Columnista:
Germán Ayala Osorio
El Partido Comunes, con Rodrigo Londoño a la cabeza, rindió hace ya pocos días, homenaje al ‘Mono Jojoy’. La invitación la hizo el hoy compareciente ante la JEP, con la frase «todas y todos a conmemorar una vida dedicada a la lucha por los más humildes». Al hacer público el anuncio, medios afectos al régimen, como El Tiempo y Semana, registraron el hecho con titulares como El Polémico homenaje de la Farc al “Mono Jojoy” y Polémica por homenaje de excombatientes de las Farc al Mono Jojoy.
Sobre los titulares hay que decir que el primero es desafortunado, porque incurre en el error de insistir en que la Farc existe, bien como guerrilla, o como el recién desaparecido partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, nombre dado al movimiento que nació del Acuerdo de Paz de La Habana. En su momento, se cuestionó la decisión de mantener la sigla Farc, a pesar del nuevo significado dado. Sin duda alguna, en su momento los líderes de la extinta guerrilla actuaron desde la soberbia y la arrogancia. Después entendieron y ahora el partido se llama Comunes.
Volvamos a los titulares de prensa. Por supuesto que la intención del editor general de El Tiempo es generar en las víctimas, la mayor indignación, en particular aquellas que aún no aceptan perdonar a sus victimarios. Al calificar como polémico el homenaje, el diario busca minimizar el error y ocultar la postura política asumida. Casi lo mismo se puede decir del titular de Semana, con el que se insiste en la vigencia de la nomenclatura Farc, cuando en estricto sentido debería de hablar de la extinta guerrilla. La existencia de las disidencias no puede usarse como argumento para insistir en hablar de un grupo armado ilegal que desapareció gracias al proceso de negociación política adelantando en La Habana y al tratado de paz firmado entre sus máximos comandantes y el Estado colombiano.
Más allá de los titulares de prensa, el evento en sí mismo deviene inconveniente políticamente por cuanto los líderes del partido Comunes saben de antemano que el ‘Mono Jojoy’ fue convertido por la gran prensa en una gran bestia, en virtud a que fungió como el carcelero de cientos de secuestrados, civiles y militares, que las entonces Farc-Ep encerraron, maltrataron y humillaron en los conocidos «campos de concentración» en los que muchos pasaron varios años. El cinismo, la arrogancia y el evidente disfrute con el que el entonces carcelero expuso las condiciones indignas en las que mantuvieron a los secuestrados, hizo que la prensa convirtiera al ‘Mono Jojoy’ en un despreciable «animal».
El reconocimiento deja entrever que los excomandantes y en general los cuadros del Partido Comunes aún no se asumen como civiles y políticos. Por el contrario, parece que siguen sintiéndose combatientes, por cuanto rinden homenaje al más tropero, sanguinario y militarista de sus compañeros. Si bien hay que entender que los miembros de Comunes están en un proceso de transición, es tiempo de que entiendan que para pasar las dolorosas páginas de la guerra interna se necesita un cambio de chip en quienes participaron de las hostilidades siendo combatientes. Volver a pensar y actuar como civiles también implica reconocer que rendir homenaje a quien violó los DD. HH. y las normas del DIH es un despropósito para una sociedad que necesita desprenderse de las lógicas de los combatientes.
Los líderes y lideresas del Partido Comunes deben entender que ese tipo de homenajes públicos hieren a quienes aún les queda difícil comprender y entender el por qué de los beneficios otorgados, en el marco de la justicia transicional, a quienes cometieron delitos de lesa humanidad.
El homenaje bien lo pudieron haber hecho en privado. Hacerlo público los expuso a medios como El Tiempo y Semana, encargados de tiempo atrás en generar estadios de opinión pública contrarios a la reconciliación y a la construcción de la paz.
Excelente llamado.