El constante terror frente a cada noticia con este gobierno le va dando paso a una calma desesperanza entre las tristes risas que causan las intervenciones del presidente Duque.
La Ley de Financiamiento, el exterminio de líderes sociales, el presupuesto para investigación y educación pública, el incremento del salario mínimo, entre otras noticias me generan y, seguramente a muchos, terror acerca del futuro de Colombia. Pero el terror es una emoción que no se puede sostener por mucho tiempo, da paso al temor y, posteriormente, a la desesperanza.
Ya ni hablar del nombramiento y desempeño de varios elementos clave en el gabinete de gobierno. Normalmente se pueden encontrar elementos positivos en la gestión de cualquier gobierno, sí incluso Pastrana y Samper, pero de estos primeros meses de gobierno de Duque lo único que ha estado al alza en cantidad y calidad, son las burlas sobre él y los memes que las acompañan.
Las noticias, en el formato que se consuman, se han convertido en una fuente de desazón donde antes se podía encontrar reflexión, búsqueda y esperanza, aunque nunca sin preocupación. Cualquiera abandonaría el barco y dejaría que aquellos que creen que este es el camino que debe tomar Colombia, lo sigan hasta sus consecuencias; pero al final somos colombianos, nos hemos dotado de gran empatía y tesón.
Por eso, por nuestra naturaleza, es que debemos insistir en el fortalecimiento de las instituciones y no el actuar fuera de ellas, lo que debemos perseguir. A pesar de que el gobierno aparenta que está actuando en favor de unos pocos y no de la mayoría que lo eligió, debemos fortalecer al Estado para que pueda cambiar de dirección hacia el bienestar de la mayoría.
A través esta columna, quiero invitarlos e invitarme a no perder la esperanza y continuar invirtiendo energía en Colombia, porque vale la pena y es posible hacer un mejor país sin destruir el que nos queda. Aún somos muchos los que podemos coincidir en los puntos principales de una mejor Colombia, esa unión debe ser la fuerza directriz de un mejor futuro, que este aterrador presente.