Columnista:
Johana Orozco Ortiz
Han pasado muchas cosas en esta semana, pero pocas nos alegran el corazón y muchas lo llenan de cuestionamientos como: ¿en algún momento vamos a entender la magnitud de lo que está ocurriendo? Por asuntos de extensión, solo me referiré a dos temas que me confirman cada día que los humanos dañamos todo lo que tiene vida.
Se hunde el proyecto contra las corridas de toros:
Nuestra creatividad nos ha llevado a crear millones de espacios para el entretenimiento: teatro, danza, cine, museos, trovas, karaokes… infinitos; pero a pesar de esto, hay muchos que siguen sosteniendo que ASESINAR, sí, ASESINAR toros es una tradición. Más allá de eso, se jactan de sostener que al perderse esta «tradición», también se afectaría la CULTURA de las poblaciones que han vivido con ella.
¿Recuerdan que también era tradición hacer sacrificios humanos para alegrar a nuestros dioses? ¿Recuerdan que en muchos lugares de Asia es tradición circuncidar a los hombres? El problema de ustedes no es que esto sea o no una tradición, el verdadero lío es el tamaño de su cinismo y egoísmo, ese último nos ha llevado a ser uno de los 8 países que siguen considerando la tauromaquia como algo legal. Es decir, usted asesina a un humano y (creyendo que la justicia funciona) paga el delito, pero si usted asesina a un toro, va a ser aplaudido por cientos de ignorantes, sí, ignorantes.
No hay otra manera de nombrar a las personas que aplauden el hecho de acabar con una vida. En el mundo, cada año, son asesinados 250 000 toros en estas prácticas.
Imagínate que se organizara una fiesta en la que se propusiese un juego contigo de protagonista. En ese juego, se te puede forzar a hacer algo que no quieres, se te puede apedrear, atar, prender fuego, colgar, lanzarte desde las alturas e, incluso, matarte. Todo por diversión. Parece sacado de un guion (sic) de la saga Saw, pero no. Es a lo que cientos de animales han de enfrentarse cada año. Tomado de La Vanguardia.
Todos los que defendemos los animales nos sentíamos mucho más tranquilos con el Congreso elegido para este período, pero varios de sus miembros solo hacían sus tareas mientras estaban en campaña. Hablo de: Jorge Hernández Bastidas, José Alberto Tejada, Pedro Suárez Vacca, Gabriel Ernesto Parrado, Mary Anne Perdomo, Hermes Evelio Pete, David Alejandro Toro y Alirio Uribe Muñoz. Ustedes, congresistas, hubiesen podido dar el cambio a la votación que quedó 78 contra 75,
¡Dónde carajos estaban!
Pueden decirme que estoy llevando esto a extremos, pero después de esto, ustedes tienen la misma culpa que quienes votaron en contra de evitar el sufrimiento de inocentes animales. Ustedes decidieron no ir a alzar su voz, ustedes son igual de responsables. Ustedes van a permitir que esto siga siendo un espectáculo con el que se inflan bolsillos y se derrama sangre. ¿Por qué salen a hacer campaña a favor de los animales y con ideas progresistas si ni siquiera van a ir a los debates?
Hablemos también del caso de Hilary Castro:
El tema de la falta de funcionamiento del Congreso se queda corto al compararlo con las instituciones que reciben las denuncias de abusos sexuales. No estamos seguras en el sistema de transporte público, en las calles, en los parques, ni siquiera en nuestras casas. Invaden las ciudades de policías que, en muchos casos, son los mismos abusadores.
Todas las Alcaldías se llenan la boca invitando a denunciar, ¿para qué?, ¿para qué denunciar si estas instituciones están plagadas de personas indolentes y hasta encubridoras? Esto pasó cuando Hilary fue a denunciar:
Intentó denunciar los hechos ante una Unidad de Reacción Inmediata, pero no fue atendida. ¿La razón? Es menor de edad y esa entidad supuestamente estaba dispuesta «solo para adultos». Fue a otra URI, ubicada en la calle 30 con 12, y le dijeron que su caso «no era urgente» y como llegó después de las 5:00 p. m. también argumentaron que estaba por fuera del horario de atención. Tomado de Noticias RCN.
Mi pregunta es, ¿no les parece que incendiar el TransMilenio es muy poco para lo que podríamos hacer? ESTAMOS ENOJADAS Y CON TODA LA RAZÓN.
Si usted es de los que cree que ese bus vale más, ¿qué haría si esto le pasara a su hija, hermana, sobrina? Es muy triste pensar que duele más algo solo porque es público, pero si se trata de una vida no pasa nada, solo la individualizan y la hacen a un lado como si ese cuerpo no tuviera alma y sueños.
El bus se restaura, todas las paredes se pueden pintar, pero nos preguntamos: ¿Qué haremos con las secuelas que deja un abusador? ¿Cuándo podremos estar seguras en las calles? ¿Cuándo tendremos una justicia que se preocupe por nuestras vidas?