Las resistencias artísticas y Adriana Lucía

Columnista: Marcos Fidel Vega Seña

El collar de perlas… gramaticales

Insuflados por la marea mediática de los “periodistas” de la farándula criolla, los bufones del arte, que se deben al cariño —como ellos mismos lo llaman— del pueblo, se han sublevado contra esos mismos seres anónimos que lloran y consumen licor en medio de sus desdichas amorosas y sociales.

«¡El arte no es resistencia! ¡El arte es arte y punto! ¡No metan a los verdaderos artistas en esa mierda que pretenden llamar arte con gente encapuchada!», ha trinado (porque no creo que cante), la nueva filósofa del arte.

Exuda, en su delirio de diva trasnochada, la grosería propia de una seudocantante, escasa de poesía, que se cree influyente en el desarrollo de un género denominado “popular”, venido a menos por una serie de “estrellas” que han hecho de su mercado el nicho de su alegría, mientras expresan historias de traiciones y desgraciados desencuentros que nunca han sucedido, en el que la maltrecha figura de la mujer, como eje de la tragedia, se entroniza para exacerbar al machismo.

“Quiero ser tu mero mero dueño
pa’ tener derecho a tus derechos

Que sube y que baja, que vuelve a subir
A dónde irán los muertos, quien sabe a dónde irán” (sic)

Lo anterior es lo que dice una de sus “célebres” estrofas. Para quienes son expertos en gramática, versificación y contenido, lo traduzco tal y como aparece. Vaya uno a saber si ese “quien” es pregunta o afirmación. Vaya a uno a saber qué relación existe entre los tres primeros versos y el cuarto.

A propósito, ¿esta canción qué cambió en el ámbito musical? ¿Cuál es el aporte que esta señora le ha hecho al arte? ¿Existe un antes y un después de Marbelle en la música de Colombia y del mundo?  ¿Ha creado un género musical propio? ¿Qué temas tiene la señora que han sido recordados por las antiguas y nuevas generaciones? Dejo eso a la reflexión.

Y otra pregunta: ¿A dónde irán los muertos a los que usted se niega a ver? Es una de la razones de los conciertos de resistencia en los que Usted se niega a participar.

El poeta de los brincos

“Me he chupado [aguantado] todo; narcotráfico, guerrilla, ‘para’, corrupción… me he chupado todo. Todo lo tengo aquí en mi mente. A la nueva generación le ha faltado un poco más de formación natural porque hoy en día a las nuevas generaciones las forman las redes sociales Y es muy difícil hacerle creer a la juventud lo que en algún momento nosotros vivimos. Yo con mucho orgullo apoyo a las Fuerzas Armadas de Colombia, tanto a la Policía Nacional como al Ejército”.

Así lo manifestó el artista vallenato, ha gorgotea el bufón de esos brincos y locuras que esas mismas generaciones a las que él regaña, han denominado “vallenato”.

Diría que, si no fuera por las redes sociales, Silvestre no fuera Silvestre. Sí. A esas nuevas generaciones les ha faltado formación pero no política, sino para que se le informe cómo se ha utilizado el término “vallenato”. Ha sido para enriquecer a un artista que lo ha utilizado para granjearse algunas amistades poco santas, acumular fortuna y protagonizar escándalos.

A estas nuevas generaciones se le debe contar que hay una horda de aparecidos que se han apropiado de la tradición de Francisco el Hombre para cantar amores insulsos y poetizar romances ridículos con la mera intención de vender.

Sí señor Silvestre. Si esas generaciones entendieran cómo Gabriel García Márquez convirtió el verdadero vallenato en referencia mundial, loor de sus sencillos y populares exponentes, esas generaciones no lo escucharían con tanto fervor, ni lo hubieran entronizado como un ídolo de la noche a la mañana.

Por ejemplo:

Yo no soy bandida (no, no)
Yo soy una dama (sí)
Hicimos justicia porque en el amor
El que la hace la paga (ay)…

Dice uno de los esperpentos modernos que las nuevas generaciones bailan y descargan una y otra vez y donde participa nuestro gran “cantante”. ¿Qué dice en esencia el primer verso? El que la hace la paga ¿Quién había dicho eso? Esas generaciones a las que le falta formación, dice Silvestre, son las que más consumen este tipo de “arte”.

La resistencia por dentro y por fuera

No señores. A quien le falta formación es a Silvestre, y a quien le falta conciencia social es a Marbelle. Los dos no son producto del arte. Son producto del capitalismo salvaje y su esencia económica, que es el consumismo.

 Eso fue lo que Kant llamó arte mercenario, que más que arte es una ocupación, que solo es atractiva por su efecto, verbigracia, la ganancia. Como mercenarios de una ocupación, dedíquense a amasar fortunas con la pobreza de sus canciones y dejen que otro viva. Ahora bien:

“El arte tiene su origen en el principio en virtud del cual el hombre es un ser que piensa, que tiene conciencia de sí; es decir, que no solamente existe, sino que existe para sí. Ser en sí y para sí, es reflexionar sobre sí mismo, tomarse por objeto de su propio pensamiento y por ello desenvolverse como actividad reflexiva; he aquí lo que constituye y distingue al hombre, lo que le hace espíritu”, dice Hegel.

