Autor:
Jesús Antonio Córdoba
En el marco de las jornadas de movilización en Colombia, que empezaron el 28 de abril y se han prolongado indefinidamente, se han presentado varios casos de violencias basadas en género, no solo por la institucionalidad, sino también por las primeras líneas. Tuve la oportunidad de hablar con una de las afectadas sobre su caso y el siguiente es su relato.
¿Cuál ha sido tu rol dentro de estas jornadas de movilización durante el paro nacional en Colombia?
Mi rol en las cosas del paro nacional, aparte de donaciones y recoger insumos, ha sido venir a apoyar presencialmente cada cierto tiempo, ya que no soy de Bogotá. Ahora estoy trabajando con prensa independiente, evidenciando los enfrentamientos con el Esmad. Además, como sé de primeros auxilios, he colaborado como brigadista. Justo ayer terminé una capacitación como brigada de respuesta en todo lo que tenga que ver con las manifestaciones.
Pasemos a los hechos sobre tu caso
Llegué el 27 de mayo a Bogotá con insumos médicos y algo de protección para entregar a las primeras líneas (PL). Viajé con un grupo de cuatro chicos de los Escudos Azules, pero del lugar de donde soy; no tenían la capacidad económica para viajar, tenían menos de la mitad de lo necesario por lo que el resto lo patrociné, más otros gastos como el traslado de los escudos. Ellos conocían gente de la PL de Suba y de la Asamblea. Dividí los insumos para entregarlos en el Portal Resistencia y lo demás lo dejé para Suba. En ese entonces no sabía sobre las divisiones y diferentes primeras líneas de Suba y un chico que se me presentó como vocero de la PL, ‘Gato’, nos llevó hasta Tibabuyes y nos dijo que en ese campamento nos podíamos quedar, y que había unos mínimos: No al sexismo, no al machismo.
Llevamos parte de las donaciones de comida para la olla de Suba y la otra para Tibabuyes. En la noche nos presentamos y hablamos sobre los roles en la marcha del 28 de mayo y yo manifesté que sabía de primeros auxilios, entonces que si necesitaban mis manos que acá estaban. Los chicos con los que iba, manifestaron que su rol iba a ser directamente con PL.
Soy modelo body paint, entonces estoy normalizada con el contexto artístico. También soy feminista, por lo que estoy enfatizada en saber exactamente cuáles son mis derechos. Esto para contarte que en la reunión del 27 de mayo, les dije a los chicos que estaba chévere lo de los actos culturales que se iban a dar y a mí me gustaría participar por lo que soy modelo body paint.
Llegó el 28, nos alistamos para la movilización y antes de salir hubo un inconveniente con la novia de ‘Gato’, el vocero. Me trató un poco feo y le dije al vocero sobre la situación porque no quería tener inconvenientes, pero me dijo que estuviera tranquila, que no pasaba nada. Salimos y con el chico que hice el body paint me la pasé en la marcha. En medio de la marcha, en Héroes, uno de mis compañeros se desmayó, le dio síndrome de abstinencia y entró en crisis. Lo identifiqué de una porque ya sabía la trayectoria de él. Me colaboraron ayudándolo a estabilizarlo y nos subimos a un taxi con él y el chico del body paint.
Llegamos al humedal, dejamos al chico enfermo y me fui a arreglar a la carpa porque se me había regado un Bon Ice encima y el otro chico me acompañó un momento mientras me maquillaba. Cuando salimos, a los guardias del lugar, les encargamos al enfermo de mi grupo y sentí como un poco raro el ambiente. Salimos hacia Héroes caminando, nos pegamos la lavada de la vida y cuando llegamos mi grupo estaba superbravo, preguntándonos que dónde estábamos y me tocó explicarles. Ese fue el primer inconveniente con ellos. También estaban bravos por el body paint, que yo daba mucha pantalla, pero yo soy artista y no estaba haciendo nada malo.
Al día siguiente, en la noche, había una actividad en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) con los Misak y manifesté de una que iba. Cuando salimos al encuentro nos dijeron, al chico y a mí, que todo el mundo se estaba quejando, que estábamos los dos de arriba para abajo, que en ese espacio teníamos que cumplir reglas, pero pues yo no dije nada (en la universidad nos dieron un pasillo para que todos nos quedáramos y dormí en un aislante con cobijas).
Luego el coordinador de allá nos explicó todo y en esas uno de los chicos que llegó conmigo se tomó la palabra, presentándose como Escudos Azules: «llegamos los cuatro por nuestros propios medios y estamos, los cuatro, muy agradecidos por estar acá. Cualquier cosa que necesiten, los cuatro estamos a disposición de ustedes», siempre hicieron énfasis en «los cuatro». Hubo un momento en que dijeron: «para los cuatro es muy importante estar con ustedes porque de donde venimos no hay indígenas», ahí sí estuve de acuerdo en que no me nombraran, cómo van a decir semejante pendejada. Les dije que como eran solo ustedes cuatro, desde aquí estaban solos, porque ustedes fueron los que se me pegaron.
