Columnista: Andrés Villa
El presidente de la república Iván Duque prometió cuando estuvo en campaña, una y otra vez, que gobernaría sin «mermelada». Era lo más lógico, teniendo en cuenta que su partido el Centro Democrático, en su labor de acérrima oposición, atacó y denunció insistentemente la entrega de contratos, dádivas y clientelismo en el gobierno de Juan Manuel Santos.
Aún así, el gobierno de Duque no ha sido ajeno al clientelismo a la hora de la contratación, ni siquiera si se tratan de personajes que hicieron parte del gobierno Santos, por ejemplo, La Silla Vacía publicó los nombres de 16 altos funcionarios que fueron contratados por Duque, pero también ocuparon un cargo en el mandato de su predecesor.
Asimismo, Iván Duque ha repartido puestos a personajes por el simple hecho de ser cercanos al uribismo, inclusive sin importar si tienen experiencia o cumplen los requisitos para ocupar el cargo.
Uno de los casos más polémicos fue el nombramiento de Pedro Valencia Laserna como cónsul de Colombia en Miami, con un sueldo de más de $30 millones sin tener experiencia o una carrera diplomática, solo por ser hermano de la Senadora Paloma Valencia.
Otro caso es el de María Claudia Mosquera, designada embajadora en Perú, también sin experiencia ni carreras afines, su mérito para el cargo fue ser amiga personal del expresidente Álvaro Uribe Vélez, quien además, es el padrino de uno de los hijos de Mosquera.
También, hubo «mermelada» para quienes donaron a la campaña presidencial de Duque y a la del Senado de Álvaro Uribe Vélez, tales como: Antonio José Ardila, contratado como embajador en Reino Unido. El detallito, es que, el beneficiado es el hijo del empresario Ardila Lülle, dueño de Postobón e Iberplast , entre estas dos empresas donaron $200 millones a la campaña del hoy Senador Álvaro Uribe.
Igualmente, Betty Alexandra Rodríguez Vela fue nombrada Asesor 15 en el Ministerio de Relaciones Exteriores sin poseer experiencia para el puesto, probablemente su donación de $30 millones a la campaña de Iván Duque le dieron suficiente facultad para quedarse con el empleo.
Los anteriores casos son solo algunos de los tantos que han sucedido durante la administración de Iván Duque y que el representante a la Cámara, David Racero, ha publicado en su cuenta de Twitter. Es más que evidente el clientelismo en este gobierno.
El «distanciamiento» de Duque con Vargas y Gaviria
Inicialmente, Duque trató de disimular y de aparentar un distanciamiento con Cesar Gaviria, director del Partido Liberal, y con Germán Vargas Lleras, líder de Cambio Radical. Incluso los excluyó del discurso del triunfo cuando ganó las elecciones presidenciales, y luego estos partidos se declararon en independencia frente al gobierno.
¿Pero realmente estuvieron tan alejados como parecía? en el libro “El Regreso del Uribismo” del analista político León Valencia, este cuenta que César Gaviria y Vargas Lleras le dijeron en una entrevista que ambos tenían la disposición de participar en una coalición de gobierno.
No obstante, ninguno encontró una agenda de gobierno alrededor de la cual discutir un acercamiento, un llamado directo a un acuerdo, y/o una oferta de participación concreta en el gabinete de Duque.
Valencia narra en su libro como en una conversación personal entre Duque y Gaviria, el líder del liberalismo le dice al mandatario que si quería la participación del Partido Liberal en la coalición debería hacer un llamado público concreto a la participación. Cosa que nunca sucedió porque el joven presidente seguramente no quería involucrarse de manera directa con estos partidos, sino, mantener la idea de que no iba a dar ‘mermelada’.
Situación que realmente era falsa, porque de una u otra manera Duque sí nombró embajadora de Colombia en Egipto a Ana Milena Muñoz, esposa de Gaviria. De la misma forma, le ofreció a Vargas Lleras la Embajada de Londres, puesto que no acepto porque quizá era muy poco para él. A esta práctica se le conoce como pagar favores políticos y también es considerada como repartir «mermelada».
Ya que, según diferentes medios de comunicación, Germán Alberto Bahamón, excandidato a la Alcaldía de Neiva por Cambio Radical, llegaría a ser ministro de las TIC; Juan Carlos Restrepo, exsenador de Cambio Radical, sería nuevo ministro de Agricultura; y por la cartera de Salud, habría una puja entre Alexander Moscoso, que es el candidato de los Char, y Dilian Francisca Toro, exgobernadora del Valle, que sería la cuota de ‘la U’.
Es coherente pensar que tales nombramientos serían el pago para estos partidos por el papel fundamental que jugaron en la aprobación de la reforma tributaria, pero también, es el reflejo de un gobierno desesperado ante su visible crisis de gobernabilidad, y que por tanto, se vio obligado a quitarse la máscara de niño bravo que no repartía «mermelada» y ceder a los caprichos de los insaciables partidos tradicionales.
Es gracioso, como incluso algunos medios de comunicación, siguiendo la fachada, llegaron a proponer a Vargas Lleras como jefe de la oposición, ¡Qué disparate!
Este señor solo armó un berrinche porque no le ofrecieron suficiente «mermelada», por eso, ahora que su partido ya obtendrá algunos ministerios está feliz como un bebé con su biberón.
Entonces, Iván Duque gobierna con «mermelada» y solo trató de aparentar lo contrario porque sentía vergüenza, ya que, se jactó hasta el cansancio de repetir lo contrario en campaña. Pero el pobre jovencito uribista en el fondo sabía que era una falsa y absurda promesa, porque es imposible de cumplir en un establecimiento político tan podrido y corroído por la corrupción, y menos por el pupilo del expresidente de la «Yidispolítica».