Columnista:
Camy Daniela Conde Avilez
“Nos hallamos apenas en el período inicial de toda revolución: la emoción. Por eso no somos revolucionarios sino simplemente rebeldes, es decir inconformes”.
Jorge Eliécer Gaitán
Sin duda alguna, la sangre ha marcado por completo la historia de la lucha del pueblo colombiano desangrado por el Estado durante muchos años de guerra y corrupción; quien creería que Rafael Núñez estuviera tan equivocado en las estrofas del himno nacional. Desde el 28 de abril del año 2021 no cesa la horrible noche, no hay libertad sublime, no hay paz, solo un pueblo con voz de lucha diciendo a grito herido «NOS ESTÁN MATANDO». Un pueblo, que por fin quita la venda de sus ojos, cansado de tanta desigualdad social, de tanta censura y corrupción.
Colombia se viste de rojo bañada en sangre de héroes que lucharon por su pueblo, por salvar su gente, aquellos que alzaron su voz contra un Estado asesino. Colombia se viste de zozobra, de angustia, de intranquilidad al saber que sus jóvenes, líderes sociales y activistas están siendo asesinados despiadadamente, desaparecidos y violentados por aquellos que juraron proteger su pueblo. Colombia se viste de censura por aquellos medios de comunicación que hablan de calma cuando el país está sangrando. Colombia se viste de lucha y hoy es muestra de que «el pueblo es superior a sus dirigentes», de que callar y hacer como si nada pasara no es la solución cuando el hambre toca sus hogares.
Cómo permitir que el pueblo sea dirigido por aquellos que no están ni siquiera en conocimiento del precio de un huevo o de la canasta familiar, de hombres y mujeres que se quejan porque sus salarios de millones de pesos no les alcanza y el pueblo apenas subsiste con un mínimo acordado por el Estado. Cómo permitir que Colombia sea dirigido por aquellos que llegan al poder gracias a la corrupción, aquellos magos que desaparecen el dinero de un pueblo que muere de hambre, aquellos que nos callan de una u otra forma. Cómo permitir que desconozcan por completo a nuestros indígenas y comunidades afro, que sean tratados como insignificantes cuando incluso su lucha es mucho más larga que la nuestra, porque recordemos que Colombia fue, es y será orgullosamente tierra indígena, no la tierra de Colón. Cómo permitir que el pueblo sea dirigido para unos pocos, que incluso morir en Colombia se convierta en una odisea para nuestra familia, cómo es posible que nuestros dirigentes quieran hacer a los ricos cada vez más ricos y a los pobres cada vez más pobres.
Hoy mi pueblo se une en uno solo para marchar por la paz, la igualdad y la seguridad que algún día se nos fue prometida. Hoy mi gente marcha por un mejor futuro para nuestros hijos, para que ellos no vivan solo a fin de subsistir al igual que lo hicimos nosotros y las generaciones pasadas, alzan sus voces para que aquella brecha social desaparezca. Hoy marchan por Lucas Villa, Dylan Cruz, Jaime Garzón, por todos los líderes sociales, los manifestantes asesinados y desaparecidos, por las mujeres violadas durante el paro nacional, por los falsos positivos, por los campesinos desplazados, por todas las familias y víctimas que han tenido que sufrir el marco de la guerra. Hoy mi pueblo se une para defenderse del Gobierno corrupto, así que, si hoy o mañana no están, los recordamos en los corazones.