Esta es una sospecha que ha venido creciendo en mí desde hace años, cuando el expresidente de México Peña Nieto cometía con cierta regularidad actos de comedia involuntaria, incluso desde el periodo de campaña. Los casos de Maduro, Correa o Trump no despertaban mis sospechas porque no hubo cambio en esos personajes, ellos ya eran así antes de ser presidentes.
El caso de nuestro presidente Iván Duque es otro, uno conoció a un senador y conferencista que articulaba ideas relativamente complicadas, aunque fueran sofismas, y vimos a un personaje tenaz en los debates de candidatura, aunque no tan profundo y articulado como otros de los contendientes. Ahora vemos a una persona que no parece ser capaz de pasar dos semanas sin ponerse en vergüenza.
Luego de los actos cómicos nosotros nos burlamos, con cierta crueldad debo añadir, y se generan memes en cantidades incontables. Sin duda, nos roba la atención por varios minutos; y digo que nos roba, porque es imposible no topar con información al respecto de la última metida de pata sin hacer un esfuerzo consciente y significativo para evitar las notas.
Entonces ¿Iván Duque perdió su capacidad de elaborar cuando recibió la investidura presidencial? Yo no lo creo. Yo empiezo a creer que detrás de esa regularidad en la comicidad involuntaria de varios mandatarios en América, no hay torpeza y estupidez espontáneas, sino una necesidad por dirigir la opinión pública hacia la intrascendencia de un comentario que parece nacido de la ignorancia, y no hacia las reformas que lesionan el medio ambiente y el poder adquisitivo de los menos favorecidos.
Ahora en Colombia la estrategia parece extenderse al círculo inmediato del presidente, y así montar un circo donde no solo participa un personaje principal, sino hay varios actores de soporte en la primera dama, la vicepresidenta y algunas carteras ministeriales. Parece que nos gobierna un grupo de payasos despistados, mientras las oportunidades de movilidad y equidad sociales son cada vez menores.
Quienes opinamos en las redes debemos tener la capacidad de diferenciar entre la estupidez manifiesta y la manipulada, como el veatio de ka esposa de Duque, para distraer la atención sobre lo verdaderamente relevante como era la sumisión de UribeDuque ante Trump y su indignidad poniendo de carne de cañón a los colombianos en una muy posible guerra con Venezuela.