Las llamamos también, opresores, burgueses, oligarcas, patronos, tiranos, chupasangres; se caracterizan por ser arrogantes, autosuficientes, prepotentes, autoritarios, impositivos, gritones, bufones, bajados de un sobaco divino, etc.
Observando al mono Donald Trump, es evidente que posee estas características y, obviamente, en todas las babosadas que dice refleja su pensamiento, su personalidad. Fundamenta su arrogancia actual en el enorme poder que le imprime ser presidente de la primera potencia mundial y antes, en sus 534 empresas.
Este multimillonario representa a todos los multimillonarios del planeta: su catadura inhumana la demostró en la humillante visita que hizo al desolado estado de Puerto Rico después de los huracanes, arrojándoles papel higiénico; en el rechazo a los Acuerdos Internacionales, desconociendo lo acordado el año pasado en París sobre cómo aliviar el calentamiento global; en las restricciones y amenazas a los inmigrantes de varios países; en la desobediencia a la petición en la ONU por 191 Estados contra 2, el pasado 1 de noviembre, de levantar el bloqueo a Cuba; en el retiro de la ayuda de Estados Unidos a la Unicef, entidad protectora a nivel mundial de la infancia y la adolescencia.
Sus opiniones priman sobre cualquier entidad jurídica, se autovalora por encima de cualquier Estado del planeta, incluyendo Rusia y China. No se entiende la sumisión de la ONU ante el voluntarismo caprichoso de este personaje, pues esa organización podría seguir existiendo, sin la pertenencia de Estados Unidos e Israel.
De forma similar se comportan casi todos los dueños de las riquezas planetarias. Vemos la insolencia con que trata Efromovich a los pilotos sindicalizados de Avianca y muy a menudo observamos la arrogancia de Sarmiento (mejor Sangriento) Angulo con sus trabajadores. Todos se comportan ante sus víctimas como leones enfurecidos. Su filosofía es ampliamente reconocida.
Según ellos, la pobreza la construye la misma persona con su capacidad o incapacidad mental, con su preparación académica y audacia vital, con su animosidad o pereza para trabajar, pero nunca la miseria es culpa del sistema socioeconómico; como quien dice, uno es pobre porque quiere. Por eso mismo, consideran que el Estado no está hecho para subsidiar a los más necesitados porque eso es convertirlo en proteccionista, en paternalista.
El expresidente Uribe, gamonal prepotente y bocón, impulsó muchas leyes en favor de los empresarios privados, de los terratenientes, de las multinacionales, y en contra de los trabajadores. Algunos ejemplos: La ley 50 alargó la jornada diurna hasta las 10 p.m. para que las horas nocturnas disminuyeran y así los patronos economizarían unos pesos, también desmontó varias conquistas laborales; la ley 100 en la práctica privatizó el servicio de salud, abriéndole espacio a los empresarios particulares para que crearan sus empresas e instituciones prestadoras de servicios, liberando al Estado de garantizar este derecho humano, y se engulleran los aportes estatales, empresariales y personales de los usuarios de la salud.
El estruendoso programa Agro Ingreso Seguro se montó para llenarles los bolsillos a muchos terratenientes y empresarios agrícolas, entre ellos, él mismo, con elevadas sumas sacadas del erario; ferió a precios irrisorios varias empresas productivas estatales y en todo momento privilegió la seguridad inversionista. Para atemorizar y eliminar a los opositores políticos de izquierda, siendo gobernador de Antioquia, fundó las Cooperativas CONVIVIR, antecesoras del paramilitarismo que se regó enseguida por todo el territorio colombiano.
Para las fieras humanas, la sociedad tiene que vivir en permanente competencia para poder progresar y cada individuo es responsable de su propio bienestar o malestar; los ricos se han hecho a punta de coraje, de trabajo, de sacrificios, a veces con buena suerte, pero nunca le han quitado nada a nadie; el Estado está para servir de árbitro en esta competencia, mas no para redistribuir las riquezas creadas. Para ellos el concepto de democracia es un embeleco interpretado como la libertad de manipular a los electores mediante todo tipo de medios intelectuales y materiales con el objeto de llegar a manejar los poderes estatales.
Para refutar esos conceptos y construir una nueva sociedad necesitamos otro tipo de educación, donde no se engañe a los estudiantes con sofismas y, en cambio, se les explique científicamente la Economía, la Sociología, la Filosofía, la Historia, comparando críticamente las diversas interpretaciones de la realidad.
Todo bachiller debe conocer a fondo, por ejemplo, el materialismo filosófico e histórico, la economía política marxista, el origen real de las religiones, la lucha de clases, las formaciones socioeconómicas que han existido, los proyectos sociales contemporáneos y futuribles.
