Columnista:
Jorge L. Quintero B.
El pasado, 4 de agosto, ocurrió un hecho histórico, la Corte Suprema de Justicia dictó medida de aseguramiento preventiva contra el expresidente y hoy senador Álvaro Uribe Vélez.
Uribe Vélez, enfrenta un proceso como presunto determinador de los delitos de soborno a testigo en actuación penal y fraude procesal. El mismo senador dio a conocer la medida de la Corte a través de su cuenta en la red social Twitter. Las reacciones no se hicieron esperar, el uribismo cerró filas alrededor de su máximo jefe, el caudillo que «salvó a Colombia del castrochavismo», aquel que ha ganado prácticamente todas las elecciones desde que inició su vida política. El hombre que consiguió modificar la constitución para hacerse reelegir.
La senadora, Paloma Valencia, propuso una asamblea nacional constituyente en «…Donde podamos modificar «toda» la justicia». Llama la atención su expresión «podamos». Esto significa que en caso tal, el uribismo encabezaría dicha asamblea nacional, proponiendo, además, una sola Corte. Esta medida se entiende, ya que Uribe tiene un pasatiempo: «chuzar» Cortes. Así que una sola Corte le facilitaría la labor de espionaje.
Además del llamado a convocar una asamblea nacional constituyente, figuras uribistas salieron a atacar a la Corte, afirmando que todo se trata de un complot orquestado por Santos, la JEP, Maduro, Cuba y la izquierda colombiana. Ignoran que dicho proceso lo inicio el propio, Uribe Vélez, cuando en febrero de 2012 denunció ante la Corte Suprema al senador Iván Cepeda por presuntamente elaborar un cartel de falsos testigos en su contra. Seis años más tarde, en 2018, la Corte se inhibió de investigar a Cepeda debido a que no se encontraron pruebas en su contra, y abrieron un proceso contra Uribe y el representante Álvaro Hernán Prada; como quien dice “Uribe escupió para arriba”
Iván Duque, no tardó mucho en salir a defender a Uribe y su «honorabilidad». Algo que venía haciendo días antes. El 3 de agosto, en una entrevista realizada por Néstor Morales y el equipo de mañanas Blu, Duque, atacó el proceso de paz y lo comparó con el que adelanta la Corte Suprema contra Uribe Vélez, demostrando que el uribismo encuentra en el proceso de paz un blanco de ataques y también, encuentra en esta coyuntura una nueva oportunidad para atacar a la JEP. Duque siendo el presidente sale a pedir una reforma a la justicia, preocupa que pretenda ejercer desde la presidencia una defensa de Uribe y ataque el poder judicial.
Los periodistas afines al uribismo replican el discurso populista de atacar el proceso de paz, elaboran teorías de conspiración e incluso algunos afirman que una eventual captura de Uribe incendiará el país. Preocupa que personajes que deberían informar con objetividad utilicen sus canales de comunicación para defender a Uribe, pero preocupa aún más que ataquen a la Corte Suprema.
Activistas uribistas, en redes sociales proponen marchas y concentraciones masivas para salir en defensa de la inocencia de Uribe e incluso los más osados, proponen atacar la Corte Suprema. En este momento, debemos como país acatar las medidas de la justicia y velar por las garantías de un proceso libre de cualquier tipo de presión. La justicia no debe ser blanco de ataques políticos de ninguna orilla ideológica.
Aún falta mucho para que se defina el caso Uribe Vélez, que parece estar encerrado en un laberinto. ¿Podrá encontrar el uribismo el camino para salir?