El voto en blanco según las sagradas encuestas

Grande y variopinto es el abanico de candidatos que luchan por llegar a ocupar la primera magistratura del país. Aspirantes de todas las ideologías que ejercen su derecho constitucional a elegir y ser elegidos presentan su nombre a consideración del electorado que en 2018 saldrá a las urnas a elegir la persona que regirá los destinos de la nación.

Dentro de todo ese arcoíris de elegibles, en el tarjetón encontraremos la fotografía de un candidato más. Si señores, el denominado VOTO EN BLANCO, que surge gracias a que nuestra amada patria se rige bajo el precepto de democracia participativa, la cual nos otorga el poder como constituyente primario de “protestar” en contra de quienes aspiran a un cargo de elección popular; es pues, el método más civilizado y democrático de decirle a los candidatos que no son ellos quienes lograran llenar las expectativas de una población que aspira a salir adelante, que desea realmente un cambio, que anhela derrotar la corrupción y el clientelismo como único camino para lograr un equilibrio entre lo justo y lo social que abra las puertas de las oportunidades y donde quepamos todos sin ninguna clase de discriminación.

La Honorable Corte Constitucional mediante sentencia C-490 de 2011 ha definido el voto en blanco como “una expresión política de disentimiento, abstención o inconformidad con efectos políticos”, por tanto, tiene unas características imprescindibles y valiosas en los procesos electorales y sus votos se contabilizan de manera independiente como cualquier otro candidato.

No obstante, el voto en blanco es una figura que ha sido susceptible de ataques, toda vez que la clase política lo detesta, producto del terror que le produce reconocer que esta figura legal se convierte en el dedo índice que lo señala, lo rechaza y es el obstáculo más grande para el logro de sus perversos objetivos.

Por ello para el político es importante aprovechar su maquinaria para desprestigiarlo, creando a su alrededor toda una serie de mitos, que apoya su estrategia en uno de los factores reales de poder más fuertes en los últimos tiempos, LA PRENSA. Sí, los medios de comunicación plagados de periodistas que verbigracia de sus ambiciones de reconocimiento y dinero venden su ética al mejor postor y no vacilan en utilizar sus plumas, micrófonos, cámaras y redes para desinformar.

Como los medios se hicieron para “hacer plata” según el presentador de noticias de RCN Felipe Arias, y dicho sea de paso para complacer los caprichos de los dueños de los medios quienes a su vez son aliados de los corruptos y clientelistas candidatos a presidente, emplean a sus periodistas para que contraten encuestas con empresas que hacen parte de su misma rosca con el objetivo de utilizarlas para influir en la mente del colectivo, buscando inclinar la decisión electoral del sufragante en la dirección que le convenga a quien está poniendo el dinero.

Pero como el sol no se puede tapar con un dedo, así la prensa pretenda deslegitimar y minimizar los efectos del voto en blanco, las encuestas amañadas y mentirosas nos han mostrado algo que ni ellos mismos han podido ocultar y es que esta herramienta que nació como un mecanismo a través del cual los ciudadanos podemos mostrar nuestra inconformidad frente a los candidatos que se presentan a las elecciones se empieza a convertir en el coco de esta contienda electoral.

El pasado 17 de diciembre el periódico El Tiempo, medio cuyo dueño es el poderoso Luis Carlos Sarmiento Angulo, en asocio con La W Radio, publicaron los resultados de la primera gran encuesta para las presidenciales del 2018.

Claro está que no titubearon en mencionar que los ganadores eran el tibio Sergio Fajardo con el 15.7% de intención, seguido del títere del uribismo Iván Duque con el 11.3% y el radical Gustavo Petro con el 9.9%, anulando totalmente el resultado del voto en blanco que obtuvo el 18.8% de la intención de voto de los encuestados, ganándole a Fajardo por 3 puntos, a Duque lo supera en 7.5% y duplica a Petro dejándolo completamente rezagado.

Como si fuera poco el 22 de diciembre con bombos y platillos la Revista Semana en asocio con RCN mostraron los resultados de la encuesta de la alianza de medios que dio como claro ganador una vez más al voto en blanco con un nada despreciable 29% pero que obviamente no podía mostrarse de esa manera para no desviar la atención del electorado.

Estamos pues ante un fenómeno electoral que no puede desconocerse y que cada día cobra más fuerza dejándonos un claro mensaje: Nos cansamos de la corrupción, del clientelismo, de la injusticia social, de la desigualdad, de la polarización, de que nuestros destinos sigan siendo gobernados por personas inescrupulosas que han demostrado a través del tiempo que no tienen ningún interés en sacar adelante el país sino conservar sus oscuros intereses so pena de seguir oprimiendo a sus gobernados.

Los candidatos se han hecho los de las gafas frente a este fenómeno que sin duda sentará un precedente histórico porque las nuevas generaciones están animadas y se unirán a nosotros los de la vieja guardia a salir a las urnas para decirle a los mismos con las mismas que ya no más, que no pasarán, que es hora que abandonen sus privilegios y abran paso a la sangre nueva que anhela una verdadera renovación nacional y que sin duda el gran ganador de las elecciones del 2018 será el voto en blanco por que tenemos claro que #VotarConDignidadEsVotarEnBlanco.