En América Latina, después de la crisis de la deuda de los años 80, en donde se implementaron políticas económicas para el control de la inflación a corto plazo, dirigidas por el Consenso de Washington (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y el Departamento del Tesoro de los EE.UU.); se viene observando un constante detrimento de los países que siguieron con estas medidas económicas a largo plazo, como es el caso de Colombia.
Su amplio deterioro en la calidad de vida de los ciudadanos debido a la implementación de las reformas neoliberales, que conllevaron al Estado a generar énfasis en el mercado, la iniciativa privada y la desregulación de la economía, con una amplia impronta en la privatización de las empresas públicas, es una muestra de ese constante detrimento.
En otras palabras, se dio el derrumbe del Keynesianismo o Estado de Bienestar que era la vanguardia de los gobiernos de América Latina hasta la época de los años 70. En este contexto se puede evidenciar que hace más de tres décadas se ha venido sosteniendo un modelo económico que ha fracasado en términos de generar calidad de vida.
Pero ese ha sido el modelo imperante por políticos que llegan cada cuatro años al gobierno de Colombia y tienen trazada una política económica para algunas minorías empresariales y no para las mayorías: “el pueblo”, en palabras tácitas de Marx.
Tanto así que las recomendaciones del Consenso de Washington están dirigidas sobre una visión de un Estado Mínimo, partiendo de tres preceptos en un contexto de liberación económica:
- La intervención estatal en la economía, no solo es ineficiente sino injusta;
- Todas las alternativas al libre mercado son intrínsecamente equívocas, (por ejemplo: Socialismo o Keynesianismo) son más probables las fallas del Estado que las del mercado.
- El Estado solo debe estar para hacer cumplir la ley y el orden, proteger la propiedad privada, proporcionar infraestructura básica y “bienes públicos” que el mercado no esté en condiciones de proveer.
¿No se les hace algo muy similar a lo que vivimos todos como colombianos en nuestro alrededor?
De esta manera, podemos observar como resultado, el empobrecimiento del pueblo colombiano, a causa de la reforma neoliberal enquistada desde hace más de tres décadas, que en gran medida golpea a la clase trabajadora, genera un Estado Mínimo, recorta el gasto público y somete los derechos sociales al mercado.
Todo esto a su vez, conlleva al estancamiento del desarrollo equitativo del país, genera una mayor desigualdad social y una amplia brecha de pobreza y miseria en extensos sectores de la sociedad.
Es preciso recordar que un “Estado Mínimo” es sinónimo de un “Estado Austero”, esa frase que tanto escuchamos nombrar por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, el mentor de profundizar la crisis social de Colombia desde el 2002.
Iván Duque, no hay ninguna razón económica, política o filosófica por la cual deba aceptarse la bárbara pretensión del neoliberalismo de reducir el Estado a una empresa, y a esto me refiero tácitamente a mercantilizar la educación, la salud, la vivienda, tercerizar el trabajo y privatizar las pensiones.
Señores lectores hagamos valer los derechos sociales como ciudadanos, esos derechos adquiridos y ganados que nos brinda la Constitución Política de 1991, aunque muchos del Ejecutivo actual quieran regresarnos a la Constitución de 1886, resistamos y avancemos como sociedad civil.
Foto cortesía de: Pulzo.
creo que el neoliberalismo nació como en cáncer en América latina
cáncer que tiene enfermo a cada país .. Argentina, Colombia …chile..
pero lo más terrible no es sólo eso sino seres con ansias de poder que llegan al ejecutivo y dan la estocada …
tenemos los peores líderes … en cualquier clase de sistema político que se trate de instaurar la falla es de quién dirige caso Venezuela (da Grima)
todo ello conlleva a un colectivo lleno de rabia y antivalores creen y apuestan a que es con armas que se arregla todo por eso eligen lo que eligen .. para allá va Brasil con Balsonaro …
Desafortunadamente los más miserables son los que más votan, por eso los políticos hacen su política en los barrios más pobres, pues éstos cambian su voto por una sopa o por una caja de lechona. Y cada vez serán más miserables por ese motivo, por no pensar su voto y por vender su conciencia al más corrupto. Mientras esto suceda, nada cambiará. Los corruptos políticos, que son la mayoría de escoria de este país, trabajan para el FMI.