Nos critican de vándalos por unos pocos y no reconocen que la gran mayoría de los estudiantes, salimos a las calles sin más apoyo que nuestros argumentos para defender lo que no debería ser un privilegio.
Nos estamos despertando, nos estamos informando y nos estamos aproximando a una causa que nos va a convertir en un país menos ignorante, y eso, le duele a las personas oportunistas que mastican a espaldas de quien pasa entero, le duele a las oligarquías del país que responden a intereses propios y egoístas, pero que poco a poco y paso a paso, caerán, porque nos estamos concientizando como pueblo para convertirnos en el cambio que queremos para el país.
Y es que, ¿Cómo van a querer los medios de comunicación politizados, un país en el que nadie les crea? ¿Cómo van a querer los gobernantes, un país en el que el pueblo se informe y conozca la realidad de sus intenciones? ¿Cómo van a querer ellos, un país educado, consiente, culto y próspero en el que cada quien se gane la vida de manera honesta? Ellos, más que nadie, saben cual es la importancia de la educación, y por eso, se escudan en lo que sea necesario para que el pueblo que quiere conocer, no tenga las oportunidades de hacerlo.
Mostrarnos entonces, no como estudiantes sino como terroristas, vándalos e incluso asesinos, ¿A quién le convendría más? Tan fácil será para el presidente decir que no hay más presupuesto para la educación pública, después de mostrarle a quien no lee, a quien no quiere ver más allá y a quien no tiene un conocimiento previo que le permita comprender la realidad de la situación, que nosotros no merecemos, “por violentos”, nada del gobierno. Pero entonces, ¿Dónde quedan las miles de marchas pacíficas que realizamos antes de esta gran estrategia política?
Conocer la realidad en Colombia es percatarse que más allá de la ignorancia, están quienes se aprovechan de ella; es tener presente que los beneficios individuales siempre superarán los colectivos, es caer en cuenta que todo, en la práctica, se corrompe, y no porque la teoría no establezca lo necesario, sino más bien, porque existen quienes buscan su propia salvación en lo material, olvidando que la salvación la tendremos cuando seamos dignos de llamarnos humanidad.
Sin embargo, con todo lo anterior, en estas calles colombianas nacerá el cambio y crecerá la esperanza con nuestra voz cansada de argumentar, una y otra vez, porque la vida espera nuestros hallazgos y soluciones.
Así, es como se repite la historia, una vez más, nos quedamos con las manos vacías, sin soluciones, sin respuestas, sin presupuesto y ojalá en un futuro, por el bien del país, no tengamos que llamar a las universidades públicas, universidades privadas.
Pero tocaremos fondo y ahí es cuando quienes dejaron de seguir las masas, para salvar a una sociedad al borde del abismo, convertida en un imperio educado hacia el respeto y la tolerancia, haremos alusión a los versos de Hölderlin, cuando nos decía: “Allí donde crece el peligro, crece también la salvación”, porque cuando nos sintamos morir, será el momento para luchar por vivir.
