No va ni un soplo de la gestión del gobierno de Duque, y el senador Álvaro Uribe y su partido ya están en desacuerdo con medidas del presidente y los ministros que ellos mismos parecen haber designado.
Otra vez se siente en el aire la llegada de ese aroma a telenovela, donde nuestro humilde libertador de carriel se aparta del gobierno que él mismo ayudó a montar, en un alarde de protección de la clase media y baja que él tanto golpeó siendo presidente, para seguir garantizando su imagen positiva y, por ende, su influencia en las elecciones venideras.
No seamos tan inocentes, a alguien tan inteligente como el expresidente Uribe no lo traicionan en sesión continua. Se está apartando y se apartará de las decisiones polémicas para su conveniencia e imagen, así como sucedió con el aumento del IVA del gobierno Santos, el cual votaron negativo, pero jamás abandonaron recinto para que no hubiera quórum, como muchas otras veces hicieron para torpedear a conveniencia de su discurso castrochavista.
Uribe hace como que se aparta del gobierno porque sospecha, o quizás está seguro, de que las medidas que tomará el gobierno actual no serán las más populares, pero habrá que tomarlas para poder pagar algunos favores; y en una era hiperconectada donde los escándalos no se tapan comprando el periódico de mayor circulación y excluyendo la noticia, él no se va a arriesgar a perder aún más popularidad, habiendo pasado ya al 54% de desaprobación.
Ya son innumerables los elementos de la colección de trinos, salidas en falso y cambios repentinos de parecer que le recopilan al senador Uribe. Y su pupilo va por igual camino: vende con el discurso y una vez con el poder revela sus verdaderas intenciones.
Hoy vemos al senador Duque del 2014 dándole lecciones al presidente Duque de 2018 sobre por qué sus medidas tributarias, por ejemplo, no convienen, y aunque les parezca un chiste, es otra obra maestra de manipulación, que busca que el colombiano con esperanza de cambio acuñe la famosa frase: «todos son iguales».
Les conviene avivar la apatía política de las nuevas generaciones, porque así la gente no sale a votar y seguimos siendo uno de los países con más abstencionismo del continente. Donde las redes de compras de votos son las que ponen muchos de nuestros mandatarios. Donde votamos con lápiz y papel, en el más peligroso y corrupto anacronismo.
Y mientras la gente en las calles solo habla de la indignante alza a la canasta familiar, el señor presidente sigue en campaña, esta vez por su popularidad e indirectamente por la de su protector, a quien le debe el cargo. Porque antes no lo conocía sino la mamá y el partido, y eso que para algunos es “muy liberal”.
Nosotros sufrimos y Duque un día está tocando los mismos 3 acordes que se sabe, otro está cantando con un artista o invitándolo a la Casa de Nariño para registrarlo y cubrirlo mediáticamente, como todo acto de relevancia, o quizá recibiendo en Palacio a un niño exsecuestrado, en un teatro tan sospechoso que ni siquiera se llevó a cabo el procedimiento de rutina posliberación.
Los consultores de marketing hablan de que una técnica de política 2.0, que muchos están aplicando, es pagar a influencers o hacerles cortesías para así llegar a sus enormes comunidades ya influenciadas e influenciables. Claramente para esparcir su discurso y, en las ocasiones adecuadas, abrir una cortina de humo que cambie el curso de la conversación nacional. Nadie está dando puntada sin dedal. Y menos bajo el amparo del mejor comunicador que tiene el país, así lo utilice siempre con fines tan cuestionados.
Ahora están alborotados los medios aliados del uribismo ventilando los beneficios de la Ley de Financiamiento, que la llaman así para que la gente no se asuste con las palabras IVA e impuesto. Y con un discurso positivo, evocan la unión del país, no por la paz, qué tal, para meterse la mano al bolsillo roto.
Entretanto, el señor presidente se reúne con Maluma y se declaran admiración mutua. Seguramente por ese poema urbano que el gobernador Luis Pérez premió: “la primera se desespera, se encojona si se lo echo afuera; la segunda tiene la funda, y me paga pa’ que se lo hunda”.
No se dejen engañar del mensaje de ‘todos podemos’ que nos quieren hundir por los ojos, mientras vemos desaparecer el dinero, que cada día alcanza para menos. En un país ampliamente inequitativo, no todos podemos y, menos para financiar la corrupción, porque el presidente se hizo el bobo con las medidas de la Consulta Anticorrupción que pretenden quitarle terreno a los caciques que tienen las instituciones del país de puesto permanente y banco financiador eterno.
Es decir, Duque fue a tomarse la foto con Claudia López, Angélica y los demás impulsores de las medidas, por aquello de la noticia, pero ahora no le importa mucho darle celeridad a esas medidas. Importa más tomarse la foto con los influenciadores influenciados.
Adenda: es imperativo que el presidente Duque se siente con los estudiantes y atienda los llamados de quienes recibirán en breve el país, de quienes tienen la energía y la fuerza de cambiar el rumbo o detenerlo todo. Que demuestre cómo quiere ser recordado en la historia, que es donde los grandes tienen su recompensa.
Un buen articulo pero me parece que hizo falta mas profundidad en la doble moral de este duque con el pueblo …..
EN EL PAIS DE LOS CIEGOS, EL TUERTO ES EL REY.
POR EL VOTARON ESCASOS DE CONOCIMIENTOS.
(CAMPESINOS,ESTRATOS BAJOS)SON MAYORIA .
POR PETRO VOTARON,( INTELECTUALES, GENTE
PENSANTE,ESTUDIANTES)SON MINORIA.
EL PAIS DESIGUAL SEGUIRA LO MISMO.
EL QUE PROTESTA LO DESAPARECEN.
LE DICEN MAMERTO GAMIN.
Buenísimo!, vengo diciendo lo mismo hace mucho y nadie me cree
Todo lo que ha transcurrido del gobierno Duque no es mas que un acuerdo macabro de Uribe que maneja éste país como su finca,la tiene dimensionada así y nada le quita la sed de poder y su mente guerrerista que lo acompañpa.Y sectores de las fuerzas armadas que lo respaldan en el genocidio a todo lo que le suene a izquierda.