La historia es una caricatura
En países burlescos, como Colombia, la historia se repite cíclica e inexorable. A veces, la única manera de sobrevivir es mediante la ironía y la sátira propias de la caricatura. En esta columna recordamos caricaturas antiguas que siguen vigentes y que, como nuestro país, a veces dan más amarguras que sonrisas.
Los tiranuelos de barrio que nos han gobernado siempre han tenido algo en común: tratar de acallar la libertad de prensa. Todos sabemos que el país le pertenece a media docena de familias que lo han administrado como un negocio personal, y que cuando la prensa les destapa sus faltas de ética, la acallan con facilidad, pues los medios de comunicación también son de ellas.
El caso más reciente es evidente, la salida de Daniel Coronell de la Revista Semana, aparentemente, por atreverse a cuestionarla, muestra que en Colombia aún mantenemos la idea de los amos y los siervos, no se habla con la boca llena, no se debe morder la mano que te alimenta, etc. Esa mentalidad colonial nos acostumbró a comer callados, y a veces a seguir callados incluso con hambre.
Pero todos sabemos que a Coronell no lo echaron por criticar su casa editorial, sino por años de constante y acertado trabajo periodístico contra la podredumbre gubernamental.
Uribe, Santos, Petro y muchos otros han sido atacados desde su columna; escándalos como la corrupción de Néstor Humberto Martínez, las chuzadas del DAS, la yidispolítica y muchos más han sido denunciados desde su pluma. Por eso los corruptos, particularmente los uribistas, quieren acallarlo a como dé lugar; y a toda la prensa libre, claro.
Porque sabemos que los dueños del país quieren una prensa arrodillada y servil para ocultar monstruosidades como el regreso de los falsos positivos, omitidos por Semana y publicados por el New York Times, que no puede ser intimidado o comprado por manzanillos locales. Ellos quieren periodistas que se tomen selfies con los genocidas, que les abran los micrófonos para su propaganda y que nunca levanten la voz o la mirada.
Afortunadamente, contra tanto periodista lamebotas de genuflexiones y retos rockeros, quedan las personas honestas y valientes como Coronell y tantas otras que le ponen el pecho, literalmente, a la profesión, incluso si las callan.
Esos periodistas valiosos siempre han existido, como el maestro Lucas Caballero Calderón, más conocido como Klim, quien en 1977 atacó desde su columna en El Tiempo la sospechosa compra de una hacienda en los llanos, que se valorizó inmediatamente, por los hijos del entonces presidente Alfonso López Michelsen (hijos de presidentes enriqueciéndose ilegalmente con terrenos… ¿Les suena conocido?).
“Casualmente”, la recién proyectada carretera al Llano pasaba por la finca y multiplicaba su valor; esto fue denunciado repetidamente por Klim, y López no soportó que lo exhibieran. Eventualmente, ante las presiones del mandatario, El Tiempo hizo lo que le correspondía, dobló la rodilla y obedeció a su amo. Klim fue despedido, aunque se manejó como una renuncia disimulada.
Pero el deber de la prensa no es ese, el de doblegarse ante el poder, sino todo lo contrario: el de vigilarlo, cuestionarlo y denunciarlo. Esto fue retratado por el maestro Héctor Osuna en esta caricatura en la que se ve a López y a Klim con sus respectivas y simbólicas vendas. El mensaje, repetido ahora con Coronell, es claro: no importa si tratan de amordazar a la prensa, esta siempre debe ser el dolor de cabeza de los corruptos.
Caricatura cortesía de: Osuna
Tal cual. Ellos tienen el poder, los medios; herramientas con las que solo publican nuestras pestes en los noticieros mientras ellos siguen atracando el erario y administrando el pais que heredaron de los españoles.
Sencillo , tenemos una dictadura blanda con apariencia de democrática que hace de la elecciones su mantenimiento en el poder , como Bavaria , desde 1886 .
Con un ejército comprado y una policía comodín se amparan en paramilitares , una prensa mercenaria corrupta , una obediencia de lacayo a los gringos y así la sangre , reprensión , medios , son la herramienta para esta tiranía es la culpable de la debacle y genocidio nacional . Gracias a Dios hemos teñido periodistas valientes , políticos también pero ellos siguen ahí . Claro qué hay que defender a un valiente y valioso como Coronell pero temo que eso no pasa de eso . Siguen los alvaros uribes , los laureanos , los militares y paras iguales y el país más saqueado y abandonado a su suerte
Bueno y a todas estas calamidades que le
propinanan a la prensa, que es lo que viene
a realizar Vicky Dávila a Semana?
todo esto es muy cierto la torta se la vienen repartiendo las generaciones de estas familias dueñas del pais que consiguieron la riqueza con la venta del territorio de lo que es panamá si en pleno siglo 21 se ve los robos al pais como seria siglos atras con la ignorancia de nuestros ancestros
Lopez Michelsen sin pudor para defender a sus hijos le dijo al pais muchas mentiras lo mismo que pasó con los hijos de Uribe. No pasó nada todo siguió normal. Desde los años setenta veiamos que la situacion del país era manejada por un puñado de familias que solapadamente han puesto presidentes congresistas y luego alcaldes y gobernadores. Es una saga que los colombianos debiamos derrotar en las urnas
haber si nuestros bisnietos tienen otra manera de ver y participar de la dirigencia y rumbo del pais. Porque como vamos estamos a portas de que nos pongan las cadenas al cuello y suba el tirano que como leon hambriento de sangre está por dar el zarpazo
Es la realidad de un país inmensamente rico,en donde unos pocos vivarachos,se han apoderado de esas riquezas,que son de todos,no de unos
pocos delincuentes hampones de cuello blanco que desafortunadamente por la ignorancia de unos borregos electores los siguen apoyando . Y eso les da el derecho de comprar conciencias de periodistas arrodillados.