La distracción parece ser la dinámica de la vida en la patria boba, es el modus operandi de la clase política y de los “imparciales” medios de comunicación. Consiste, desde mi óptica, en además de tergiversar la realidad, distraer las mentes del ciudadano para dar diferentes matices a la realidad nacional o porque no ir más allá, ocultarla.
A diario, en el cabezote de algunos noticieros nacionales, aparecen en primera plana y con amplio desarrollo en el transcurso de la emisión (sea radial o televisiva) “noticias” como: niño de x años se traga moneda (a veces pienso que es la misma radiografía), James o x jugador se lesiona, miren la reveladora foto de, espantosa riña de niñ@s en plaza, entre otros importantes sucesos.
Poca o ninguna cobertura se hace de crudas situaciones como el creciente paro nacional agrario, la deplorable situación de universidades y en general de la educación publica, la quiebra del sistema de salud, la realidad y difusión del proceso de paz, los crímenes de estado, las investigaciones en derechos humanos y muchos otros delitos de relevancia para la construcción de una verdad nacional, la masiva venta del país al capital extranjero, los devenires de la vida rural, la desnutrición y otras calamidades derivadas del abandono y corrupción de gobernantes, entre otras.
Aunque hacen algunos abordajes de corte amarillista poco profundizan en los determinadores de estas circunstancias y nada aportan al contexto investigativo o en el empoderamiento de la sociedad en estas situaciones, no informan objetivamente y llenan el espacio con notas que impactan, pero no ponen en la mente del receptor información útil.
De la mano de la clase política inundan la opinión con noticias que abrillantan sus logros pero ocultan sus fechorías, los políticos y mandatarios saben lo importante del “divide y vencerás” o como diría yo, confunde y reinaras.
Así pasa en nuestra querida Colombia, nuestros dirigentes montan shows mediáticos como el del Bronx (que mueve el morbo) mientras venden en un festivo la ETB aprobando un plan de desarrollo que prioriza el cemento y el lucro sobre la calidad de vida y la prosperidad social.
Montan firmatones y llaman a la desobediencia civil cuando ven que se acerca la justicia a sus intereses, allegados o sus familiares. Venden las empresas estatales y la tierra mientras desvían la atención con pronunciamientos oficiales justificando la construcción de infraestructura o prometiendo inversión social que nunca llega. Hacen escándalos de corte moralista sobre sensibles problemáticas como la juventud, la sexualidad, la conducta intima de x o y personalidad mostrándose como faros de sapiencia pero olvidando defender los derechos humanos y políticos de los demás. Los medios toman un bando y dan la noticia desde la orilla que el determinador del hecho quiere sea revelada.
El encubrimiento de la realidad nacional parece ser una práctica sistemática dictada por quien se encuentre en el poder sea político o económico, que habitualmente van de la mano en detrimento de la visión integral del receptor del mensaje, que en este caso es la sociedad. Los gobiernos desde décadas atrás han utilizado el medio como otra arma en el frente de lucha, lastimosamente la víctima siempre ha sido Colombia.
El medio de comunicación se ha convertido en tan fiel esbirro que prefiere dar prelación a todo lo adictivo, provocador o lúdico sobre la realidad. Por esto no es raro que se haga transmisión de un juego de fútbol de nuestra selección (que todos amamos) desde 2 o 3 horas antes que este comience pero no se transmiten sucesos con coberturas en vivo como un paro nacional, se elimina la franja noticiosa para transmitir un evento de corte de farándula, pero no se muestran los procesos de debate de leyes o iniciativas que afectan al ciudadano.
Si, la distracción parece ser lo que obtenemos y seguimos deglutiendo el espeso sedante que nos haga sentir que vivimos en un país feliz que ama el fútbol y la farándula, que no es robado y manipulado a diario por una corrupta clase política y sus amigos del mundo de la información.
Mi consejo final, mejor apaguemos los distractores un rato, busquemos medios alternativos, salgamos a la calle, al campo; construyamos y respiremos una nueva realidad nacional.
Publicada el: 12 Jun de 2016
Infortunadamente es así; y lo peor de todo es que muchos o diría yo que la mayoría afirmamos y nos incluimos dentro del grupo de familias y ancestro acaudalados de alcurnias con muchos abolengos, aunque muchas veces no tenemos ni siquiera para pagar los servicios domiciliarios, nos identificamos con las clases oligarcas o elitistas de este país y con la filosofía referenciada por los medios de comunicación los cuales siempre son lacayos del poder, predispuesto de la especie de aluminatis, eternos dueños del orden social Colombiano, que para colmo de nuestra tozudez tristemente los defendemos y apoyamos.