Enfrentarse al Establecimiento es, quizás, el ejercicio y el reto político más difícil y riesgoso que puede asumir un ciudadano, un grupo de personas, e incluso, los dirigentes de las organizaciones subversivas que en su momento hicieron dejación de armas y firmaron con el Estado colombiano los armisticios que les permitieron reintegrarse a la sociedad.
Ellos han sentido y sienten aún, el desprecio por sus vidas por parte de agentes claves y poderosos del Establecimiento por el hecho de haberlos enfrentado política y militarmente o por desconocer su autoridad.
Esto lo sabe muy bien Gustavo Francisco Petro Urrego, quien no solo se levantó en armas contra el Régimen a través de las acciones armadas ejecutadas por el M-19, en el marco del conflicto armado interno, sino que una vez desmovilizado y reincorporado a la vida civil, continuó confrontando, desde su rol de congresista, los cimientos morales de un Establecimiento que se asume así mismo como legítimo y moralmente superior al pueblo colombiano
Los debates que al interior del Congreso lideró Petro han sido memorables. Confrontó en su momento a uno de los más aguerridos defensores del Régimen: Álvaro Uribe Vélez.
Y lo hizo por el tema de la penetración paramilitar en el DAS y en otras organizaciones estatales. Y por supuesto, por el apoyo, que según numerosas fuentes, Uribe recibió de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) para llegar a la Casa de Nariño.
Recientemente, el exalcalde de Bogotá, en la misma corporación legislativa, confrontó al Fiscal General de la Nación, señalado por el también senador Jorge Enrique Robledo y por el periodista Gonzalo Guillén, entre otros más, de ser el “fiscal de bolsillo” del banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo.
En esta ocasión, Petro enfiló baterías contra Néstor Humberto Martínez Neira (NHMN), por haber guardado silencio, en su calidad de abogado y ciudadano, ante los actos y hechos de corrupción que conoció del entonces auditor, Jorge Enrique Pizano (Q.E.P.D.) y que involucran a la multinacional Odebrecht y a filiales del Grupo Aval, a las que Martínez sirvió en su calidad de abogado.
Es decir, Petro se viene consolidando como un incómodo outsider, hecho que no solo lo ubica como un fuerte detractor y crítico de aquellos agentes de poder que de disímiles maneras han coadyuvado a la construcción de un Régimen mafioso y corrupto, tal y como lo vienen denunciando Petro, Robledo y Guillén, entre otros muchos más, sino que hace posible que los sectores más oscuros y tenebrosos del propio Establecimiento, lo hayan declarado como objetivo militar y moral.
Al jugar el rol de faro moral, en una sociedad moralmente confundida, Petro Urrego se convirtió en un indeseable ciudadano y político, y una piedra en el zapato para el Régimen de poder.
Por el solo hecho de haber hecho juicios morales a connotadas figuras del Establecimiento, Petro desató las más airadas reacciones.
Pues bien, la publicación del video en el que aparece Gustavo Petro recibiendo 20 millones de pesos de manos de Juan Carlos Montes, explica con claridad la molestia que al interior del Establecimiento subsiste en torno al exalcalde de la capital del país, por haberse atrevido a confrontar al banquero Sarmiento Angulo por los actos de corrupción que enredan, por lo menos éticamente, a filiales del Grupo AVAL y al abogado Néstor Humberto Martínez Neira.
A la persecución fiscal que ya sufre Petro Urrego por cuenta de las sanciones monetarias impuestas por el Contralor Distrital, se suma la acción político-mediática emprendida por el Centro Democrático y asumida sin mayor discusión por la prensa afecta al Régimen, de anular moralmente al combativo senador.
De esta manera, se intenta desviar la atención del país y, muy seguramente, de las autoridades norteamericanas, del foco que Petro, Robledo y Guillén, entre otros, encendieron para mostrar el “conjunto de complicidades”, como diría Gómez Hurtado, que se han tejido para tratar de ocultar uno de los escándalos de corrupción más grandes destapados recientemente en el país: Odebrecht y filiales del Grupo Aval en la construcción de tramos de la Ruta del Sol II.
Con la publicación del video, ahora Petro sufre las consecuencias de un juicio moralmente mediatizado, cuyas derivaciones políticas aún no se pueden calcular y mucho menos medir.
Es probable que judicialmente no haya lugar a la imputación de cargos, por cuanto el dinero recibido no tendría un origen dudoso y por el tiempo en el que se habría dado el encuentro con el señor Montes.
“La senadora por el Centro Democrático Paloma Valencia aprovechó el debate de Odebrecht para atacar al senador Gustavo Petro con la revelación de un video sin audio, en el cual el excandidato presidencial recibe fajos de dinero.
Desde ese momento, varios líderes dentro de la derecha política han dicho que se trata de una evidencia irrefutable de corrupción, que seguro es dinero relacionado con Venezuela, o con Odebrecht, o con narcotraficantes.
Esas acusaciones son temerarias e irresponsables. Tiene la razón el senador Petro al afirmar que “ninguna de las circunstancias en que se presenta el audio habla de cualquier tipo de actividad ilícita de ningún tipo, ni sobornos ni dineros ocultos, ni nada por el estilo”.
No hay motivos, con la información disponible, para creer que se cometió un delito. Eso no significa que el asunto quede saldado ahí. ¿Retira este hecho el foco sobre Odebrecht y los señalamientos al fiscal general? Por supuesto que no.
Pero que se trate de una táctica de distracción no puede leerse como una carta blanca para asumir que no ocurrió nada. Necesitamos respuestas”.
Ahora bien, no se puede desconocer que el video golpea la imagen que Petro mismo se había autoconstruido como faro moral, en el contexto de una clase política torcida, mafiosa y corrupta.
