Iván Duque, ¿un colombiano promedio?

Tristemente Iván Duque representa a una mayoría del pueblo colombiano. Un arrodillado al sistema que le tocó nacer y crecer en una sociedad facilista, víctima de una historia de servilismo y mediocridad.

Opina - Política

2018-07-14

Iván Duque, ¿un colombiano promedio?

El presidente electo. Un personaje corriente, simplón y sin gracia. Un elemento que pasa sin pena ni gloria. Un “don nadie” que se convirtió en el principal motivo de memes y burlas. ¿Qué le puede esperar a la Colombia que tanto lucha por salir del lodazal, con un representante que tiene no tiene ni un pelo de diplomacia y liderazgo?

Pero tristemente, Iván Duque representa a una mayoría del pueblo colombiano. Un arrodillado al sistema que le tocó nacer y crecer en una sociedad facilista, víctima de una historia de servilismo y mediocridad. Una pintoresca combinación de cualidades intrascendentes, unidas a exageraciones dadas por la incomprobable “malicia” que se supone nos caracteriza.

La facilidad que tenemos como sociedad de hacer de nuestra propia vida, una hipérbole de cualidades que se limitan a una improvisación exacerbada, una incapacidad de disciplinarnos y sobre todo, de asumir el papel de lo limitados y mediocres que podemos llegar a ser en nuestra vida diaria.

En cualquier espacio donde se desarrolla un colombiano, existe esa tendencia de exagerar las capacidades, hacer el menor esfuerzo, no pensarse en comunidad. Creer que se es el mejor sin demostrarlo con hechos. Como también quedar vergonzosamente al descubierto cuando no tenemos quien nos cubra, o peor, buscar a quien echarle la culpa de nuestros errores e incompetencia.

Todo esto producto de una educación paupérrima, incluso en las altas esferas del poder. El complejo de inferioridad oculto en esa alegría y colorido que nos hace ver como enfermos mentales. Con un optimismo tan enfermizo que parece una histeria colectiva constante. ¿Nos es tan difícil aceptar la realidad? Solo tenemos que mirar hacia atrás, releer nuestra propia historia.

Aquellos que han pensado más allá de su propia y egoísta conveniencia han engrosado la lista de asesinados y sacrificados. Los estudiantes honestos que no encuentran un puesto de trabajo por méritos académicos. Los empleados y asalariados que se someten a lo que el patrón les obligue a hacer, sin poder reclamar y ejercer sus derechos. La justicia incompetente, la intolerancia a flor de piel, la incapacidad de ver a la educación como un derecho y no un beneficio para unos pocos. La conciencia maleable que se persigna y olvida.

Somos y seremos por muchos años más, los artífices de nuestra propia tragedia. Acostumbrados a la muerte, al egoísmo y a la chabacanería del machismo, los prejuicios y la superficialidad.

Haciendo del día a día una supervivencia adornada con futbol, reinas y televisión. Levantando héroes en hombros el lunes y olvidándolos el martes. Condenados a la inmediatez del que tiene ahora y mañana no sabe, o no le importa.

Somos el mismo pueblo ignorante que prefiere el malo conocido, sin la fuerza de verse hacia adentro y asumir que fracasamos como sociedad. La esperanza hace parte aún de una mínima parte de la población, la misma que simplemente muere en las calles o baja la cabeza a lo que le tocó en suerte. Porque los mártires no tienen rostro para esa inmensa mayoría que vive en el engaño de la prosperidad del que tiene y no del que es.

En menos de un mes, el país del sagrado corazón habrá caído en manos de la barbarie otra vez. Mientras se retoman las banderas de la violencia, la discriminación y el olvido, los colombianos se siguen exiliando, muchos de ellos llevando la mala educación enquistada en su alma y su valija. Otros, buscando refugio y sufriendo la orfandad de un estado indolente. Preguntándose todos los días si esta pesadilla de país que tenemos va a respirar por primera vez un aire limpio de dolor y crueldad.

( 8 ) Comentarios

  1. Nadie ni nada nos va a ahorrar el esfuerzo de educarnos, organizarnos y movilizarnos por nuestros derechos en cada Sector, como l@s maestr@s y trabajadores, en cada Territorio, como en Buenaventura y el Pacifico, en Barranquilla y el Atlántico o en Bogota y La Sabana, en cada Entidad pública o Temática de interés colectivo. Que es la manera de dar piso firme a la necesidad de cambiar ésta cruel historia. Lo demás vendrá por añadidura. Manos a la obra. Pa’tras asustan.

  2. México tuvo a un payaso como peña nieto al poder, se mamo y ahora eligieron algo diferente no se sabe aun si mejor o peor pero diferente. Ojala el payaso que ahora 10 millones de ciegos de la realidad colombiana eligieron ya no les cause gracia y en 4 años algo diferente llegue a presidirnos, de manera correcta y justa como el país glorioso que merecemos ser. Excelente articulo y saludos a la Oreja Roja por sus aportes.

  3. ReplyGilberto serna valencia

    No es promedio, es del montón para abajo.

  4. No nos espera nada bueno, no a la gente que lucha por salir de la mediocridad de la que hablas, quienes pensamos en comunidad y que sabemos que la guerra y la violencia no son la solución a nada, es triste ver que gano el lado «malo» de un pais tan hermoso, con gente que vale aún por lo que es, solo nos queda luchar, resistir, aunque no sera nada facil, valdrá la pena.

  5. ReplyMauricio Castillo

    Una muy triste REALIDAD

  6. Iván Duque no alcanza la categoría del colombiano promedio. Sólo pertenece a esa clase social donde sin mayor esfuerzo ni logros de alcanzados y pasando sí por encima de aquellos más calificados pero no se les ha entregado el trampolín de las conveniencias de los que manejan los hilos del poder. Es una lucha bien dispareja. No es la misma forma de ascender, pero cuando se sube con ayuda impulsado de un jalón, la caída de puede ser muy fuerte y puede arrastrar a quienes lo sostienen arriba. Y mientras ellos caen, los verdaderos líderes ya están en la cima.
    Además los hilos que lo sostienen están bastante enredados y se en algún momento ese mismo nudo también impedirá y frenará su asenso. Además no tiene la capacidad para desenredarlo.
    Los colombianos de bien no pueden desfallecer en su lucha, muchos entregarán su vida y lo que no se puede permitir es que sea en vano.

  7. Lo que realmente le ha hecho y le hará daño al país, son los ciudadanos que solo saben criticar, juzgar, cuestionar, señalar, pero no tienen ni una sola idea aportante a la construcción de una mejor sociedad y país; allí están incluidos periodistas que como algunos de este medio, se escudan en su profesión y en una supuesta libertad de prensa, que solo muestra su incapacidad de construir, y solo deja en evidencia el lado oscuro de la sociedad colombiana que pasa sus días en medio de lamentaciones y espera que otros hagan por ella lo que no hace por si misma. Los invito a crear, construir y generar progreso en todo lo que esté a su paso.

  8. Desgraciadamente la historia nos ha demostrado que los «Diferentes» que han llegado al poder tanto en este continente como en todo el mundo bien sea por eleccion o por las armas, no han sido «mediocres» sino «pesimos» «autoritarios», «asesinos» dispuestos a llevar a cabo sus intenciones que no son realmente altruistas sino un deseo de poder y de ambicion desmesurada, de perpetuarse en el poder a toda costa y sin admitir ni un solo error de su parte.
    Sera a este sufrido mundo solo le queda esta nefasta posibilidad? …Que tristeza…

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Dario Hernández
Escritor de novelas. Contrera, despatriado, exiliado y ácrata. Ni militante, ni hincha, ni creyente.