Columnista:
Diana Abril
Le dicen a Shakira que ya no más, y ello podría asemejarse al meme «marica, ya», como si ella tuviera que pedirle permiso a usted o a mí para hacer el lanzamiento de una canción o de un álbum, como si no tuviera con qué financiarla. Es Shakira, por favor, y esa fue la manera en la que ella decidió recuperarse del duelo, porque una ruptura es considerada un duelo por los sicólogos y los expertos en el tema, y más, si va precedida de un engaño. Pero más que ello, bien lo han referenciado los médicos, existe el síndrome del corazón roto que incluye un dolor en el pecho repentino en el que los que lo sienten, creen estar pasando por un ataque cardíaco. Yo lo pasé, y sentí casi morir, pero una de las formas de sanarlo fue a través de la escritura, por eso mi defensa hacia la artista.
Sin embargo, el problema surge cuando la persona no tiene un talento con qué desahogarse. En ese momento llega la envidia y la crítica, la crítica destructiva, porque es lo que hacen con los comentarios que nada aportan a un debate sobre el amor, al tratar de entender qué se siente cuando se es engañado. El engaño no lo sienten todos igual, algunos pasan por ello como si nada y, otros, no lo toman tan a la ligera, incluso, atentan contra su propia vida o tratan de hacerlo.
Lo anterior se sustenta con las cifras del Instituto de Medicina Legal que dan cuenta de 7827 suicidios entre enero y julio de este año y, aunque se desconocen las razones de suicidio en las cifras que da el instituto, el promedio mes a mes es alarmante. Frente a este tipo de muerte violenta, Durkheim (1928) escribió un estudio El suicidio en el que describe el tema con más detalle y desde un punto de vista sociológico, jurídico, pero que permite entender este tipo de muerte de mejor manera. El sociólogo define el suicidio como «toda muerte que resulta, mediata o inmediatamente, de un acto de la víctima, positivo o negativo» y lo clasifica en cuatro tipos: maniático, meláncolico, obsesivo e impulsivo o automático. Estas clases tienen unos elementos de fondo, que ofrecen un panorama más claro sobre el tema.
Pero, para quienes no toman a la ligera el engaño y la vida se les vuelve difícil de vivir (con justificada razón), no se relaciona con tratar de llamar la atención, se trata de sacar ese dolor y de llevarlo lejos, y qué mejor que hacerlo por medio de las letras, del arte. La diferencia, muchas veces, es que los que hemos pasado por ese tipo de proceso tan doloroso no somos famosos ni tenemos un peso. Pero ¡cómo se trata de la cantante y de sus canciones!, por su puesto, salen algunos a tratar de callarla y a mandarla como cualquier «jefe», como si ella no lo hiciera sola, como si ella no fuera su propia jefa. Si no les gustan sus canciones de duelo, es simple: no las oigan. Sobre la música, así lo expresó un día Ricardo Arjona en una entrevista (de las mejores que he visto) con Camilo Egaña en CNN hace unos años, cuando en una de las preguntas que le hizo Egaña, habló sobre la crítica de Iván Gallo con relación a la música de Arjona, por lo que el artista respondió algo así como por qué oír algo que a uno no le gusta.
Retornando a lo central, una herida en el corazón puede durar años; hay personas que nunca lo superan, y la manera en la que traten de hacerlo, depende de lo que han vivido y del talento que tengan para poder recuperarse. Algunos optan por ir a los especialistas, otros, lo hacen por medio del arte. Y esa es la ventaja del arte, que tiene una variedad de expresiones para sacar esa pena que mata (así la llaman muchos), que, si se hace de la manera correcta, después vendrán otras formas menos «indirectas» y más pacíficas. O, simplemente, el dolor pasará a la historia como muchos de los dolores que se vuelven meros recuerdos y que tienden a ser útiles en esta universidad de la vida en la que el amor para algunos no da las mejores despedidas.
Para finalizar, a Shakira le pueden llegar todos los comentarios negativos con relación a sus nuevos lanzamientos, pero ella, contrario a lo que dice su última canción: «El jefe», es jefe de sí misma, y no importan qué tan incómodos sean quienes pretenden destrozarla por un duelo que ella ha querido matar, tal y como lo trataron de hacer con ella. Shakira tiene el corazón roto y hará todo lo que esté en sus manos como artista para curarse y, en ello, nadie puede intervenir. Es un duelo, y ella, solo ella, sabe cómo y cuánto tiempo le costará superarlo. Si es a través de sus canciones, qué mejor que hacerlo de esa manera y darles a muchos esa herramienta para desahogarse, también, de una crisis amorosa de la que es difícil (y a veces imposible) salir avante.
P. D. Debo agregar que si bien Shakira ha dado mucho por el país con sus obras y demás, declarar el Día de Shakira me parece un exceso.
