Autor:
Julián Escobar Ávila
La epidemia del suicidio es un tema que ha encendido las alarmas sanitarias y políticas en Colombia y el mundo. Según el último informe de la OMS, para el año 2021 se han registrado más de 700 000 suicidios alrededor del mundo, un incremento sustancial comparado con el del 2020. Pero miremos cuál es la situación de Colombia en materia de suicidios.
Según el último informe del Dane sobre muertes en el país, en el 2021, la tasa de suicidio ha incrementado un 17 % en comparación con el año 2020[1]. Es decir, para la fecha, más de 758 personas se han quitado la vida: 79 suicidas más en comparación con el año pasado.
En materia de género los datos dejan entrever algo devastador. Según el último reporte del Dane, el 80 % del total de suicidios en Colombia son cometidos por hombres en comparación con el 20 % cometido por las mujeres. Sin embargo, las cifras del suicidio más allá de ser un tema trivial, de problemas desbordados de depresión y la nula capacidad estatal en atender estos casos, tiene una arista material, la cual es la económica y la política.
Por ejemplo, en uno de los informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el suicidio, en este año, el 77 %[2] de personas que se quitan la vida en el mundo son procedentes de países con ingresos económicos bajos o de medianos recursos como lo es Colombia. ¿Qué quiere decir esto? Que mientras la pandemia del COVID-19 sigue devastando las economías en desarrollo también se dispara el número de suicidas.
Por eso esta relación entre crisis económicas y suicidios nos está diciendo algo y es que nuestros gobiernos aparte de alimentar el sistema bancario, están dejando a todo el pueblo subsumirse en el desempleo y asfixiarse de deudas. Aparte de que Colombia cuenta con un precario sistema de salud mental gracias a la Ley 100, el apoyo económico de las EPS en salud mental es muy débil.
Otro aspecto particular es que la juventud es el grupo de generaciones que más se suicidan. Por ejemplo, en el mismo reporte de la OMS (citado anteriormente) la población o el grupo etario más vulnerable son los jóvenes de edades entre 15 y 29 años. ¿Por qué?, pues es solo mirar la situación del país[3].
La tasa de desempleo juvenil llegó al 23,10 %, una de las más altas en la historia reciente de Colombia[4]. Asimismo, este panorama sobre suicidio en Colombia tiene un componente de desigualdad geográfica.
Observemos, por ejemplo, los propios datos del Dane [5] en los que se señala que los departamentos del Vaupés, Arauca, Amazonas, Huila, el Cauca y el Tolima son en los que más se suicidan las personas.
Oscuro panorama que no deja de acrecentar la zozobra fruto de la violencia por la que viven los territorios periféricos y pobres del país. Por ejemplo, esto lo deja ver el informe del medio 070[6], en el que informan sobre los 22 niños de las comunidades emberá dobida en el Chocó que se han quitado la vida. Lo más doloroso de esta noticia es que ni Medicina Legal ni la propia Fiscalía han movido un dedo para atender esta crisis humanitaria en el departamento. Ni siquiera han registrado esos suicidios que reflejan el detrimento ambiental y étnico por la que atraviesan las comunidades indígenas en el país.
Jóvenes que además de ser azotados por los grupos paramilitares y guerrilleros tienen que sufrir las consecuencias de las nulas capacidades estatales en brindarles apoyo institucional y sanitario como lo es la salud mental.
En conclusión, lo que puedo decir es que el panorama en Colombia en materia de suicidio es devastador. Vivimos en un país cuya deuda con el Banco Mundial y los Estados Unidos hace que se incrementen las deudas y el desempleo produciendo zozobra y un evidente detrimento en la salud mental de los colombianos.
Mientras este país agrava su situación sanitaria en materia de suicidio, hay personas nefastas como Miguel Polo Polo que politizan estos temas, le sacan provecho. Y ese Estado que tanto defienden los uribistas no solo ha descuidado la integridad mental de los colombianos, sino que la ha enterrado bajo los escombros de las deudas y el desempleo, las guerras y el desahucio por su lado seguirá potencializando la naturaleza suicida del abandonado, del deprimido.
Entre tanto, Colombia le sigue entregando las arcas del dinero estatal a la corrupción, el narcotráfico y las grandes bancas, mientras el suicidio carcome las entrañas de la desigualdad social en Colombia.
Fuentes:
[1] https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/poblacion/pre_estadisticasvitales_Itrim_2021pr.pdf
[2] https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/suicide
[3] https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/suicide
[4] https://www.larepublica.co/especiales/las-1000-empresas-mas-grandes-de-2020/el-desempleo-juvenil-esta-en-2310-y-se-registran-157-millones-de-jovenes-desocupados-3187663#:~:text=Desde%20el%20inicio%20de%20la,a%20abril%20de%20este%20a%C3%B1o.
[5] https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/poblacion/pre_estadisticasvitales_Itrim_2021pr.pdf
[6] https://cerosetenta.uniandes.edu.co/los-suicidios-que-nadie-atiende/
la verdad me gusto mucho este articulo y que tomen en cuenta este tema, la verdad millones de jóvenes como yo hemos notado eso, mientras que seguimos en un país donde se demoran casi dos meses como mi caso para una cita psicológica, parece un privilegio ser mentalmente estable porque la situación nacional y mundial están acabando con vidas que fácilmente pudieron ser prevenidas.
Gracias por tu comentario Andrea, espero que soluciones lo de su cita. Debemos seguir luchando por mejores condiciones de existencia. Mucha fuerza. Saludos
El articulo esta bien sustentado y lo más triste es que el panorama pinta peor para los jovenes de nuestro pais ..pero aqui no pasa nada , estamos en una deshumanización de la violencia de nuestro país que no nos importa la vida de nadie…que triste sociedad !!!