Los resultados de las pruebas PISA, evaluación realizada a estudiantes de 15 años y en la cual participaron 72 países, fueron elogiadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en estos términos: “El verdadero éxito de Colombia ha sido su capacidad para aumentar el número de alumnos matriculados y al mismo tiempo mejorar su desempeño”.
De Colombia participaron 11.795 estudiantes, entre niños y niñas, de 312 colegios públicos y privados, urbanos y rurales. La felicidad cunde en el Ministerio de Educación por el aumento de los puntajes entre el 2012 y el 2015: en lectura, el 5.4%; en matemáticas, el 3.9% y en ciencias, el 4.2%. La puntuación más alta fluctúa alrededor de 500 puntos y los nuestros obtuvieron un promedio de 410.
Según la ministra Yaneth Giha, los éxitos obedecen a las estrategias del actual gobierno: Todos a aprender, la Jornada Única, el Plan de Infraestructura Educativa y el plan de Excelencia Docente; reconoce que aún existen mucha inequidad entre ricos y pobres y entre urbanos y rurales, y anuncia mejoras en estos planes. (El Tiempo, 2016/12/11, Debes saber, p. 26)
Esto significa que a nivel de conocimientos hemos mejorado y no estamos mal respecto a América Latina. Sin embargo, se corre el riesgo de mentir cuando se especula y se ignoran los contenidos de las pruebas. Lo cierto es que a las organizaciones burguesas les interesa mantener amaestrada la población bajo su influencia; no les importa para nada la libertad expresión, de pensamiento, de opinión. Para ellos lo esencial es saber de memoria la historia oficial de cada país, explicar un teorema o una ecuación química y comprender un texto literario; tratan de impedir que se refuten o cuestionen sus doctrinas económicas, filosóficas o políticas.
De otra parte, se acostumbra utilizar el nivel de cobertura, el acceso o no a las nuevas técnicas informáticas, los títulos de los docentes, el número de horas de clase o de alumnos por aula como indicadores de calidad educativa, cuando lo determinante en esta materia es el nivel de autonomía responsable alcanzado por los educandos.
Si los estudiantes, además de resolver los problemas matemáticos y de las ciencias naturales, están en condiciones de sustentar lógica y científicamente las razones por las cuales prefieren una determinada filosofía, un partido político, un credo religioso, un sistema económico, entonces podemos decir que la calidad de la educación es alta.
A lo anterior deben añadirse las actitudes o comportamientos de cada individuo en la sociedad, los valores bajo los cuales se rige su vida personal o si apela a los antivalores a fin de ascender rápido en la escala social. Resumiendo, ¿cómo evaluarían en las pruebas el nivel de formación? La educación integral es la suma de la formación y la información y cuando se sacrifica la formación por la información, el resultado es la educastración. ¿Para qué, por ejemplo, un profesional con altos conocimientos sobre diseño arquitectónico pero con una abismal bajeza moral, como el tal Uribe Noguera?
Los educadores, sociólogos, sicólogos, etc., denuncian muchas fallas conductuales entre adolescentes y jóvenes que se guían más por algunos irresponsables contenidos informáticos que por las orientaciones de sus docentes.