Colombia, país caracterizado por elegir cada cuatro años el mismo modelo económico con los mismos grupos políticos al poder, pero solo cambiando los rostros y las sonrisas. Es así como se repite la historia el pasado 17 de junio, donde al parecer el “joven” Iván Duque, tuvo la votación más alta en la historia política reciente para llegar a la Presidencia de la República.
Pero más allá de esto, no se deja de entrever que su única fuerza política viene del entonces expresidente Uribe Vélez, que construyó un imaginario de miedo, terror y falacias, de la mano del denominado “cuarto poder”, los medios de comunicación, para de esta manera regresar al poder en cuerpo ajeno.
Es así como el “joven” presidente de Colombia viene atravesando un lapsus imaginario que parece que ni él mismo se lo cree, tanto así, que hemos podido ser testigos de impresionantes escenarios de tan poca diplomacia y conocimiento del ejecutivo. Ejemplo, cuando en su visita al Rey de España, le manifiesta como cualquier parroquiano estas ilustradas palabras: “Le mandó muchos saludos su gran amigo el presidente Uribe, que lo quiere mucho”. Y añadió además que, “también ¿sabe quién le mandó muchos saludos? El presidente Pastrana”. ¡Vaya Vergüenza Internacional!
Y para continuar, cómo olvidar cuando con su insuficiente conocimiento geográfico del país menciona alegremente en medio de una ceremonia militar que, “nos emociona el talento, creatividad y superación, de la banda de paz ‘Hércules’, del municipio de Magüi Payán, Cauca. Seremos el gobierno que apoye la cultura”, cuando este municipio es del Departamento de Nariño. Algo que nos deja entre la nostálgica comparación de no saber si es mejor reír o llorar…
Ahora bien, el “joven” Iván Duque, elegido por una masa popular engañada y aterrorizada y, quiero aclarar que las comillas entre “joven” son porque de esto solo tiene lo cronológico, ya que su mentalidad anacrónica y retardataria con la que viene aplicando políticas públicas, solo lo va dejar en la historia como el Gobierno que con tinta de plomo está escribiendo líneas de sangre.
Iván Duque, con su pensamiento belicista, retardatario y conservador, se posesiona con románticos discursos de “fraternidad”, pero con contundentes acciones de degradación social, esas mismas que están en el recetario neoliberal y son direccionadas por el consenso de Washington.
Tanto así que está haciendo “trizas la paz con las FARC”, con una implementación inocua y sin la asignación necesaria de presupuesto, a esto súmele el congelamiento del proceso de conversaciones con el ELN que llevaba importantes avances. En pocas palabras, Duque de joven solo tiene la cédula; y de legalidad, emprendimiento y desarrollo, solo le quedó su slogan de campaña.
Ahora bien, este “joven” presidente parece que quiere quedar muy por encima de su mentor Uribe Vélez en términos del más belicista de la historia. Parece que aquí aplica la famosa frase de que, “el alumno, supera al maestro”. Tanto así que viene generando una inminente escalada y subida de tono belicista en contra del país hermano, en contra de los hijos de la misma tierra, la antigua “Gran Colombia”, en contra de Venezuela.
Del mismo país que albergó durante décadas a más de 4 millones de colombianos que, huyendo de la guerra, pudieron refugiarse obteniendo derechos como la salud, la educación, la vivienda, salarios dignos, entre otros y, que en la actualidad por diferentes dificultades económicas y políticas, viene enfrentando una fuerte inestabilidad macroeconómica, de las que pasa cualquier país que es sometido a la asfixia de bloqueos por parte de potencias extranjeras.
Y es aquí donde aparece de nuevo el “joven” presidente de Colombia, disfrazado de demócrata, pero ocultando sus verdaderos hilos manejados desde el Norte del Continente Americano, a sabiendas que no es más que una confrontación geopolítica por el control del preciado oro negro, el petróleo.
Estados Unidos en recientes estudios económicos del Banco Mundial, después de la crisis financiera del 2008, viene en un aparatoso descenso en relación a la tasa real de crecimiento del PIB, como lo ilustra la siguiente gráfica:
Y a esto debemos añadirle que siendo Venezuela el país con las mayores reservas de petróleo del mundo, al país americano no le sería poco apetecida la idea de poder tomar el control de lo que probablemente le puede llevar a crecer y fortalecer su proyección de emporio económico mundial, a sabiendas de que está en decadencia. Y si fuera así, entonces las mayores reservas del mundo, podrían pasar a tener la denominación “Made in EE.UU.”.
En la siguiente gráfica podemos observar los 10 principales países con reservas de petróleo del mundo, al final del 2015:
Ojalá el “joven” Iván Duque pueda entender que no es jugueteando al “mambrú se fue a la guerra, qué dolor, qué dolor, que pena, mambrú se fue a la guerra, no sé cuándo vendrá…” que se solucionan las crisis de los países hermanos. Y ojalá alguna vez aplique su frase de “soluciones y no agresiones”, más allá del discurso romántico y poético que hace en cada presentación pública.
Es un compromiso moral, ético y cívico de todos y cada uno de los colombianos, exigirle, que termine con las provocaciones e intenciones de guerra, al jefe de las Fuerzas Armadas Colombianas, Iván Duque.
No olvidemos el desastre humanitario que han dejado las últimas intervenciones militares provocadas con los discursos bajo los conceptos de “terrorismo”, “dictadura”, “armas nucleares”, “Estado Islámico”, que han sufrido países como Irak, Yemen, Somalia, Afganistán, Pakistán, Libia y Siria.
¡Iván, evite pasar a la historia como el presidente más “joven” y belicista de Colombia!
Fotos cortesía de: Dinero, La Silla Rota