¿Entenderán eso?

Porque si no lo entienden, nunca comprenderán la novelística del llamado Boom Literario. En esa literatura radica la resistencia de escritores como José Donoso, Alejo Carpentier, Julio Cortázar, Ernesto Sábato, Jorge Amado, Miguel Ángel Asturias, Ernesto Cardenal, Augusto Monterroso, Augusto Roa Bastos y obviamente nuestro nobel García Márquez, entre muchos.

Se borraría entonces la poesía de Roque Dalton, Pablo Neruda, Pablo de Rokha, Mario Benedetti, Nicanor Parra…

¿Los dos alguna vez en su vida han escuchado a Pablo Milanés, a Silvio Rodríguez, a Violeta Parra, a Mercedes Sosa, a Atahualpa Yupanqui e Inti- Ilimani? ¿Se han tomado la molestia de saber de Ceferina Banquez, Enriqueta Valdés, Eustiquia Amaranto Santana, Etelvina Maldonado? Mujeres que con el bullerengue han resistido la burla de occidente y la discriminación por negras y por mujeres.

¿Qué sabemos de cómo resiste el arte indígena para no morir de inanición?

El ejemplo de Horacio Guarany debiera de servir a todos los artistas de Colombia: se calla el cantor. Y no menos la memoria de Víctor Jara.

Tampoco se entenderá la resistencia de Débora Arango, una artista que se abrió paso y pudo vencer el olvido a pesar de que esta caterva de hipócritas le puso todos los obstáculos.

Así también no entenderíamos la obra de Pedro Nel Gómez Agudelo y su búsqueda incesante de la verdad histórica de nuestra realidad; tampoco la de David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, José Clemente Orozco o Frida Kahlo.

¿O cómo olvidar el aporte del Teatro La Candelaria, del Matacandelas y de dramaturgos como Bertolt Brecht, Henry Díaz Vargas, Juan Guillermo Rúa o Gilberto Martínez?

¡Ah!, pero ¡qué van a entender!, si el subpresidente se reúne con J Balvín “para definir el futuro de la cultura del país”. Háganme el favor

Sin embargo, para Marbelle, Silvestre y para los demás artistas, dejo más de un nombre. Espero que se culturicen un poco.  

El rescate como resistencia

Ahora bien, hay unos artistas que se dedican a crear fundaciones “sin ánimo de lucro”, para acallar la conciencia de sus fabulosas fortunas y así creen que con repartir las limosnas y mendrugos resuelven el problema social del país. Allá ellos. Otros como Adriana Lucía deciden poner todo ese potencial a una causa más justa. ¿Intereses de por medio? No lo sé.

Lo cierto es que, si se toman la molestia de ver con detenimiento su película “Porro hecho en Colombia”, es un homenaje a los artistas reconocidos y anónimos de la Costa Caribe, aquellos que se resisten al olvido a cambio de nada, pero alegran el alma de los colombianos con sus tonadas sandungueras.

Rescatar esa memoria mediante esa cinta ya le da un sitial de honor a Adriana Lucía en el arte en Colombia. Ahí está de testimonio la elegía del porro palitiao y tapao, en su querella de omisión y negligencia estatal; allí está la gaita, madre de todos los géneros musicales como instrumento primigenio, para que no se nos borre de la memoria que somos negros, indios y mestizos, en ese origen, definido por José de Vanconcelos como la Raza Cósmica. Allí están los exponentes de la música que ha puesto a bailar al mundo entero. A ella se debe ese documento que recoge nuestra tradición.

Si a ese acto de lucha, para que no se nos olvide quiénes somos, sumamos ahora esta bandera que ha tomado, podremos entender que Adriana Lucía está haciendo historia.

Adriana Lucía ha sido atacada, amenazada, humillada, pero ese el destino de quienes levantan su voz para clamar justicia en Colombia. Se ha jugado su prestigio, su carrera, su seguridad y su vida, pues después de esto no será lo mismo para ella.

Debemos rodear a Adriana Lucía. El movimiento popular y los organizadores de estas marchas y movimientos la deben convertir en una auténtica aliada y consultora; la deben proteger del canibalismo mafioso que amenaza con destruirla tanto moral como físicamente.

Por ello es loable que sea declarada Artista de la Resistencia y que en las sucesivas actividades de marchas y paros sea invitada como referente de 2019 y sea homenajeada en cada ciudad donde se proteste por las injusticias y las inequidades. Que no se sienta sola; que se sienta acompañada, porque como dice Horacio Guarany:

Si se calla el cantor muere la rosa
De qué sirve la rosa sin el canto
Debe el canto ser luz sobre los campos
Iluminando siempre a los de abajo…

Que no calle el cantor porque el silencio
cobarde apaña la maldad que oprime…