Hasta aquí nos trajo el río

Ese es el nombre del estadero más antiguo del balneario Hurtado y parece ser una premonición de la tragedia de los vendedores que derivan el sustento de sus hogares en las orillas del río Guatapurí.

Opina - Sociedad

2018-06-11

Hasta aquí nos trajo el río

La prohibición de la venta de bebidas alcohólicas en el balneario Hurtado, Valledupar, es un error grandísimo, una medida que genera una problemática social incalculable. El alcalde, amparado en el nuevo código de policía, que además le da autonomía en este caso, ha tomado una decisión apresurada que debería analizar y buscar por medio del diálogo con los afectados, una solución donde se vean beneficiadas todas las partes, en términos aristotélicos un Justo Medio.

Son más de 1000 hogares los que se ven afectados por esta medida autoritaria que carece de legalidad, porque hasta el día de hoy, no hay un plan de reconversión, niños que han dejado de asistir a sus colegios por la crisis económica que llegó a sus casas, jóvenes que apuntaron a ser parte del cambio social, pero que ahora se quedaron sin el dinero para seguir sus carreras profesionales, cientos de trabajadores honrados que hoy en sus casas no tienen con qué comer, la degradación social parte del momento donde no hay oportunidades laborales, de ahí es donde nace la delincuencia, y la medida está creando un foco potencial de inseguridad.

No quiero pensar que es verdad lo que se murmura, que, así como pasó con el famoso mural de Piedrahita, lo del balneario también sea por “motivos religiosos”. Prefiero creer que no se han sentado a analizar la problemática a fondo y fue producto de una ligereza.

Las mesas de diálogo no son para escuchar nuestra propia voz, y parece que fue eso lo que pasó en la reunión que se adelantó con el gremio de vendedores, Secretaría de Gobierno, Ministerio de Trabajo Territorial y la estéril Provalledupar, no hubo acuerdo, fue un diálogo de sordos y mientras tanto los ahorros se acaban, la desesperación aparece y ni para qué imaginar lo que pasaría después…

Esa falacia que han querido vender, de que el río es una cantina de mala muerte, es insostenible, pero las cifras de riñas y homicidios dicen otra cosa; que hay falencias, sí, pero se pueden arreglar, los vendedores tienen toda la disposición del mundo, solo están esperando que se sienten con ellos y le propongan las condiciones.

La cerveza: en escena es la manzana de Adán, prohibirla fue cortar la columna vertebral de la economía del balneario, pues ella representa nada más y nada menos que el tiempo de permanencia de los clientes en el río, alrededor de esta refrescante sustancia llega la tertulia; llega la cartera abierta a cualquier mecato, artesanía, masaje, juguete, comida, etc. Si tu tiempo se reduce en el lugar, no solo afectas a los vendedores de bebidas alcohólicas, sino que afectas a todos —sí, hasta al que pide— y si tomas la decisión de ya no ir porque tu plan incluye unas espumantes, peor aún, y eso es lo que está pasando.

El mayor porcentaje de personas que van a disfrutar del hermoso río Guatapurí no van a buscar la embriaguez del siglo, el promedio de los que hacen esto es muy bajo.

Hay que ver cómo es ejemplo Montería, Santa Marta, Cartagena, y muchas más ciudades que crearon sus espacios turísticos amigables, tanto con el medio ambiente como con el cliente, los Vallenatos no podemos quedarnos atrás tenemos igual o mayor capacidad para estar a la par de ellos ¿o es que acá somos unos irracionales que solo nos corrige la prohibición? Aquellas ciudades lo lograron con un concepto moderno de cultura ciudadana: autorregulación.

Ojo, lo que generan las prohibiciones son los mercados negros y acá ya se está moviendo uno, se conoce de varios personajes que venden clandestinamente estas bebidas, sin importarles el futuro de los envases, ya hay lucha de territorios y pueden aparecer homicidios como en toda mafia. El problema de la alta inseguridad en Valledupar no es un secreto para nadie, hay una tasa muy alta de riñas y homicidios ¿Cuántas y cuántos son en el balneario Hurtado? Una pregunta de analizar, para dejar se satanizar esta fuente de empleo.

Lo cierto es que de no haber una pronta solución que permita a estas personas trabajar, no necesito ser adivino para decirles que el próximo informe del DANE donde en la actualidad ocupamos un deshonroso lugar con una tasa de desempleo del 15.5%, se incrementará a un 19.5% por simple lógica, sin maquillaje. La política parece ser darle la espalda al río.

Con este episodio a muchos que actuaban de manera irresponsable les llegó la autorregulación y el sentido de pertenencia, la solución es llegar a un acuerdo donde ganen todos, lograr tener un sitio turístico donde ganen los vendedores, los clientes y sobre todo el río Guatapurí. La falta de pertenencia, las necesidades, los miedos sería lo que el río se llevó, si logran un acuerdo, sino la inseguridad, la miseria, los sueños truncados, sería lo que La Gaira de Carlos Vives trajo.

El alcalde ha demostrado tener un corazón noble, esperemos que saque a relucir su empatía y logre ayudar a estas familias, porque la familia es lo primero ¡La de todos!

Advertencia: esto puede terminar en la creación de un serio problema social derivado de la imposición de un estilo de vida religioso a través de la instrumentación de las leyes y eso nos pesaría por siempre.

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Andy Romero Calderón
Vallenato de cédula, Guacochero de nacimiento. Ingeniero de sistemas de la Universidad Popular del Cesar. Me gusta la buena crítica y política, sin caer en sus vicios y hasta donde los argumentos me dejen llegar. Amante de la buena música no de un género en específico. Todavía trato de leer y escribir. El silencio es, después de la palabra, el segundo poder del mundo.