Estúpido amor

«Se lo confunde fácilmente con la experiencia explosiva de «enamorarse», el súbito derrumbe de las barreras que existían hasta ese momento entre dos desconocidos. Pero, como señalamos antes, tal experiencia de repentina intimidad es, por su misma naturaleza, de corta duración».

Opina - Relaciones

2019-10-10

Estúpido amor

Autora: Alejandra Díaz

 

 

Durante varios años se ha considerado al humano como un individuo de alguna manera estúpido, como un ser que tiene las cosas en frente y no se da cuenta de ellas, o en el peor de los casos, sí se da cuenta pero no hace nada al respecto: un humano ciego, especialmente cuando está enamorado, tragado o cualquier palabra que se le desee poner.

En la actualidad la única explicación que se puede dar a esto es estar loco, extremadamente loco por aquella persona de la que se está enamorado. Pero, como seres humanos razonables ¿nos hemos preguntado si existe alguna explicación científica al respecto?

Un claro ejemplo de aquella persona loca de amor es Charles, —personaje del libro Madame Bovary, de Gustave Flaubert— un médico cualquiera, obligado por su madre a casarse con una mujer viuda pero que, gracias a Dios, conoce a Emma, una muchacha joven y muy letrada para su época.

Primero él se siente atraído hacia ella por su forma de ser, por la labor que tiene en su casa y por muchas cosas más, sin embargo, lo que él está omitiendo en ese momento es que su cerebro está jugando con él; el cerebro de Charles está liberando cierta cantidad de testosterona, una hormona que le permite sentirse sexualmente atraído hacia ella.

No obstante, a medida que pasa el tiempo, Charles se empieza a enamorar de Emma haciendo que su cerebro esta vez libere dopamina, una hormona que lo hace sentirse bien cada vez que está con ella, y la que ocasionaría más adelante su matrimonio.

Emma se convierte en Madame Bovary, mujer un poco complicada, que hace estragos en su casa y después sale a revolcase con otro, dejando a su marido con grandes cantidades de oxitocina y vasopresina en su cabeza, haciéndolo creer en un amor falso hacia ella.

Ahora bien, nos podríamos preguntar si Charles sabe de las andanzas se su “maravillosa” mujer; la respuesta que les podría dar es que sí, él sabe acerca de los amantes de Madame Bovary, pero no hace nada al respecto gracias a ese amor que dice sentir por ella, el cual a medida que pasa el tiempo le genera un sentimiento de apego dirigido únicamente hacia Emma, rechazando de esta manera a otras personas que puedan llegar a interesarse en él. Ocasionando que ese supuesto amor que dice sentir sea más una relación simbiótica de larga duración que ninguno es capaz de terminar.

Charles considera que el dirigir su amor hacia una sola persona podría ser la causa con la que, a pesar de ser tan aburrido, su amada dejaría a aquellos hombres mucho más interesantes que él, por su inmenso amor.

De esta manera podemos evidenciar nuevamente lo tonto que puede llegar a ser el hombre por su amor ciego, que lo único que está ocasionando es desactivar sus circuitos cerebrales, evitando así que pueda pensar de manera correcta y se pueda dar cuenta de que el ser que dice amar en verdad está exhausto de él, y lo único que quiere es acabar con tanto sufrimiento.

Además, esta ceguera amorosa hace que su cerebro genere grandes cantidades de oxitocina, que le ayuda, si ya no lo hacía, a centrar su atención en su esposa, en las cosas más cotidianas que podría llegar a realizar Emma; como el ponerse a coser una tarde, o cocinar para todos en la casa.

Todo este entramado demuestra que una persona cuando está “enamorada”, en verdad puede ser el ser humano más imbécil del planeta Tierra.

Pero creo que en estos momentos el lector se está preguntando por qué razón Charles sigue viviendo al lado de una mujer que por mucho tiempo ha estado teniendo aventuras con otros hombres, o que, en el peor de los casos, se ha enamorado de alguno de esos mismos hombres, que lo único que han hecho es acostarse con ella.

La respuesta es que el cerebro de Charles está produciendo cantidades muy grandes de vasopresina, que le facilitan a un ser humano vivir con otra personaes decir, esta hormona le permite soportar sus caprichos en la casa, sus desprecios con él y con su madre, sus inmensas infidelidades y su mal humor todo el tiempo, y seguir viviendo juntos.

«En primer lugar, se lo confunde fácilmente con la experiencia explosiva de «enamorarse», el súbito derrumbe de las barreras que existían hasta ese momento entre dos desconocidos. Pero, como señalamos antes, tal experiencia de repentina intimidad es, por su misma naturaleza, de corta duración».

Y así, tal como lo dice Erick Fromm en su libro El arte de amar, es solo una eliminación de barreras, al principio, lo que en verdad atrae. Después solo se espera creer que la experiencia de la persona amada fue buena, para de esta manera, asegurar que se llegó a conocer muy bien a la otra persona.

Sin embargo, en el caso de Charles Bovary, lo único que se logró fue que Madame Bovary se aburriera de él, dejara de hacer aquellas cosas que tanto le gustaban y se consiguiera varios amantes, que aunque en algún momento también llegaban a aburrirse de ella, estaban ahí para sacarla de su triste realidad.

De esta manera se puede decir, tanto científica como literariamente, que los hombres pueden ser fácilmente los seres humanos más tontos del planeta debido a que, gracias a sus instintos sexuales, empiezan a liberar varios tipos de hormonas que con el tiempo pueden llegar a confundirlos tanto, hasta el punto de llevarlos a aceptar cualquier condición presentada con sus parejas, produciendo un amor ciego hacia ellas.

 

 

 

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Alejandra Cerón
Estudiante de Comunicación Social y Periodismo en la Universidad Pontificia Bolivariana, seccional Bucaramanga. 18 años de edad.