La indignación frente a la situación ambiental en Medellín no parte de tener que asumir recomendaciones y normativas de contingencia, radica en estar respirando las consecuencias de una sumatoria de ineptas decisiones de políticos a lo largo de los años. Es un tema invisible, en el que no podemos sino llenarnos de impresiones al salir una mañana y mirar el cielo, la contraparte es asumir que las cifras y datos que dan los entes oficiales son la realidad, para mayor desconfianza. Y aun así, son discursos contradictorios y llenos de vacíos.
Luego del primer día de implementar las medidas ante la emergencia ambiental, salen por todos los medios a decir que fue una jornada exitosa, pero no se logró bajar los niveles de contaminación por cuestiones del clima. Sacaron todo el arsenal de equipos de medición y control a vehículos y por los tiempos de cada revisión, se logró revisar en todo un día 150 automóviles. Y a partir de ahí comenzaron con los porcentajes y generalizaciones, lo que hace ver el poder del discurso y la manipulación de las estadísticas. Eso es una muestra numérica muy somera de lo que de verdad se necesitaría para decir si fue una buena o mala jornada.
Y como era predecible, al final de los tres días de la medida sale el Alcalde Federico Gutiérrez por todos los medios posibles haciendo un fuerte énfasis en los resultados: que él se bajó del carro y se montó en bicicleta, que él recorrió la ciudad, que él estuvo atento a todo y que él dio la orden a su personal para que se bajen del carro. Ah y que la jornada fue muy exitosa, pero que debe continuar el pico y placa extendido.
No dio cifras (las dejo para otro día) y que expertos darán detalles más adelante. Datos tan contundentes que se referencian en El Colombiano el sábado 25 de marzo en el artículo Mitos y verdades de la alerta roja en el Valle de Aburrá: “El Área Metropolitana y las secretarías de movilidad del Valle de Aburrá analizan las denuncias de los ciudadanos y, a partir de ellas, han seguido e inmovilizado algunos buses y camiones puestos en evidencia a través de redes sociales. Los puestos móviles de control de emisiones también han detectado algunos.” ¿Cuánto son “algunos”? ¿10? ¿50? ¿238? Luego un día después de la extensión de la medida, se revoca porque ahora sí está todo bien, el lunes 27 de marzo hizo sol. Decisiones de última hora que van y vienen.
Cosas claras que se han visto con esta jornada es la movilización ciudadana a compartir todo tipo de fotos, videos y comentarios frente a la insatisfacción de asumir la medida pero ver en la calle buses, camiones e industria contaminando sin reparo alguno. Entonces claro, el señor alcalde tenía que compensar a lo que se auto vanagloria de estar atento a las quejas de la ciudadanía y en la extensión de la medida si harán controles sobre las chimeneas ambulantes. Traducción: si se hace una movilización masiva en redes sobre seguridad, educación o cultura quizás se logre la atención del líder de la ciudad, porque hasta ahora no hay eco por ningún lado. O quizás en los siguientes días se pueda apreciar en vivo por todas las redes sociales, una persecución a algún bus chimenea y el Alcalde dando testimonios de todo su esfuerzo para mitigar el flagelo de la contaminación.
Juan Gonzalo Benítez en el portal Destinos Verdes, nos ilustra cómo desde 1945 existía un plan muy sencillo y lógico de crecimiento de ciudad previendo que la contaminación no se anquilosara en estas montañas. En algún momento las administraciones de turno se desentendieron del asunto y priorizaron el afán de industrialización. Hoy nos estamos ahogando en la contaminación construida con ese pulso y empuje paisa desde hace décadas.
Estamos en crisis ambiental y esta situación nos la puso de manifiesto en primer plano. Es responsabilidad de todos reflexionar y asumir posturas que colaboren con un cambio dramático en pos de un mejor ambiente futuro. Pero es indudable que hay personas que tienen más peso que otras a la hora de aportar, que los roles de servidores públicos tienen que estar enfocados de manera prioritaria en beneficio de una comunidad y no de los intereses de unos pocos industriales.
Que el Alcalde antes que ser un rockstar de redes sociales tiene un compromiso con enfrentar situaciones complejas, encasilladas por generaciones y que en algún momento se tiene que romper el círculo. Hoy hay que tomar medidas de emergencia, pero mañana hay que tomar medidas para la viabilidad de la vida en la ciudad. Con bajar un porcentaje de automóviles no se soluciona el problema de movilidad y las consecuencias de la contaminación por exceso de motores. Con dar entrevistas y prometiendo la revisión a la industria local no se modifican estándares de producción y restricciones para hacer viable la industria amable con el entorno.
Menos farándula, búsqueda de likes o tendencias, y más compromiso y acciones que aunque incómodas, movilicen a decisiones en un futuro respirable.