La avalancha en Mocoa: ¿hecho fortuito o ignorado?

Opina - Ambiente

2017-04-10

La avalancha en Mocoa: ¿hecho fortuito o ignorado?

El primero de abril de este año se dio a conocer una noticia que mostraba lo que habría sido una grande y lamentable tragedia, un frío y entristecedor panorama que al día de hoy no mejora. En algunos medios se mostraban las imágenes devastadoras de un pueblo inundado y que en su momento sólo emanaba preocupación, tristeza, sorpresa y desilusión, y el cual, al día de hoy, sólo requiere de la solidaridad de las personas.

Mocoa, capital de Putumayo, pasa uno de sus peores años, pues la tragedia que se dio por una avalancha, originada por el desbordamiento de tres ríos, ha dejado más de 300 muertos y alrededor 173 personas desaparecidas,  sin contar las cifras exactas sobre las víctimas reales que fueron tocadas por este desastre. Quizá, esta tragedia hará parte de las tragedias más lamentables y grandes que se han originado en Colombia.

El día viernes siete de abril, sale un artículo en el diario El Tiempo titulado “La avalancha fue un hecho fortuito, no hay que buscar culpables” afirmación que, al parecer, fue hecha por la gobernadora de Putumayo, Sorrel Arroca, frente a la tragedia de Mocoa. Este artículo es en sí una entrevista que inicia con la pregunta: “¿esta tragedia pudo evitarse?” a lo que la gobernadora responde: “Lo que pasó el 31 de marzo es un hecho sin precedente e imposible de contener. Los expertos han atribuido sus causas a los efectos del cambio climático. En solo tres horas llovió lo que debía haber llovido en un mes. Fue un hecho fortuito”; pero, si analizamos mejor el panorama, podríamos cuestionarnos: ¿en serio fue fortuito? ¿en serio no hay culpables?

Días antes de que salieran las declaraciones de la gobernadora y días después de la tragedia, El Espectador publica un artículo titulado “Hace nueve meses se avisó que podía pasar la tragedia en Mocoa”, el cual, muestra cuán negligente es nuestro sistema político y dirigente. Partamos primero por las causas de este desastre que, normalmente, se dividen en dos: la deforestación y la falta de actualización del POT. Según las declaraciones del director de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del sur de la Amazonía (Corpoamazonía), la tragedia que hoy enluta a Colombia fue advertida por esta entidad luego de unos estudios que arrojaron resultados alarmantes en cuanto a la alta probabilidad de ocurrencia de este tipo de acontecimientos. Fue exactamente nueve meses atrás que se hizo la advertencia ya que el uso inadecuado de los suelos representaba un agravante en este tipo de eventos y además se indicó que varios municipios, entre esos Mocoa, no habían actualizado su Plan de Ordenamiento Territorial (POT), en otras palabras, esa falta de planeación junto con otras variables, llevó a que la tragedia tuviera esa magnitud en cuanto a las personas afectadas por el desastre.

Aunque unos ponen la tragedia en un marco netamente ambiental (cambio climático), la realidad se aplica a dos causas determinantes: pésima planificación y deterioro de los suelos por la deforestación. Entonces, el evento no fue fortuito, fue ignorado. ¿Y los culpables? Aquellos de la administración que se caracterizaron más por negligentes e irresponsables que por cumplir una adecuada función.

Imagen cortesía de: semana.com

Además, otro de los problemas radica en que Colombia no está preparada para evitar este tipo de desastres. El sistema Nacional de Gestión del Riesgo ha demostrado ser débil, pues según el especialista internacional en gestión de Riesgo, Juan Carlos Orrego, este sistema integrado por varias entidades del orden público, privado y comunitario se han enfocado más a llevar colchonetas, alimentos y agua en las emergencias ya dadas, en vez de reducir los riesgos.

Entonces, podemos mirar que la tragedia de Mocoa fue una tragedia que se pudo haber evitado de haberse establecido y definido bien las políticas e instrumentos de prevención de riesgo, de haberse dado la actualización del POT, de haber contado con políticos serios, responsables y comprometidos con la región en materia ambiental y de haber tenido en cuenta otras fallas estructurales que con el tiempo habían sido ya detectadas e informadas a los entes encargados.

Es lamentable que tengan que pasar primero las tragedias para que los entes gubernamentales luego despierten y tomen determinaciones efectivas en materia ambiental y de prevención del riesgo.

 

Gustavo Malagón
Consultor corporativo y de proyectos. Administrador de empresas, Esp. en evaluación y desarrollo de proyectos de la Universidad del Rosario