán retrasadas de acuerdo a los intereses del Gobierno de Iván Duque y su partido, el Centro Democrático, mientras se reorganiza la dirección de la Fiscalía.
Casos como los avances en investigaciones de los principales responsables de la corrupción de Odebrecht, en los que no ha pasado nada aún con fiscal ad hoc, a diferencia de países como Brasil o Perú; o investigaciones como las nuevas chuzadas a la Corte Constitucional, donde el fiscal dio varias versiones para finalmente decir que no había interceptaciones.
O qué decir de procesos como el del exalcalde de Magangué, Marcelo Torres, quien rompió con la hegemonía de Enilse López “La Gata” y le ganó el pulso electoral con el Partido Verde para terminar detenido sin que se le adelante un juicio con garantías procesales que le permitan demostrar, que su caso, es solo uno de los tantos tomados por la Fiscalía para “escarmentar” a los contradictores políticos que gobernaban a sus anchas controlando negocios legales e ilegales en municipios apartados como ese.
Y es que no es fácil creer las motivaciones de la renuncia de Néstor Humberto Martínez aduciendo su descontento con la JEP por la decisión de este órgano de rechazar la extradición de Jesús Santrich.
No se le puede creer al fiscal porque hay hechos que lo señalan directamente en casos delicados como lo son los impedimentos, por él presentados, en los asuntos de Odebrecht.
Por estos asuntos, precisamente, se dijo que la Corte Suprema de Justicia, al parecer, le pediría su renuncia luego de encontrar pruebas en las que el fiscal no habría dicho toda la verdad y que, adicionalmente, estaría lista la orden para quitarle todos los asuntos relacionados con Odebrecht en los próximos días, como lo viene señalando en sus investigaciones la periodista María Jimena Duzán.
Detrás de este despliegue televisivo a la renuncia del fiscal está toda una cortina de humo, con la cual buscan tapar los llamados que se presentarían, en las últimas horas, por parte de la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes en lo relacionado con el confeso fiscal corrupto: Gustavo Moreno.
Gustavo Moreno fue traído por Eduardo Montealegre a esta entidad como su asesor pero, quien nombra al fiscal Moreno es Néstor Humberto Martínez. Y él, extrañamente, es el único al que no le han compulsado copias como llamado a esta investigación, lo cual ocurriría justo cuando el fiscal presenta la renuncia.
Me recuerda a esos trucos de escapismos cinematográficos, solo que acá la cortina de humo la crean los medios serviles al poder, los corruptos son unos magos para escaparse y los colombianos somos espectadores obnubilados como la justicia de nuestro país.
En este río revuelto, quien se lanza a pescar es el presidente Iván Duque junto a su partido el Centro Democrático, pues ahora pueden acomodar en la Fiscalía una ficha más afín aún, a sus intereses políticos. Ellos presentarán una terna amiga, es decir, se nos viene un fiscal uribista.
Vendrá un fiscal que se va a ir de frente contra la JEP, que contribuirá a hacer trizas los acuerdos de paz con las FARC y que le dará trámite a las investigaciones, solo después de recibir la bendición del Gobierno, no en cabeza del presidente Duque, sino del expresidente Álvaro Uribe. ¡Quedamos en el peor de los mundos!
Mientras esto ocurre, se desatará un período (ojalá corto) en el cual seguirán cayendo asesinados líderes sociales en todos los rincones del país, seguirán muriendo desmovilizados de la guerrilla ante la impunidad reinante, la Fiscalía será usada como un órgano de constreñimiento para la oposición política donde se perseguirá a las personas por sus posiciones ideológicas.
¡Claro que hay que celebrar porque se fue el fiscal Martínez! Pero la celebración tiene que ser muy corta, porque mañana automáticamente queda convertido en candidato presidencial, que es lo que siempre ha buscado, y sí, millones de colombianos saldrán a votar por él en la próxima contienda electoral, porque así somos, un país que no aprende de sus errores.
Foto cortesía de: El Espectador
gracias a Dios salio el Dr Martinez Neira de la fiscalia general de la Nacion. su presencia alli, le era nociva para la institucion. ahora lo grave es quien recibe ésa papa caliente. claro el Uribismo sabe a quien nombrar.