La disciplina histórica es tan sabía que si el género humano se ocupara más en su estudio sistemático no habría necesidad de repetir errores que han costado caro anteriormente. Hoy me veo en la necesidad de escribir sobre un tema de mayor magnitud que el relacionado con los acuerdos de paz de nuestro país, debido en parte a que muchos compañeros se han ocupado en hacernos ver sus opiniones sobre tan contemporáneo asunto.
Al hablar de ortodoxia nos estamos refiriendo a la ciega inclinación hacia ciertas posturas que, paradójicamente, siendo aceptadas por una gran mayoría terminan en muchos casos por regir la vida de las sociedades. Así las cosas, no estaría mal ser un demócrata ortodoxo que defienda los valores de las modernas sociedades que basan su existencia en el ideal de la libertad, sin embargo, aquí solo pretendo mostrar mi posición frente a las ortodoxias religiosas de medio oriente y gran parte de África que han venido acentuándose cada vez más y expandiendo sus fronteras siempre apuntando a occidente.
Demos por olvidadas posturas extremistas más cercanas como las de Gerlein u Ordoñez que ciertamente nos parecen bastante fuera de lugar y situémonos en el contexto global.
Mi objeto de crítica no es la religión puesto que nadie puede eliminar la importancia que tiene para la construcción de identidad y de sociedad, la religión en occidente ha sido responsable de nuestro propio despertar y ha sentado los cimientos de la democracia actual. La vida religiosa es necesaria en la existencia humana pues nos brinda un sentimiento de certidumbre en este infinito mundo desconocido. La inteligencia de occidente ha consistido en separar la vida religiosa de los asuntos públicos y empezar a gestionar el ámbito común desde el laicismo.
Hoy, desde occidente, no solo vemos como un retroceso si no como algo prehistórico los ideales religiosos extremistas de medio oriente que pretenden inducir a nuestras sociedades hacia sus mismos valores y formas de organización. Algunas ortodoxias religiosas como ISIS, que fundan su política pública en la no separación de la vida pública-vida privada y en la intromisión de la religión en absolutamente todos los asuntos del hombre pretenden triunfar llevándose por delante todo el avance obtenido desde los tiempos de la inquisición.
Es perfectamente claro notar que oriente vive un momento histórico que occidente vivió hace más de doscientos años, cuando se castigaba la diferencia en las hogueras y se callaba la diversidad con la tortura, oriente está pasando por un retraso ideológico que amenaza nuestra forma de vida, defensora solida de la existencia de pluralidades, en donde se fomenta la tolerancia y el respeto.
No debemos olvidar lo que nos costó la interpretación radical de las escrituras bíblicas, persecución, muerte, aniquilación y tortura.
La expansión de la ortodoxia islámica es una amenaza, hacia donde dirija su mirada habrá coerción, allí donde se situé siempre chocará con lo que lo rodee, porque su esencia política no acepta critica, su naturaleza se basa en la no aceptación de la diferencia y en la encapsulación de la creencia propia como lo verdadero. Siempre verá con malos ojos lo opuesto y como cualquier sociedad humana luchara por el establecimiento de su estilo de vida como lo único realmente aceptado.
Las ortodoxias extremistas violentan muchos de los derechos humanos y aunque tienen su propio código judicial por lo general se ven afectadas las libertades de las personas como el libre albedrío y el libre desarrollo de la personalidad.
Hoy, también, las juventudes no solo tenemos en nuestras espaldas la construcción de un futuro estable para todos sino también el rechazo con acciones de todas aquellas tendencias que pretenden eliminar los avances de nuestras sociedades, avances que nos han costado mucho en cuestión de derechos y que deben ser respetados de manera contundente por locales y foráneos. Los jóvenes, que contamos con una incansable fuerza de voluntad, debemos no cansarnos del ejercicio mayéutico siempre que nos ayude a avanzar.
Publicada el: 17 Jul de 2016