Columnista:
Juan David Ramos Sierra
Colombia pasa por un momento delicado debido a la pandemia de la COVID-19, situación que ha obligado al presidente Iván Duque a declarar varias medidas para tener mecanismos con que enfrentarla, pero al igual que el Ejecutivo, el Congreso parece dar también pasos de gigante.
Varios congresistas vienen insistiendo que se reanuden las sesiones de este, no presenciales, sino virtuales. En una carta notificaban que “en ninguna democracia ninguno de sus poderes puede dejar de operar, (…) mantener el sistema de pesos y contrapesos y legislar para enfrentar la crisis”.
En respuesta, Iván Duque autorizó las sesiones virtuales, a la vez que lo hacía para las Altas Cortes, las Asambleas y Concejos Municipales, tribunales y juzgados. La noticia fue bien recibida por los congresistas, uno de ellos, el representante a la Cámara Juan Manuel Daza, por el Centro Democrático, manifestó que “el Congreso de manera virtual aportará su grano de arena en solucionar esta crisis”.
Por otra parte, César Eugenio Martínez, en sesiones formalmente virtuales y en pleno control político al ministro y superintendente de Salud, manifestó que “la democracia no puede ser un obstáculo para enfrentar la crisis”.
Además, Martínez señaló: “esto no es práctico ni funcional. Yo le pido al Gobierno que intervenga el Congreso de la República, así me tilden a mí de dictatorial”. Con argumentos como no poner a los ministros a sentarse al frente de un computador y que el Congreso obstaculice y haga perder el tiempo a los servidores públicos, pretende cerrar el capitolio.
Ante la dicotomía que hay entre la economía y la salud, el representante planteó una nueva, entre democracia y salud. Para él, si no se deja a los funcionarios que manejen libremente la salud y el dinero, toca parar el Congreso.
En contra partida y, en respuesta a Martínez, el representante de Cambio Radical, José Daniel López afirmó que “la democracia no consiste en una serie de intervenciones sino una serie de pesos y contrapesos para exigirle la respuesta a los funcionarios”. Por otra parte, su compañero de bancada, Jorge Méndez Hernández, señaló que “volvimos a la época de la dictadura, ¿Acaso queremos una dictadura como Venezuela, Cuba o Nicaragua?”.
La idea de que el Congreso deje de ejercer control sobre el Ejecutivo, no es algo que funcione ante la realidad de las actuaciones del Gobierno.
Decisiones cuestionadas como trasladar el pago de pensiones del régimen privado al régimen público, consignado en el Decreto 553, o echar reversa al Decreto 485 por no medir los impactos diferenciales que tiene la pandemia sobre la consulta previa, no es algo que genere tranquilidad ni transparencia en momentos críticos para el país.
Así como hay un control sobre el Gobierno Nacional, los órganos de control que hacen vigilancia y seguimiento a las actuaciones de alcaldías y gobernaciones, ya comienzan a actuar para impedir que los recursos destinados para la emergencia se pierdan, como es el caso del alcalde de Calarcá, Luis Alberto Balsero, primer sancionado por irregularidades en la compra de mercados.
Propuestas que van y vienen, se ajustan a las de la bancada del Centro Democrático de reducir el Congreso. Aunque no es algo nuevo, toma fuerza por los efectos colaterales generados por la pandemia del coronavirus a la economía, y que para los integrantes del partido, es plata que se ahorraría para la reactivación económica del país.
Pero, precisamente para volver a producir, Duque ha dado pasos en la dirección de la reactivación paulatina de la economía, como el anuncio de dar apertura a la industria de la construcción y manufactura. De qué tanto le funcione, dependerá el reintegro de otros sectores, aunque inquieta que les deje la responsabilidad a los empleados para que presionen a sus empleadores a que respondan por los protocolos y elementos de bioseguridad.
Alrededor del mundo ya se presentan alarmas de mandatarios, como por ejemplo, las amenazas de Donald Trump de cerrar el Congreso de no hacer lo que él deseaba; el despido del ministro de Salud de Jair Bolsonaro por contradecirlo en público o el presidente de Hungría que se declaró “líder por decreto” y cerró el parlamento.