La noticia del momento gira en torno de la empresa brasileña Odebrecht, encabezados como estos inundan la plana noticiosa: «Fiscalía tiene certeza de que Odebrecht asumió costos en campañas de Santos y Zuluaga», «Odebrecht sí asumió costos de las campañas presidenciales de 2014»
Esto claramente deja ver el gran interés de la firma brasileña en nuestro país, desde obtener contratos hasta decidir el destino del país participando en la contienda electoral apostando aparentemente a ambos caballos. Pero además del notorio “gusto” de la compañía por el país ¿que está en el entretejido de este escándalo?
Lo confuso del asunto o así nos lo quieren mostrar, es que todo parece estar suelto, todos dicen no saber o son traicionados y la justicia se muestra díscola, pero la maraña parecer ser más grande y con varios protagonistas de fondo que pueden enredarla aún más.
Tratemos de llevar el hilo: en los años de las administraciones Uribe y Santos, el socio político del primo del ex presidente (Otto Bula) hace “lobby” para la adjudicación de obras a favor de Odebrecht a cambio de jugosas coimas a funcionarios gubernamentales – como el capturado ex viceministro de transporte del gobierno Uribe, Gabriel García Morales – del orbe nacional y regional, lo que en 2010 Gustavo Petro expusó como el carrusel de la contratación nacional, llegando a oídos sordos de la Procuraduría y Fiscalía de la época, quienes centraron la investigación en dicho momento en la notoria arista que representaba Bogotá y su carrusel Moreno – Nule, sin llegar a profundidad.
Siguiendo la línea, Jorge Robledo escarba y se encuentra con el sonado préstamo de Banco Agrario a Navelena de propiedad mayoritaria de Odebrecht (recordando que ministros de Santos: Cárdenas e Iragorri hacen parte de la junta directiva del Banco Agrario) contando dicho préstamo con el respaldo de Grupo Aval de propiedad de Sarmiento Angulo ex jefe del fiscal Martínez, quien también cabe recordar fue el “superministro” de Santos antes de su llegada al cargo. Se va enredando la madeja…
A posteriori conocemos de boca de Duda Mendonça, asesor político brasileño, que la campaña de Óscar Iván Zuluaga también recibió aportes de Odebrecht para solventar el pago del asesor en cuestión. A pesar de la poca resonancia que pudo haber tenido el suceso, el Fiscal General le pone notable estruendo al asunto lanzando explosivas declaraciones sobre el posible ingreso de capital turbio de Odebrecht a la campaña del actual presidente, su ex jefe.
Bastante tejida la trama hasta ahora incipiente, pero con lo poco que va de las investigaciones podemos obtener un panorama preocupante, ¿Cómo se llegará a la esquiva verdad con tantos involucrados que se pisan las colas? ¿A quién se investiga? y lo más extraño y grave ¿quién investiga?
¿A quién investigará el fiscal Martínez, ex asesor de Sarmiento Angulo, ex ministro de Santos, aliado político de Vargas Lleras de Cambio Radical (el partido de la C de corrupción y coscorrón) o mejor aún, debe ser él el investigado?
¿Se investigará a Juan Manuel Santos, presidente en ejercicio, jefe de la ANI (Agencia Nacional de Infraestructura) untada por sobornos, ex jefe del fiscal Martínez, ex candidato y ex ministro de Uribe, quien probablemente según Otto Bula recibió para su campaña presidencial de 2014 apoyo de Odebrecht?
¿O a Sarmiento Angulo, ex jefe del fiscal, dueño de grupo Aval, accionista mayoritaria de Corficolombia, quien a su vez es accionista de EPISOL S.A.S copropietario con Odebrecht de la Concesionaria Ruta del Sol? (Ver comunicado)
¿Proseguirán las investigaciones a Óscar Iván Zuluaga, ex ministro y candidato de Uribe, simpatizante del fiscal Martínez y aparente receptor de aportes de Odebrecht a los gastos de su campaña?
¿Se llegará al expresidente y actual senador Uribe, quien ejerció como primera autoridad de la nación durante la mayor parte de los sobornos, ex jefe de Gabriel García Morales, cercano a Otto Bula, ex jefe de Juan Manuel Santos y director político de Óscar Iván Zuluaga?
Y así podríamos continuar la lista de nexos como siguiendo la teoría de los seis grados de separación, dando más luces del gran escándalo tentacular de Odebrecht en conjunción con la corrupta clase política, judicial y empresarial de nuestra querida Colombia.
Viendo la compleja maraña que tenemos en nuestras manos, desfallecemos sabiendo que poco podría obtenerse con la “ciega” justicia nacional o ¿nos animamos y seguimos el ejemplo de Rumania?