La cultura de la basura
¡Por fin! El presidente más inepto, más manipulado y más impopular de la historia colombiana (no se enojen, Pastrana y Turbay; ustedes siempre serán recordados por tales honores) ha salido del fondo de la tabla. Las encuestas indican; tras meses de impuestos, asesinatos de líderes sociales, desprecio a los estudiantes, plantones frente a la fiscalía, aumentos a la gasolina, títulos falsos, siete enanitos, próceres gringos y, lo peor, reunión con Maluma; que el subpresidente Iván Duque sube puntos en las encuestas.
Desde luego, aún está más abajo que el colero de la B o la credibilidad del fiscal. Pero, como al estudiante bruto al que hay que celebrarle cuando pasa un examen raspando, es algo digno de resaltar. De todas maneras, más bajo no podía caer, a no ser que las encuestadoras usaran números negativos o imaginarios. ¿A qué se debió esa repentina subida (subidita, si se quiere) de la imagen del subpresidente? ¿Alguna medida contra los asesinatos de líderes sociales? ¿Un repunte en la economía que generó empleo en la clase obrera? ¿La prohibición de los duetos de cantantes vallenatos con reggaetoneros?
No. Lamentablemente, nuestro inhábil mandatario no sabe hacer ninguna de esas cosas. Su ascenso se debió al salvajismo del ELN, quienes se negaron a hacer parte de la reconstrucción social y, en cambio, se mantienen en su afán por destruir; el infame atentado contra la Escuela de Cadetes General Santander horrorizó al país y lo unió en un acto de repudio. El único que ganó con tan vil acto fue Duque, quien fue respaldado hasta por sus opositores políticos contra la barbarie del terrorismo.
Valga la pena recordar que la pandilla, digo, el partido político al que Duque pertenece había prometido hacer trizas los acuerdos de paz, y lo estaba logrando.
Este dato es muy importante, pues nos remite a diecisiete años atrás, cuando el proceso de paz de Andrés Pastrana con las FARC fracasaba por la crueldad y estupidez de los líderes rebeldes. Los repetidos actos terroristas que acabaron con las esperanzas de paz catapultaron la imagen de alguien que, como Duque hoy, prometía mano firme contra la guerrilla. También prometió corazón grande, pero ese no lo vimos, excepto con los paramilitares.
Como el lector podrá adivinar, ese politicastro que se aprovechó de las atrocidades de las FARC para llegar a la presidencia e implementar una doctrina del belicismo verdadero (excepto cuando era falso positivo) era Álvaro Uribe Vélez. Vladdo lo dibujó perfectamente en esta caricatura de 2002 en la que el, nunca mejor apodado, “hombre bala” Uribe asciende a los cielos de las encuestas, como hoy remonta milimétricamente su polichinela, digo, pupilo.
Esperemos que ELN, Águilas Negras, bacrims, disidentes de las FARC, traquetos de barrio, etc. no le vuelvan a subir la popularidad a nadie. No queremos más muertos así le suban la imagen al presidente.
Caricatura cortesía de Vladdo.