Twitter, Inc. es una herramienta sociotecnológica que ha causado un gran impacto en materia social, económica, política y cultural a nivel mundial. Indiscutiblemente, es una de las redes sociales más revolucionarias y con más brillo en la Internet junto a otras como Facebook e Instagram, debido a que cada día son más los cibernautas que se vinculan a esta para hacer uso de los distintos servicios que ofrece la red de microblogging creada por el empresario estadounidense Jack Dorsey.
En Colombia, penosamente, no se le está dando un manejo apropiado a Twitter.
Una red que puede ser utilizada para el fomento de múltiples escenarios de gran interés como debates, foros académicos, espacios de aprendizaje, marketing, veedurías, canales de información, obras sociales, entre otros, se ha convertido en una tribuna atiborrada de incoherencias, agravios, usuarios falsos (fakes), deficiencia ortográfica, imprudencias, humillaciones, amenazas, comités de aplausos y refriegas de quinta categoría que progresivamente están degenerando este instrumento cibernético, el cual es un buen catalizador para la gestación de acciones positivas que contribuyan en la edificación de una convivencia social dinámica y participativa.
Lo que hoy se está haciendo con Twitter es inadmisible. Hay muchos que quieren ser leídos y que sus sentires sean tenidos en cuenta como puntos de referencia, pero ignoran que para logarlo -considero- hay que ganarse un espacio entre los twitteros, su credibilidad, y eso solo se logra interactuando con deferencia, responsabilidad, y sobre todo, con conocimiento de todo lo que se comente, opine, critique o controvierta, porque no se puede estar divagando, como peces en un mundo perdido, en tópicos de los que no se tenga ni la más mínima idea.
Por otra parte, algo que es muy usual es la poca reflexión que precede nuestros tweets. No hay que perder de vista que con nuestras publicaciones se puede llegar a ultrajar la dignidad y el buen nombre de otras personas o cometer cualquier otro error fatal. No podemos estar entrometiéndonos en la vida personal de nuestros semejantes sin justa causa. Sí es posible adelantar labores constructivas a través de Twitter sin que sea necesario recurrir a injerencias viles y superfluas.
Estamos en un era en la que existe la imperiosa necesidad de que seamos seres proactivos. Esto es el siglo XXI, los tiempos de guerra poco a poco están llegando a su fin, hay que ir acudiendo a alternativas como la de trabajar aunadamente en la estructuración de una democracia robusta, donde las únicas confrontaciones sean con ideas, conceptos, teorías y puntos de vista, por supuesto, todo ello, sobre las sendas de ese humanismo y sentido de pertenencia que tanto demanda nuestra sociedad desde hace mucho tiempo, una deuda que hay que saldar urgentemente.
Estimo que todavía tenemos chance de tomar lo correctivos necesarios y emplear de mejor manera esta red social, aunque no se puede negar que el panorama se complica cada vez más. Depende de nosotros aprovechar o no ese espacio multipropósito que hoy tenemos el privilegio de tener a nuestra mano, 24/7.
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ADENDA: El tema de inseguridad en Colombia sigue latente. Las tasas de homicidios, abusos sexuales, extorsiones, atracos a mano armada y demás, van en ascenso. Esto es un asunto serio, requiere del entero compromiso de las autoridades competentes. Los colombianos estamos cansados. Ya estuvo bueno.