En la noche, uno de los guardias me dijo que lo acompañara a buscar a uno de los relevos que no había llegado. Me perdí en esas como 15 minutos y otro grupo con el que llegamos a la universidad ya me estaba llamando para ver dónde estaba.
Al otro día, había una marcha de los Misak, entonces yo me quedé. El chico del body paint se quedó conmigo. Al final yo me gocé hasta donde más pude esa marcha, estaba feliz. Cuando volvimos a la universidad, nos avisan que tenemos un llamado de urgencia de territorio, que teníamos que ir los dos. Eso fue alrededor de las seis de la tarde y al humedal llegamos a eso de las nueve de la noche y sentimos un ambiente superhostil. Había muchísima gente, no reconocí a muchos; conocía a ciertas personas en específico, entre esas a la novia del que se contactó conmigo como vocero. Se notaba que era una reunión de muchas PL (al día siguiente supe que había muchas PL de Suba, yo no sabía eso en ese momento).
Nos tenían preparado un juicio. Cuando pasaron a hacerme los descargos, uno de los de mi grupo me dijo que yo había dañado el espacio. Me empezaron a tratar muy mal por lo del body paint y que el descargo puntual era que nosotros habíamos «cogido» en el humedal y en la universidad. Decían que supuestamente tenían pruebas y testigos. Yo les dije que tenía pruebas de que no había hecho nada y de mi estancia con los Misak. Mi tiempo para defenderme fue supercorto. Terminaron definiendo que en el juicio se pactaría un pagamento, que por «calientes» nos teníamos que desnudar y meter a la laguna, al frente de todos. En ese momento le escribí a un amigo diciéndole lo que me iban a hacer, pero el chico del body paint de una vez caminó hacia la laguna.
La novia del vocero me increpó, fue superagresiva y le dije que ya iba hacia la laguna mientras seguía escribiéndole a mi amigo. Llegamos y el chico ya se había quitado la ropa, entonces les dije que yo me metía, pero con ropa, a lo que se negaron de inmediato. En esas una de las chicas me rapa el celular y me dice: «se mete o la cascamos». Me hicieron desnudarme en frente de todos los manes que había, yo no vi que ninguno se volteó. Estaba haciendo demasiado frío, me dijeron que tenía que quedarme así por diez minutos y que no se tenían que ver mis hombros. Me seguían gritando y uno me pegó con un palo en la cara, mientras otra chica me increpaba y me trataba remal.
Salí de la laguna y, de la manera más descarada, me dijeron que me podía quedar porque me tenían que garantizar la dormida y la estadía digna. Yo decidí irme del espacio. Frente a lo que me pasó, no coloqué resistencia porque había una amenaza latente de unas chicas que yo nunca había visto. Tenía una maleta en la carpa que había sido designada para mí, fui a recoger mis cosas y estaba todo lleno de barro, me habían esculcado el maquillaje. Me di cuenta de que el forro de mi teléfono estaba abajo, sin colocarse, la cédula estaba en el suelo y yo guardaba un billete de 100 mil ahí y no estaba.
Me quedé en la casa de una chica de Suba, que fue la que me explicó todo el proceso del humedal con su campamento de resistencia. Ella no estaba en el juicio del pagamento. Luego volvimos al campamento con ella y hablamos con un amigo suyo, buscando una explicación. El amigo me pidió disculpas.
En la noche había una actividad. Llegamos 5 personas y una de las chicas que iba conmigo irrumpió en la reunión, diciendo que a mí se me vulneraron unos derechos y que eso era prácticamente violencia sexual, que necesitábamos aclarar ese tema, que nos tenían que escuchar. Muchos de la PL se fueron, otros que ese día del juicio no habían estado, se quedaron. Yo les repetí que tenía cómo probar que no había hecho nada malo. Empezaron a decir que en la universidad supuestamente vieron que la carpa se movía y pues eso era mentira porque yo dormí en un aislante. Todos se quedaron callados. Finalmente dijeron que iban a pedir disculpas, pero no fue así. Querían minimizar los sentires de una chica y agilizar el tema para salir de eso ya.
No volví al espacio. Las PL seguían sin darme la cara y uno de los chicos del campamento me dio la mitad de la plata que cogieron del forro del celular. Pasaron unos días, salí de Bogotá y me empezaron a llegar amenazas.
¿El único acercamiento hasta ese entonces fueron las amenazas?
Sí. Además me enteré de que las PL no se querían ir del campamento, entonces se colocó la denuncia pública diez días después, entre otras cosas, para que quedara tiempo para que ellos se comunicaran conmigo y se empezaran a crear espacios seguros para las mujeres en las PL y para las chicas externas, pero eso no pasó. Solamente se acercaron para las amenazas.
