Las tesis de las Farc II: El nuevo partido y la apertura democrática

Opina - Conflicto

2017-07-30

Las tesis de las Farc II: El nuevo partido y la apertura democrática

Como actor político y revolucionario que han sido, siempre han sostenido que el alzamiento armado obedeció a una motivación fundamentalmente política y no a una razón estrictamente militar, las Farc parecen tener claro en qué terreno fangoso y movedizo se van a mover una vez aterricen completamente a la realidad política del país, tal y como lo exponen en las tesis desde un realismo sorprendente sobre el contexto y momento actual, sin abandonar su meta estratégica. Así no planteen un contexto que hable de su origen e historia, y haya poco desarrollo teórico en las tesis.

Para ayudar a superar el escepticismo, pesimismo y odio que tiene dividida la sociedad, tendrán seguro que andar un difícil y empinado camino, no exento de peligros y amenazas. Esa es también tarea suya y no la podrán evadir, por el contrario, la tendrán que asumir y cumplir a cabalidad y sin dobleces. Porque lo que hay en el ambiente, artificialmente construido también hay que decirlo, es una sociedad más predispuesta a pasar el incumplimiento del gobierno y el Estado, que el de ellas mismas. De eso parecen conscientes, y tal vez por eso se las ve trabajar con la paciencia del topo, esa que desarrollaron durante la larga resistencia.

Y han tenido que soportar el incumplimiento a los acuerdos, por falta de voluntad política del gobierno, la insuficiente capacidad institucional del Estado, incluida la desidia y obstaculización intencionada de funcionarios públicos, congresistas, fiscales y jueces; en las cárceles bajo condiciones inhumanas de hacinamiento, muertes por falta de atención médica adecuada y pronta, vejaciones, humillaciones y ataques de todo tipo, con sus prisioneras y prisioneros políticos. Quienes a pesar de haberse firmado los acuerdos hace casi 8 meses y decretado la ley de amnistía general que los cobija, y otorgado los indultos, más de 2000 de ellos y ellas continúan bajo esas humillantes condiciones.

No obstante, son los líderes y lideresas sociales asesinados en el transcurso de los diálogos, los que están pagando con sus vidas el odio de los enemigos de la paz.

Los que ha generado una profunda preocupación y angustiosos llamados desde organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, ONGs, y diferentes movimientos y organizaciones campesinas y comunitarias que han sido las principales víctimas con las amenazas, desplazamientos y asesinatos de sus voceros y líderes sociales.

El informe de las Naciones Unidas sobre asesinatos (59 hasta diciembre del 2016) y ataques a los defensores de Derechos Humanos, es una prueba de esta grave amenaza contra los líderes y lideresas sociales, pero también contra el Acuerdo Final.

Si bien es cierto las tesis están escritas a varias manos, demostrando la pluralidad y diversidad de visiones que existen dentro de las Farc, como si sintieran y conocieran el complejo palpitar humano, rico, variado y contradictorio que es la sociedad colombiana; lo cual no debería verse como una mala señal, sino incluso como un buen comienzo para abrir la discusión más allá de sus propias fuerzas y la izquierda histórica en general.

Que dialoguen, intercambien e interactúen con aquellos y aquellas interesados no solo en el debate en sí, sino, y tal vez más importante, en las conclusiones a que llegue el Congreso. Porque de ese crisol saldrá una propuesta que Colombia debe conocer.

De ahí el gran potencial que tendría esta “nueva” fuerza política dentro de la disputa por el poder en el país. En donde los partidos políticos tradicionales y hasta los que se dicen alternativos han intercambiado sus postulados filosóficos y principios por los negocios que han hecho con los recursos nacionales a su conveniencia.

En el horizonte de dinamismo y cambio de la sociedad colombiana, a la vieja generación que le ha tocado vivir y ser testigo directa del trauma de la guerra los últimos 50 años, le compete esta transición, pues la guerra también es la ausencia de entendimiento entre humanos.

A la nueva generación que será la que le toque asumir el reto histórico de llevar sobre sus hombros, de concebir en sus cabezas y desear en sus corazones el paso de la larga noche de horror, al día de la reconciliación y democratización de la sociedad que le devuelva nuevamente la esperanza y el derecho a la inmensa mayoría a vivir en paz, en el sentido de que lo puedan hacer dignamente. También le compete esta transición.

¿Qué meta diferente desearía la joven generación, qué final diferente desearía la vieja? Estas tesis se pueden ver así también, como un signo de lo nuevo.

 

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Oto Higuita
Licenciado en Historia Económica y de las Ideas. Universidad de Estocolmo. Idiomas inglés y sueco. Ensayista. Columnista.