Sin duda, es un golpe durísimo a la confianza que como político y posible presidente del país generaba en jóvenes y mayores, cansados de la sempiterna corrupción que carcome moralmente a las institucionalidades privada y estatal.
Eso sí, las explicaciones dadas por el exalcalde de Bogotá deben recibirse como parte de su derecho a la presunción de inocencia y, por supuesto, en el derecho que le asiste a defenderse de la condena mediática que hoy sufre.
El ensañamiento mediático en la figura que el video proyecta de Petro Urrego no puede servir para ocultar lo ocurrido en la relación Odebrecht-Fiscal-Grupo AVAL y, mucho menos, para dejar de señalar la naturalizada práctica social y política de que particulares financien onerosas campañas políticas.
Medios escritos como la revista Semana y espacios radiales como Blu Radio, elevaron al estatus de ‘suceso del año’ al contenido del video. Incluso, la revista hebdomadaria le dio portada y habló de “El Petrovideo”.
Sin duda una exageración periodística, que terminó haciéndole el juego a esa parte del Establecimiento que está buscando a toda costa sacar del camino de la política al incómodo congresista.
Por más de ocho días, la radio y la prensa abordaron el tema del video, dejando de lado el análisis y las exigencias de mayores y mejores explicaciones al Fiscal por lo denunciado en el debate y por las graves señales que mandó el propio Néstor Humberto Martínez cuando asistió al Congreso para enfrentar a sus citantes contradictores.
Por ejemplo, que el Fiscal General usó su poder para obtener información privilegiada y con esta intimidar a Robledo y al propio Petro. Incluso, dio a entender que supo de una reunión que al parecer sostuvieron Petro y Luis Fernando Andrade, uno de los eslabones en la cadena de irregularidades en el caso Odebrecht. Lo que hay de fondo es un ethos que pone de presente una realidad inocultable.
El poder económico, es decir, el que tiene dinero, es quien realmente termina eligiendo presidentes, congresistas, diputados y concejales. Y a eso se ven abocados todos aquellos que desean llegar a un cargo público de elección popular.
Ayer fueron los Rodríguez Orejuela entregando tulas con millones de dólares para la campaña Samper Presidente. Por los tiempos del proceso 8.000, el entonces Contralor General de la Nación, Becerra Barney fue procesado por enriquecimiento ilícito, por recibir dineros de emisarios del Cartel de Cali.
Con estos pocos casos de corrupción política no se quiere salvar a Gustavo Petro de cualquier responsabilidad que las autoridades señalen y demuestren que efectivamente se cometió un delito.
Por el contrario, lo que se quiere poner de presente es que en unos y otros, hay visos claros de un ethos mafioso y de relaciones con grupos paramilitares que no se compadecen con el caso que hoy tiene en la mira al senador de la Colombia Humana, gracias a la prensa afecta al Régimen de poder.
Para el caso de Petro aún no se prueba que el origen de los 20 millones esté anclado a un grupo criminal en particular o a una práctica de lavado de activos.
Lo que el video prueba, insisto, es que todos los políticos colombianos, en algún momento de sus vidas y aspiraciones, se han visto tentados —y obligados— a recibir apoyos económicos en efectivo, asunto que involucra tanto a la fuente, como al receptor de los recursos.
Parece que espanta más a los periodistas incorporados y a sectores de la opinión el que circulen 20 millones de pesos, con destino a una campaña política, que 50 millones de dólares, con el claro objetivo de comprar favores políticos para la ejecución de una obra civil de gran envergadura.
Ahora bien, por cuenta del linchamiento mediático a Petro, el país no puede poner en la misma balanza moral el recibimiento de 20 millones de pesos para una campaña, y los 50 millones de dólares que ronda la cifra por pago de coimas por parte de Odebrecht a políticos e intermediarios en la construcción de tramos de la Ruta del Sol II.
En una sociedad moralmente confundida como la colombiana, las conductas amorales o inmorales suelen venir en fajos diferenciados de acuerdo con el valor económico y con la identidad de los involucrados.
Petro jugó a convertirse en un faro moral, y quizás olvidó que para llegar a cualquier cargo público, hay que ceder y hacer todo tipo de transacciones. Él las hizo en el momento histórico que acompaña la grabación del video; y además, permitió que lo grabaran.
Ahora bien, chuzado o no por el antiguo DAS, lo cierto es que quien guardó la prueba audiovisual por tantos años y la filtró al Centro Democrático, sabía de antemano que podría contar con medios como Semana y Blu Radio, entre otros más, para enlodar la imagen del outsider que tanto dolor de cabeza viene produciendo de tiempo atrás al Establecimiento.
Foto cortesía de: El Espectador.
No sé por qué lo defiende, como djo el loco de Mockus: «Eso de recibir todos esos fajos de billetes así se ve muy feo.» es de lo mas cuerdo que ha dicho públicamente en su carrera. El señor Petro tiene algo guardado y no ha podido dar una explicación contundente al respecto, mientras no se demuestre que en ese video no hay ningún negocio «chueco» es mejor que no lo defienda
Es necesario dejar de ser idiotas utiles y servirles como desibformadores. es claro y evidente que ese video es la estrategia de los corruptos criminales, del fiscal Martinez, Grupo aval, Carrasquilla, el centro democratico para desviar la atecion.
LLevan muchos años tratando de enlodar y ensuciar a Petro con las armas mas bajas, la insidia, las calumnias, incitacion al odio mentiras etc; no pueden , por la sencilla razon que Petro seguramente , conforme lo que si es evidente es que sea honesto, no ha sido corrupto, salvo las señalamientos infundados.