Y estando a lunes, 5 de julio, ¿esos correctivos todavía no se han dado?
Salió un comunicado oficial y dijeron que yo era una mentirosa, empezaron a verse las divisiones de las líneas, pues cada una sacaba su propio comunicado negando la participación en los hechos, sin negar la ocurrencia de los mismos. Después se comunicó conmigo el vocero de otra línea, los de Guardia Popular Urbana, diciendo que lamentaban mucho lo sucedido y que se iban a hacer las respectivas mesas de género; pero a mí no me importaban las disculpas sino que aprendieran que a una chica no se le puede juzgar por su sexualidad, que si hubiera sucedido algo de igual forma no tenían por qué haber sido así conmigo y que ellos no tienen que andar haciendo castigos o pagamentos. En eso, Guardia se comprometió a expulsar a las personas involucradas de su campamento, lo cual pasó; también están en proceso las mesas de género y en medio de eso ellos me han preguntado y consultado sobre la definición de esas mesas.
En la línea de ‘Gato’ ha pasado un mes y no se ha hecho nada. En esta línea son superhostiles conmigo. Cuando Claudia López convocó su supuesta mesa de negociación, yo estuve en el espacio de prensa y la gente de esa PL pasaba al lado mío y me decían cosas, eran superhostiles. A mi compañero de prensa le comentan que si yo hubiera ido sola, me hacían de todo, lo que significa que en esa línea en particular siguen creyéndose los que tienen el derecho de hacer y deshacer sin que nadie les diga nada porque son PL y se paran allá al frente de los ‘tombos’ a pelear por todo el mundo, pero una cosa no tiene que ver con la otra. Yo no tengo que aguantarme tu hostilidad ni tu violencia. Si esto hubiera pasado con un ‘tombo’, la cosa hubiera sido distinta, pero pasó con PL y todos callados porque más de una PL se me acercó y un vocero me dijo que por mi culpa se le dañó el proceso a Suba y a toda Colombia. Resultó que ahora la mala fui yo.
No son todas las líneas, es solo la PL de ‘Gato’.
¿Has tenido algún tipo de acompañamiento con tu caso?
Mi psicóloga es quien me ha hecho el acompañamiento, pero de acá de Bogotá no. El caso se quedó muy calladito, no me querían ver por la PL porque supuestamente el caso ya se arregló. En Suba ciertas personas me minimizan mucho, hasta la misma Asamblea dice que me quede callada porque este proceso también los incluye a ellos y pues que esto ya se arregló. Esto es muy complejo.
Teniendo en cuenta que tu caso es reciente, ¿qué te queda a ti de estos hechos en el corto plazo?
Es complejo, a ti te apagan la voz. Hay personas que sienten que las luchas de las cosas relacionadas con el Paro Nacional pueden minimizar a los sectores de las mujeres, piensan que se les puede dañar el proceso si se denuncian estas violencias basadas en género. Es muy difícil controlar toda una línea, pero el proceso que conozco de Suba es uno muy precioso, es un proceso en el que se está tejiendo algo muy dado a ayudar, aunque existen cuestiones que opacan a nuestro colectivo feminista porque están tan predispuestos con nosotras, pensando siempre que venimos a pelear. Entonces siento que a veces deberían callarse un poco y escuchar porque nosotras también tenemos muchas cosas que aportarles.
Algo positivo que sí quiero dejar de mi caso es que sí hubo un acercamiento a dialogar al menos de una PL, pero no pienso enaltecer a otra PL que simplemente su punto fue violentar a una chica, porque yo no le he visto más puntos a esa PL de la cual he sido víctima de violencia y de hostigamientos. Sí puedo enaltecer a la Guardia Popular Urbana, son chicos muy dados con la pedagogía; sí puedo enaltecer a la olla y todo un proceso en el que el 80 % es muy bueno. Ha sido positivo conocer el proceso de Suba.
*Horas después de finalizada la entrevista, un compañero de ella fue víctima de agresiones por impedir que la agredieran a ella y, además, fue amenazada de muerte, todo por parte de una Primera Línea de Suba que tiene como vocero a un joven conocido como ‘Gato’.
eso es normal, los violentos saben de violencia y la aplican para satisfacer su ego, predican contra la violencia pero eso es lo que saben aplicar.
asi ocurre en las guerrillas que por todo matan aun a sus compinches. «si deserta de la guerrilla lo buscamos hasta matarlo y si no matamos su familia»
» no pude dejar desertar a su compañero, si toca matelo porque sino, lo matamos» violencia por todo.
Que tristeza tan grande y decepción, siento con esta noticia.
Lamento muchísimo la humillación que sufrió esta chica. Terrible que estas cosas sucedan, no es de creer que se luche en contra del atropello; pero practican el atropello.
Asi no…. nooo y noooo.
Repudio total.