En qué se metió

Lo que se puede esperar es que quienes apoyaron a Duque pasen de inmediato su factura de cobro por el apoyo no solo moral, sino económico que, a manos llenas, llenó muchos bolsillos de votantes irresponsables.

Opina - Política

2018-06-19

En qué se metió

“Malaventurados los que en el gobierno ocultan

tras la bondad de las palabras la impiedad contra los hombres de su pueblo,

porque ellos serán señalados con el dedo

de la ignominia en las páginas de la historia”.

Jorge Eliécer Gaitán.

Oración Por la paz.

 

Finalmente, como era de esperarse y lo anunciaban los vaticinios autocumplidos de las encuestas propagandísticas, interesadas en propiciar resultados deseados, ha ganado la contienda electoral, con poco menos del 30% del censo electoral, el ungido por el expresidente más cuestionado de todos los tiempos en Colombia.

Sin embargo, el triunfo abultado del candidato ganador estuvo aparejado con una también abultada votación del lado de la opción contraria, la cual no solo dobló el resultado obtenido por ese candidato en la primera vuelta, sino que marcó un guarismo sin precedentes en la historia de Colombia, equivalente a poco menos del 23% de ese mismo censo electoral.

Que más de 8 millones de personas, hayan depositado su voto por un aspirante presidencial que no les ofreció un solo peso y que no disponía de la llamada maquinaria burocrática, la famosa mermelada, es a todas luces un hecho halagüeño y significativo, porque revela un promisorio cambio en las costumbres y los comportamientos políticos de la sociedad colombiana.

Ese capital electoral constituye un verdadero plebiscito contra las formas corruptas de hacer política en este país, ancestralmente proclive a la venta de su conciencia, que bien permite prever el resultado de la consulta que, en ese mismo sentido, nos aprestamos a presenciar.

Pero, la pregunta que surge entonces es ¿sabe el flamante ganador en qué se ha metido?

De su discurso de victoria, compuesto en buena parte de frases utilizadas en la campaña electoral, no puede sacarse todavía ninguna conclusión, dado que está lleno, como se acostumbra en estos casos, de lugares comunes y de llamados a la unidad. Hace recordar sí, y mucho, la alocución pronunciada por Mariano Ospina Pérez, luego de las elecciones del 5 de mayo de 1946. Y ya sabemos dolorosamente lo que vino después.

“Las acciones de los hombres, donde no hay tribunal de apelaciones, se juzgan por sus resultados”, decía Maquiavelo. La gente no es lo que dice ser, sino lo que sus actos demuestran que es.

Habrá entonces que esperar los desarrollos de la gestión de alguien tan comprometido como el presidente electo.

Porque resulta innegable que su triunfo de hoy es consecuencia irrefutable de la decisiva habilidad política de Álvaro Uribe Vélez.

El cuestionable y cuestionado expresidente goza de un evidente, e incomprensible, prestigio, el cual utilizó para respaldar a un candidato joven, de imagen fresca, sin mayor experiencia administrativa, pero que no suscita resistencias dado su discurso conciliador.

Falta por ver, si dentro de las condiciones previas para la entrega de tan vital apoyo, no se encuentra el compromiso de reforma de la Carta Política para garantizar la reelección, no solo de su mentor principal, sino la del inane Andrés Pastrana Arango. Lo cual se puede hacer sin mayores esfuerzos dado que cuenta con el respaldo de 81 miembros de los 108 que conforman el Senado y una proporción semejante de representantes a la Cámara.

Porque ese apoyo no es gracioso. Sabemos muy bien que el nefasto personaje, calculador como el que más, no ejecuta actos gratuitos y que pronto empezará a exigir su parte del pastel del triunfo que, como digo, no puede ser pequeña.

Y es que la descalificadora oposición ejercida por el jefe del mal llamado Centro Democrático en contra del saliente mandatario constituye la más amenazante notificación para el presidente Duque: si se sale de la línea demarcada por su avasallador patrocinador, solo puede esperar la furia y las agresiones de palabra y de obra de su parte.

Claro que hay, como no, otros inversionistas en la empresa electoral triunfadora. Uno de ellos, el extraño señor Ordóñez Maldonado, de quien ya se especula podría llegar a ocupar el cargo de Fiscal General de la Nación. Días de ominosa incertidumbre se ciernen sobre la República, de confirmarse tan siniestros augurios.

Y están las sectas del cristianismo disidente, encabezadas por Viviane Morales, mujer del exguerrillero Carlos Alonso Lucio, con toda su carga homofóbica y contraria al libre desarrollo de la personalidad y de la conciencia ciudadana. Ellos también querrán pan y pedazo.

Ya veremos a los legisladores del grupo mayoritario reformando la Carta Política, para poder introducir una legislación represiva y censurante, que satanice y, peor aún, judicialice hábitos disidentes, so pretexto de una fracasada lucha contra el narcotráfico. Cárceles van a faltar para los adictos tratados como microtraficantes, para las mujeres que se atrevan a interrumpir su embarazo, o para quienes osen exhibir una orientación sexual diversa.

De los gremios empresariales, industriales, agrarios y ganaderos, ni se diga. Lo que se puede esperar es que pasen de inmediato su factura de cobro por el apoyo no solo moral, sino económico que, a manos llenas, llenó muchos bolsillos de votantes irresponsables. Exenciones, rebajas y gabelas tributarias sin límite, porque en esas materias los potentados son insaciables.

Desde esa óptica es de esperar el fomento de las actividades de minería extractiva. Confiemos que ellas no recurran al fracking, según lo prometió el presidente electo en Bucaramanga.

Los Estados Unidos de América, por su parte, esperan de él una clara adscripción a las políticas antidrogas dictadas desde la DEA, con persecución implacable tanto a los narco adictos como a los cultivadores ancestrales de hoja de coca, incluidas las fumigaciones con glifosato.

Las viudas y demás sucesores de los pensionados temen, con razón, la eliminación de la sustitución pensional, aunque tal como lo anunció el ahora presidente electo, no piensa adelantar esa política. Ojalá muchos electores en esa condición no tengan que cosechar los frutos de su imprudencia.

De todos modos, melifluas y promisorias, las palabras del discurso victorioso no pueden menos que generar desconfianza.

Ojalá me equivoque y tenga que recoger esta posición; de todo corazón deseo que al presidente Duque le vaya bien y que tenga el talante y la independencia de carácter para hacer las cosas a su manera y no como se las vayan a imponer, por el bien del país.

Pero si, por infortunio, los hechos confirman que teníamos razón quienes desconfiamos, habrá que repetir aquí las palabras del epígrafe de este comentario.

En fin, me parece que el presidente Duque no sabe en qué se metió.

 

 

( 2 ) Comentarios

  1. Ya la suerte esta echada …,las élites corruptas,los politiqueros con sus carteles lograron una ves mas engañar a muchos colombianos,manipulables y miedosos,pero que ellos no se equivoquen pues tienen en sus manos el futuro de Colombia y hay más de ocho millones de colombianos que reclamarán justicia he inclusion social,exigiremos resultados y si no,el pueblo les pasara la factura.

  2. LA SOBERANIA LA TIENE EL PUEBLO

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Armando López Upegui
Historiador, Abogado, Docente universitario y Maestro en Ciencia política.