Esos gladiadores a los que llaman héroes

Quienes trabajan en el sector de la salud no necesitan que les digan héroes, necesitan que les garanticen la protección de sus vidas.

Opina - Salud

2020-04-14

Esos gladiadores a los que llaman héroes

Columnista:

Daniel T.

 

Muchas personas hablan de la salud con cierta autoridad y otras con demasiado desdén, pero en ambos casos, parece que lo hacen con potestad; unas, gracias al poder de los diplomas y, otras, al de las redes sociales.

Sin embargo, hace semanas he leído algo que me viene martillando y no me puedo sacar de la cabeza. Tiene que ver con ese insano término que le dicen al personal de la salud, a quienes desde el Gobierno Nacional, departamental y municipal llaman “Héroes”, como si esta palabra llenara la alacena del empleado o como si fuera un medicamento que mata el coronavirus.

En este momento, miles de personas están sin implementos de bioseguridad para proteger sus vidas; mientras tanto, están salvando las de otros.

El vocablo héroe me recuerda a aquel padre de familia tacaño que le decía al hijo “doctor” para no darle estudio. Héroe se le dice a aquellos profesionales que salen de sus casas vivos y no saben si volverán enfermos. Todo lo contrario, cuando los veo con sus uniformes en los hospitales, recuerdo las historias de aquellos gladiadores que antes de la batalla exclamaban: “Ave, Caesar, morituri te salutant” (Ave cesar, los que vamos a morir te saludan), porque realmente, es la única certeza que hoy tienen los profesionales de la salud.

Fotografía: redes sociales.

 

En redes vemos fotos de integrantes del personal de la salud, sonrientes en sus turnos, envueltos en bolsas plásticas, haciendo todo lo posible para no morir en el intento; pero como dice el viejo refrán “los médicos también se mueren” y, aunque es dicho con desdén, la verdad es que poco a poco estamos viendo cómo más vidas se van y se irán apagando con el devenir del virus.

Los profesionales de la salud ejercen una profesión de alto riesgo que, en nuestro país, no tiene esa connotación. Si en el Congreso, que tanto se vanaglorian junto con el Ejecutivo diciéndole al personal de la salud que son unos héroes, en este momento estuvieran pensando cómo hacer un ajuste salarial, cómo reformar esa Ley 100, cómo hacerle control a las EPS para que dejen de ser un negocio multimillonario, cómo sanear las finanzas de los hospitales municipales; además, de cómo endurecer las penas para los que osan robarse los recursos de la salud, el panorama sería otro.

Pero eso no pasará, no lo harán, porque es mejor utilizar una palabra insulsa y vacía, hacerle creer a los incautos que de verdad son valorados, así los echen de sus casas, no les vendan el mercado ni los dejen subir a los buses, o no les paguen el salario como pasa en el Chocó. 

La mentalidad de los colombianos, en épocas de pospandemia, no va a cambiar, porque la falta de educación que un pueblo necesita para pensarse a sí mismo, ha sido la gran ausente, y sin racionalidad no puede haber acción comunicativa que permita lidiar con estos problemas que no dan espera, como lo es la salud de un país, la física y, sobre todo, la salud mental.

Esta columna está dedicada a Henry, Lore y María.

 

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Daniel Largo
Me defino como una persona de causas justas, interesado en comprender la sociedad y sus estructuras, Me apasiona la política, los derechos humanos y la ciencia y tecnología.