Columnista:
Harold David Galíndez Pérez
Desde tiempos anteriores a la Fenomenología del Espíritu de Hegel, ya se decía que la cultura es y le pertenece a quienes transforman la naturaleza desde el trabajo. La cultura en sí misma guarda una finalidad y objetivo particular: no existe cultura por cultura, ni arte por arte, sino auténticas manifestaciones al servicio del momento histórico de cada sociedad. Además, la cultura también es una actividad agonal y esa es su característica más valiosa porque las tensiones nutren el debate, atomizan la creatividad y el atributo reivindicativo del arte, tal y como lo presenciamos con los movimientos ‘Provos’ de la década de 1960 en Holanda.
Popayán no es ajena a estas pugnas, pues existen tensiones en el sector cultural, las venimos reciclando desde la colonia, pero poco se ha hablado sobre la materia y, peor aún, mucho me temo que no se ha abordado la contradicción de forma correcta, al menos desde la esfera del Estado.
Por un lado, nuestra ciudad hace gala, con causa justa, de la patrimonialización de algunas manifestaciones culturales, pero por otro lado, hay un sector cultural emergente que reclama más espacios no solo para la formación, circulación e investigación, sino también para el reconocimiento de manifestaciones propias y de su integración a la otredad de esta región.
El papel insuficiente del Estado para canalizar e impulsar dicha dualidad de esfuerzos ha profundizado la tensión sin encontrar y explotar su valor agregado, por el contrario, ha replicado ejercicios poco transparentes que van en contravía de la democratización no solo de la oferta de bienes y servicios culturales, sino de los recursos públicos de la cultura. Por fortuna, el sector cultural ya no es el mismo de años atrás, y quienes estamos al frente de la cultura en Popayán tampoco somos los mismos.
Hoy existe un sector cultural más cualificado que comprende la dinámica y relacionamiento con el Estado, y sabe que puede ser garante y veedor. Quienes estamos al frente de la cultura —en el municipio— respiramos un nuevo aire, entendemos que desde el Estado solo se puede avanzar a través del diálogo y el acceso democrático y transparente a los recursos; lo cual queda en evidencia por la apuesta decidida del alcalde Juan Carlos López Castrillón hacia este sector. La creación de la Secretaría de Cultura y Turismo en 2021 y, la inversión de más de $12 000 millones desde su instauración, son hechos que hablan por sí solos.
Actualmente, la cultura en Popayán tiene grandes retos y una de nuestras apuestas más importantes es entregarle a la ciudad un Plan Decenal de Cultura que conjugue la diversidad de nuestras manifestaciones y expresiones culturales y artísticas, democratice el acceso a la cultura, brinde alternativas económicas a las y los gestores culturales, genere un tejido social en torno al diálogo artístico y cimente las bases de una nueva gobernanza cultural.
¡Que florezcan cien flores y cien escuelas de pensamiento para promover el progreso de las artes y la cultura en nuestra ciudad!