Unasur nace como una organización que busca forjar la unión entre los países Suramericanos, una comunidad cuyo objeto era acercar a los países de la región y fortalecer la misma, una organización que a diferencia de la CAN o de Mercosur, incluyera a todos los Estados Suramericanos y que en contraposición a la OEA pudiese funcionar sin la injerencia de Estados Unidos.
En la cumbre energética suramericana de 2007 en Isla Margarita, Venezuela, se dan los primeros pasos para la creación de Unasur, en 2008 se aprueba el tratado constitutivo y en 2011 entra en vigor. Esta organización se traza valientes objetivos en materia cultural, social, política y económica, enfocándose en temas como educación, seguridad e infraestructura.
En cuanto a la iniciativa perseguida por Unasur, puede decirse que esta era bastante útil y que respondía a la apremiante necesidad de alcanzar la tan anhelada unión latinoamericana, lo cual es sin duda una meta admirable.
No obstante, lograr la integración a través del diálogo político no era una tarea fácil, era preciso vencer múltiples obstáculos, como las marcas diferencias entre los Estados: pasado histórico, cultura, economía y política que contribuían a acentuar la falta de una identidad común y dificultaban la unión entre los países, así como también los diversos intereses de cada Nación.
Lamentablemente, la meta no se alcanzó y las buenas intenciones no lograron materializarse. Unasur atraviesa un periodo de crisis del cual difícilmente logre salir. Prematura, pero acertadamente, puede afirmarse que fracasó en su intento por acercar a las naciones Suramericanas.
Argentina, Chile, Brasil, Paraguay y Perú tomaron la decisión de suspenderse de esta organización, mientras que Colombia después de haber anunciado la suspensión bajo el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, hizo efectivo su retiro en el actual gobierno, convirtiéndose en el primer Estado en retirarse de la organización.
Para terminar, es preciso destacar varios factores que engendraron el declive de Unasur, entre estos la falta de liderazgo y de compromiso por parte de los miembros de la organización, materializados en la ausencia de un secretario general y en la disminución de su sede en Quito. De igual modo, el debilitamiento que sufrió la misma debido a el “impeachment” en Brasil.
Estos fueron determinantes en la caída de Unasur, sin embargo, lo que marcó su muerte, lo que la sepulto, fue su falta de decisión frente a la crisis de Venezuela, no haber tomado acciones concretas que manifestaran su rechazo a dicha problemática, esa omisión le costó a Unasur su legitimidad. Hoy tambalea y, es solo cuestión de tiempo, para que pase a convertirse en el recuerdo de un proyecto fallido.