La Hipótesis Gaia es un modelo propuesto por James Lovelock, donde la Tierra es un Ser vivo en sí mismo. Así como en el cuerpo humano existen micro-organismos que nacen y mueren por minuto, igual ocurre a una escala mayor. Según Lovelock, la Tierra también mantiene constante su temperatura corporal y otras variables vitales, como lo hacemos nosotros. Las especies funcionarían al interior de un super-organismo.
La Hipótesis ha servido de base a otros científicos, que plantean que las ondas electromagnéticas actúan como una red neuronal. Entonces, lo que se formula es una nueva base para reinterpretar la vida, con puntos de contacto con narraciones de culturas antiguas.
Por esto hay juristas que se maravillan con algunas constituciones políticas, que ya reconocen a la Tierra como un sujeto de derechos. Cualquiera puede reclamar en nombre de Gaia sin que el peticionario sea el afectado directo. Sin embargo, en la mayoría de países aún predomina la visión antropocéntrica: Los derechos de la Naturaleza pertenecen a los derechos humanos, por lo que su titular sigue siendo el hombre.
Más allá de la validez de la Hipótesis y su reconocimiento jurídico, estamos ante otra invitación a reflexionar sobre nuestra interacción con el ecosistema.
Hoy nuestro país es uno de los mayores generadores de daño ambiental. Somos potencia en contaminación hídrica, minería en páramos, pérdida de bosques, tráfico de fauna, adicción al glifosato, derrames petroleros y polución urbana por encima de los niveles aceptados.
Un lugar aparte ocupa la construcción de hidroeléctricas y megaproyectos sin estudios, que desestabilizan el ecosistema en medio de una olla de corrupción política e incompetencia de la ingeniería nacional.
En Derecho Penal Ambiental la persecución se enfoca en el minero ancestral, mientras se protege a grandes devastadores industriales, que en su voracidad aniquilan el equilibrio natural.
Mientras no se promueva la conciencia ecológica, la corrupción seguirá siendo el tumor que se propaga como metástasis en el cuerpo de Gaia y que uno de sus disfraces es el de Alcalde con motosierra talador de árboles.