Columnista:
José David Lozano
El Gobierno que dudosamente ganó de forma legítima las elecciones presidenciales en 2018 (con el apoyo del narco ‘Ñeñe’ Hernández y otras irregularidades develadas) del ahora presidente Iván Duque, no convence ni a su propio partido político, tanto es así que el Centro Democrático arrancó la carrera presidencial 2022-2026 un año y medio antes de lo permitido por la ley, y ya la bautizó su mesiánico y decadente líder con la misma estrategia del miedo y así la insignia quedó impregnada en los medios de comunicación: «Ojo con el 2022».
Es así como comenzamos esta columna de opinión, advirtiendo a todos los lectores que si no aprendemos de los errores del pasado el país no avanzará con la visión del bienestar general para los colombianos, sino que seguirá siendo la caja mayor de los mismos, anclados al poder hace más de 30 años, y seguirá el país en el fondo del más doloroso sinfín de desilusiones.
Es tanto el desespero de esa clase política que lleva años en el poder por todo el territorio, que desde ya comenzaron a trabajar a fin de intentar seguir en él, saben que el presidente, no solo tiene poco conocimiento de los problemas del país, sino que su labor ha sido reprobada por la mayoría de colombianos. Más allá de lo que publican las firmas encuestadoras, la percepción ciudadanía frente al Gobierno nacional es pesimista con más de la mitad de su gestión como gobernante, aunque muchos sabemos que en verdad el que manda no está en la Casa de Nariño.
Las estrategias de esta anticipada campaña presidencial son calcadas como con papel y letra tal y como las anteriores dos campañas presidenciales del uribismo y la extrema derecha colombiana; la primera, con Oscar Iván Zuluaga (2014), que perdieron en segunda vuelta con Juan Manuel Santos y la segunda con Iván Duque (2018), que pudieron ganar en segunda vuelta, y estas estrategias son utilizar el miedo, el engaño y el terrorismo de Estado para lograr sus fines políticos.
Desde octubre del 2020, el mesiánico y decadente líder del partido Centro Democrático comenzó a introducir y mezclar (de nuevo) el miedo con la política, planteando que «nos quieren llevar al prechavismo», algo muy similar a lo utilizado en el 2018, cuando llevaron a las urnas a muchos colombianos con las fake news del «no volvernos como Venezuela», «el país entregado a las FARC» o el engaño del «más salario y menos impuestos». De esta misma manera, quieren actuar ahora, pero con alto nivel de desespero y anticipadamente a las elecciones presidenciales de mayo del 2022.
Han venido utilizando todas las formas de lucha, el terrorismo de Estado viene en delicada y dolorosa ascendencia, jóvenes, campesinos, afros, raizales, líderes de diferentes causas sociales, periodistas, líderes políticos de oposición, vienen siendo asesinados o amenazados por grupos denominados paramilitares o también llamados “Águilas Negras” (aunque las autoridades nieguen la existencia de este grupo delincuencial).
El partido de Gobierno sabe que la gestión del presidente Duque es tan cuestionable y paupérrima que poco se evidencia la defensa de sus congresistas en las regiones; más allá de votar a favor en el parlamento por todo lo planteado por el Ejecutivo, y lo tiene tan claro que han venido intentando crear fantasmas del miedo, también hace un tiempo hablaban de la intromisión en Colombia del «Foro de Sao Paulo» o no nos vayamos tan lejos, recientemente, han querido cazar una pelea internacional con Rusia y Cuba, por supuestos espías de estos países. Más allá de su desespero por mantenerse en el poder, son terribles y pésimas las relaciones internacionales que desbarata este Gobierno por su ideología neoliberal y guerrerista.
Esto sin profundizar en los últimos 31 años de neoliberalismo que han abierto una brecha gigante de desigualdad, pobreza y pobreza extrema en el país. Logrando ser el país más desigual de Latinoamérica y que según Ramos, directora general de la OCDE, «Colombia es el país más desigual de América Latina por su alta concentración de ingresos. Y no se trata de la medición que habitualmente se hace utilizando el Coeficiente de Gini».
Ahora bien, cerrando esta columna, quiero dejar una pequeña e importante reflexión extraída de la lectura, Oportunidades, estructuras de movilización y procesos enmarcadores: hacia una perspectiva sintética y comparada de los movimientos sociales, que nos afirma:
«Cuando un grupo se centra en un objetivo único se elimina la posibilidad de que surjan fracturas (…)».
Con esto termino, dejando claro que, si hay divisiones en los movimientos o partidos alternativos que aspiran transformar el país por medio de la Presidencia, los mismos con las mismas seguirán en el poder.
Esto me lleva a promover la simbiosis vital de «nos unimos o nos hundimos».
MUY BUEN ARTICULO DE FORMACION, Y EDUCACION POLITICA. HAY QUE ACABAR EL ANALFABETISMO.
GRACIAS.
La única manera de sacar a esas ratas mafiosas del poder es que los Colombianos en las elecciones los derrotemos, eso está muy bien; pero que la registraduría no se vaya a robar las elecciones.