Columnista:
Camilo Giraldo Álvarez
Desde los medios y como secreto a voces se dice que Medellín ya tiene alcalde, que las encuestas muestran al inmensamente favorito Federico Gutiérrez como el que traerá el orden y la seguridad a la ciudad, perdida por el “quinterismo”. Diferentes figuras lo buscan desesperadamente para tenerlo de aliado y así impulsar candidaturas desde Juntas de Administración Local hasta la Gobernación de Antioquia, con el pensamiento de que si salen en la foto con “Fico”, entonces tendrán a favor ese 71 % que al día de hoy lo posiciona solitario en la última encuesta realizada, siendo su inmediato perseguidor Juan Carlos Upegui, su contradictor más acérrimo en temas políticos, que ostenta un inferior 10,5% en intención de voto.
En algo que los ciudadanos de Medellín pueden coincidir es que no es la primera vez que ven la figura de Federico por todas partes; la presencia de su imagen fue una constante de suma importancia para su persona en lo que fue su pasado mandato en la alcaldía entre 2016 y 2019, siendo el ejemplo por defecto el programa de Telemedellín “Federico cuenta con vos”, donde el alcalde caminaba las calles mientras comentaba las mejoras que su gestión estaba llevando a cabo. Otro ejemplo muy recordado es la persecución de la que hizo parte a dos delincuentes acusados de un fleteo el 13 de enero de 2017, donde estuvo muy activo en la búsqueda de dichos individuos, “sin descansar”, hasta que se entregaron.
Para su protagonismo el presupuesto público de la alcaldía de Medellín fue muy necesario. Según la Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP, entre 2016 y 2017, el alcalde gastó 130 000 millones de pesos en publicidad oficial, que no solo salieron del fondo para ese fin; 250 millones de pesos salieron del fondo de mejoramiento de la estructura vial. Para comparar, con este monto se pueden construir 5 mega colegios en la ciudad, comprar 7 trenes para el Metro, mejorar la financiación de la Secretaría de la Mujer o de las comisarías de familia, que hasta hoy acarrean un amplio déficit presupuestal.
El 71% de este monto se distribuyó a través de la contratación directa, es decir, 90 000 millones de pesos que salieron del bolsillo de los ciudadanos fueron asignados a dedo. Los principales beneficiados fueron Telemedellín, con 6 000 millones de pesos, para patrocinar el programa ya mencionado, y por defecto, la figura del alcalde; la revista Semana, con 800 millones de pesos para promocionar la ciudad en el exterior; El Colombiano, con 733 millones de pesos en una carta en blanco sin un objetivo específico, o lo que es igual, un incentivo para que Gutiérrez esté presente en la agenda del medio, pero de buena manera.
Dentro de la Alcaldía de Medellín se invirtieron 22 700 millones de pesos para la producción de “periodismo institucional”; para producir contenidos tenía cinco fotógrafos y tres camarógrafos a su disposición, además de pagarle a Teleantioquia 230 millones de pesos para la retransmisión de los 62 capítulos de su programa, “Federico cuenta con vos” a toda Antioquia, en aras de una campaña presidencial, que como ya sabemos, no resultó.
Toda esta inversión a la propia figura con recursos públicos atentó contra el artículo 10 de la ley 1474 de 2011, la cual dice que “Se prohíbe el uso de publicidad oficial, o de cualquier otro mecanismo de divulgación de programas y políticas oficiales, para la promoción de servidores públicos”. La alcaldía de Gutiérrez defendió este gasto argumentando que tanto el programa como las demás inversiones eran para representar una “estrategia de comunicación de rendición de cuentas”. Llegados a este punto, hay que recordar que este gasto es apenas del primer año de mandato de Federico en la alcaldía, 2016-2017.
Como se puede apreciar, Federico Gutiérrez tenía bajo su control los medios, pero no conforme con eso, quería que se transmitiera lo necesario para su espectáculo, sin importar que esto implique aliarse con la ilegalidad. Para su mayor show mediático, la persecución a los fleteros en enero del 2017, que le serviría como estandarte para proclamarse como el prócer de la seguridad en Colombia, se demostró que hubo contactos entre Gustavo Villegas, su secretario de seguridad, y la Oficina de Envigado, para la entrega de los delincuentes como un canje para que las fuerzas de la ley no hicieran una redada en varios sectores al sur del Valle de Aburrá.
También pretendía modificar la opinión y atacar a sus opositores en redes sociales; para ello Mateo Gómez, su director de redes, creó 300 perfiles falsos desde 2015 hasta 2018 que modificaban tendencias, publicitaban hashtags y principalmente apoyaban la figura del alcalde en la red social Twitter.
La influencia mediática hizo que se generara una falsa percepción de que todo estaba bien en el gobierno de Federico Gutiérrez, cuando en realidad en su mandato los jóvenes tuvieron pocas oportunidades laborales, la desigualdad aumentó, el 10% de los niños de Medellín nacieron con bajo peso y 7 de cada 100 mil habitantes se suicidaron. Se modificaron cifras en seguridad: según la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social , en la Medellín de «Fico» habían más de 800 plazas de vicio, 350 bandas criminales y gran cantidad de violencia y hurtos, contrario al discurso oficial. Un movimiento por demás bajo fue el que denunció la Veeduría Ciudadana al Plan de Desarrollo, quien expuso que los índices de pobreza fueron entregados a nivel del Área Metropolitana, y no se proporcionó información sobre dichos índices a nivel de ciudad, de comunas y corregimientos; es decir, se generalizó para no mostrar la realidad particular de los territorios.
¿Qué esperar de un mandatario que predispone el show y el espectáculo a la verdad y la inversión social? Es la incógnita debería estar sobre la mesa en los diferentes círculos sociales de opinión y en los debates a la alcaldía, pero al sol de hoy, contradecir a Federico Gutiérrez es contradecir a los círculos más conservadores de la capital de Antioquia.
Este candidato es el heredero de la derecha antioqueña, por lo que la sana crítica a su laborar como servidor público, tan necesaria para la democracia, se tacha inmediatamente de una connotación política, que niega la verdad de las acusaciones, indiferentes de las que buscan hundir al candidato que las que buscan que mejore su accionar. Federico Gutiérrez se alza como el salvador de Medellín, pero eso sí, todo lo que haga debe quedar grabado, o modificado si no quedo bien para el show.