Autor:
Ana Montoya
En mi odisea de buscar empleo me he topado con muchas espinas: convocatorias en las que se ofrece un salario mínimo para profesionales, contratos laborales que se disfrazan de prestación de servicios, contratos a término fijo por cuatro o seis meses, períodos de prueba de hasta cuatro meses, voluntariados que se presentan como empleos, vacantes en las que se pide larga experiencia y se paga poco más de un mínimo, reclutadores que ghostean o no hacen feedback, empleos con turnos de fines de semana sin pago de horas extra, entre otros.
Esquivo esas espinas pero me encuentro con otras más grandes: las nuevas formas de postulación, la obsolescencia de habilidades que solían ser relevantes y la necesidad imperiosa de manejar plataformas y aplicaciones. En este artículo solo me ocuparé de la primera.
Cuando empecé mi vida laboral las hojas de vida se hacían en Word, se escaneaba una foto 3×4 fondo azul y se pegaba, se enviaba a la dirección de correo electrónico y se esperaba insistentemente la llamada. Ahora, es necesario crear una cuenta en diferentes portales de empleo, como Linkedin, El Empleo, ID Talento, We Remote Trabajosihay o Jooble. Se requiere invertir alrededor de media hora o más creando un perfil con información detallada, foto o video de presentación, incluso, en algunos casos se remite a cuentas privadas de empresas en donde se requiere crear otra cuenta. Todo esto solo para enviar una hoja de vida, si una, porque de las diez, veinte, cincuenta o cien vacantes no todas se ajustan al cargo, salario o condiciones que uno busca.
Resulta curioso que esos portales de empleo se presenten como de uso gratuito, pues exigen para su uso compartir datos personales, y en la era del Big Data esos datos son la moneda de cambio. No es una teoría conspirativa, basta con mi leer los términos y condiciones. Por ejemplo, El empleo establece:
«Quien diligencia el formulario de registro autoriza de modo expreso a Leadersearch S.A.S y El Tiempo Casa Editorial para recolectar y procesar los datos contenidos en el mismo. Con base en lo anterior podrán reproducir, publicar, traducir, adaptar, extraer o compendiar los datos o información suministrada. Del mismo modo le confiere la facultad para disponer de ellos a título oneroso o gratuito bajo las condiciones lícitas que su libre criterio dicte».
Por su parte, ID Talento dispone: «Al aceptar los presentes términos y condiciones, así como la política de privacidad y tratamiento de datos de IDCORP S.A.S, el usuario autoriza de forma voluntaria, expresa e informada a IDCORP S.A.S la recolección, registro, procesamiento, difusión, y comercialización de todos los datos que de manera voluntaria el usuario suministró durante el registro».
Eso significa que al registrarse allí no solo se acepta que estas empresas y sus filiales puedan hacer uso de los datos, sino que también pueden venderlos a otras compañías, utilizarlos para campañas publicitarias u otros fines comerciales. Luego, vemos que aquello de gratuito no es cierto, pues pagamos con nuestros datos. Los cuales son usados para analizar nuestro comportamiento, y con base a ello construir vacantes de empleo o generar productos que sean susceptibles de venta, como cursos online para capacitarse, pues no es casualidad que estos portales ofrezcan cursos de Marketing o Excel.
Por otro lado, algunas empresas han adoptado la modalidad de hacer su propia aplicación, así, para postularse es necesario llenar formularios infinitos (que contienen la misma información de la hoja de vida), hacer videos de presentación o cartas de motivación. Lo cual requiere más tiempo, planeación y mínimo un celular con cámara. Teniendo en cuenta que este es apenas el primer acercamiento al empleo, es decir, ni siquiera estoy en proceso de selección, simplemente quiero enviar mi hoja de vida para saber si tengo posibilidades de ser considerada, me resulta excesivo todo el procedimiento.
Más aun, si se tiene en cuenta que una persona no solo está aplicando a una empresa, sino que aplica a varias todos los días, y si cada portal o empresa exige para la simple aplicación un procedimiento tan engorroso esto se traduce en una barrera de acceso al empleo. Porque el tiempo excesivo que invierte una persona en aplicar a una convocatoria es tiempo que pierde para realizar otras actividades, bien sea de capacitación, cuidado del hogar o salud.
Aplicar a un empleo no debería tomar más de cinco minutos, buscar empleo no debería ser un empleo. Vale la pena preguntarse ¿por qué se crean estas barreras?, ¿qué estamos perdiendo de vista? Que el desempleo es una fuente de lucro. Sí, así como se lee, las empresas ven en la necesidad de buscar empleo de las personas una oportunidad de negocio. De ahí que existan portales de empleo, cursos para aprender a usar plataformas, réditos por número de usuarios inscritos, vistas o descargas que tiene una plataforma, master class, headhunters, ferias de empleo y otras formas de hacer dinero con el desempleo.
Resta decir que mientras se crean nuevas formas de lucrarse con el desempleo y modelos de negocios, en el medio estamos nosotros, los desempleados, rodando y rodando en un océano de barreras como una piedra sin dirección… like a complete unknown, like a rolling stone.