“Nadie puede aterrorizar a toda una nación, a menos que todos nosotros seamos sus cómplices”.
Edward R. «Ed» Murrow
Desde siempre el papel de los medios masivos de comunicación ha sido trascendental a la hora de tomar decisiones; pero con la llegada de Internet hasta el nivel de terror depende de los medios y sus cubrimientos. Son ellos quienes determinan la magnitud de un hecho, su gravedad y sus motivaciones y hasta la medida de justicia del mismo. Son los medios masivos quienes producen el espectacularización del terror.
Todos recordamos lo sucedido el 11 de septiembre de 2001, sin embargo, no todos conocen los sucesos reales que desencadenaron uno de los atentados más cubiertos de nuestra historia. Con el atentado a las Torres Gemelas pudimos ver cómo los muertos valen más cuando son de Occidente, notamos el poder para distorsionar la realidad percibida por las audiencias y entendimos que si se esconden las verdaderas causas que fomentan el terrorismo, el malo siempre será el otro.
Para la Dra. María Sagrario Morán, experta en derecho internacional público, los terroristas siempre persiguen esa máxima de Sun Tzu en El Arte de la Guerra: “mata a uno y aterrorizarás a diez mil” (www.uprrp.edu, 2015). Pero ésto sólo se da con ayuda de los medios masivos, que se encargan de ponerlo en la mira del mundo, que es lo que en realidad esperan los terroristas, pues trabajan para ser vistos y que sus acciones logren la trascendencia mediática que necesitan para ser un enemigo vigente. Si una organización terrorista no logra el interés de la prensa y su consiguiente exposición es como si no existieran (Hernández Valls, 2016), ¿y qué van a poder lograr si nadie conoce sus reivindicaciones?
La Dra. Morán narra cómo las primeras acciones consideradas como terrorismo se le adjudican a grupos anarquistas en el siglo XIX, lo que coincidiría con el alcance de la prensa de ser medios masivos (o de masas). Para ese entonces eran atacados con prioridad políticos y figuras de renombre que garantizaban el cubrimiento de la mayor cantidad posible de medios.
Más adelante, se denominaron terroristas los grupos armados nacionalistas como ETA (Euskadi Ta Askatasuna, expresión en euskera que significa “País Vasco y Libertad”) en España e IRA (Irish Republican Army o Ejército Republicano Irlandés) en Irlanda. Dichas organizaciones ejercían y respondían a una presión, una afectación y un interés de nivel local; pero una vez se masifica el acceso a internet en el mundo, las prioridades cambian y llega la posibilidad de hacer reivindicaciones de nivel mundial, como las aupadas por extremistas religiosos, dando paso a los grupos terroristas internacionales que nacen en 1989 con Al Qaeda. (De Currea Lugo, 2016)
Ya habían cometido algunas acciones violentas, como los atentados terroristas a las embajadas estadounidenses en 1998 donde dejaron más de 200 muertos; pero el verdadero punto de quiebre se da cuando logran golpear al enemigo en su propio territorio en 2001. El ‘éxito’ llegó cuando el propio presidente del momento, George Bush, habló de un acto de guerra y arrancó la batalla contra el terror, convirtiendo a Al Qaeda en un gigantesco desafío para la paz y la seguridad internacional.
Para el grueso de los medios, el atentado fue era la excusa perfecta para apelar al amor nacionalista y exacerbar una ola de odio musulmán o islamofobia.
Tres años después apareció Osama Bin Laden en un video (www.aljazeera.com, 2004), cabeza del movimiento y quien se había convertido en el terrorista más buscado del mundo tras adjudicarse los atentados del 11-S en Nueva York y el Pentágono en Washington. Bin Laden manifestó que dicho actos «fueron ideados por Al Qaeda en 1982, cuando Estados Unidos permitió a Israel invadir el Líbano». De igual modo, responsabilizó de los ataques al presidente Bush, por aliarse con Israel en contra de los palestinos.
En los años posteriores, Estados Unidos contraatacó con acciones de guerra; y así como intervino campos de entrenamiento en Afganistán, invadió Iraq con apoyo de Gran Bretaña y en cuestión de semanas, acabó con el gobierno de Saddam Hussein, quien no tenía nexos con Al Qaeda; pero según Estados Unidos, ocultaba armas de destrucción masiva, lo que según ellos justificaba dicha intervención en pro del bienestar mundial. Justificación, que por otra parte, se había dado gracias al pacto entre medios norteamericanos cercanos a los Republicanos, principales interesados en salir bien librados de cara al público tras el ataque.
Tras las acciones violentas que desencadenaron una grave crisis humanitaria en la zona que dejó más de 460.000 civiles asesinados y más de 2 millones de desplazados, y las acciones de violencia simbólica perpetradas por parte de tropas estadounidenses, como frotar la bandera de EEUU en el rostro de la estatua de Hussein que tumbaron en Bagdag, se incentivaría la insurrección de milicias que defendieran el territorio. Y allí se gestaría el Estado Islámico, también conocido como ISIS o Daesh (De Currea Lugo, 2005).
Todo esto fue un mostrado como un espectáculo en la televisión internacional. Era la primera vez que una guerra era transmitida en directo, y quienes observaban en Occidente parecían ver un videojuego de guerra.
Tras la intervención, las condiciones se dieron y el Estado Islámico se convirtió en un problema mayor cuando pasaron de tener una gran capacidad mortífera y terrorífica, para convertirse en la primera organización terrorista en ocupar un territorio y crear un pseudo Estado; y su popularización entre los jóvenes de Medio Oriente, Europa y África no se realizó con reclutamiento forzado, fue gracias a las redes sociales y al poder de este grupo para apelar al heroísmo de guerra y canalizar a los pobres, los indignados y los rechazados de todas partes a quienes se les habla de una tierra prometida para todos. Ellos se volvieron la respuesta para miles de musulmanes alrededor del mundo que se sentían por fuera de todo.
No obstante, no son los únicos ni se acabará el terror tras resolver este conflicto, si es que algún día por fin logra llegar a feliz término. A diario recibimos fotografías impactantes donde aparecen cientos de muertos que sirven para exponer la crueldad del terrorismo islámico; pero poco profundizan muchos medios en las causas de fondo, permitiendo que sus audiencias se motiven y tomen decisiones y posturas desinformadas y, por ende, irresponsables (Barriga Cano, 2014).
Los medios nos han determinado, así mismo, qué tragedias son buenas y merecen una movilización en redes sociales y cuáles son buscadas por su naturaleza malvada.
Como espectadores de una realidad que tocamos a través de la seguridad de pantallas, es importante no confiarse de que tenemos la visión más clara de los hechos porque estamos hiperconectados. Lo que tenemos son fragmentos de la realidad, interpretaciones y construcciones hechas a partir de retazos. No porque haya que hacer a un lado el terror y no prestarle atención, sino porque cuando hablamos de acciones terroristas hablamos siempre de miles de vidas inocentes que deben, que merecen ser valoradas por igual como seres humanos, no bajo los intereses de gobiernos, de políticos o de quienes manejan los medios que mueven la opinión y el miedo público.
Son los medios de comunicación quienes difunden y propagan el miedo, el odio y la desesperanza entre los ciudadanos, que por su condición de hiperconectados pretenden y suponen estar informados a satisfacción, pero que devienen manipulados e impulsados por lecturas acomodadas de la realidad. Y aquí, el terror es una de las armas más efectivas para controlar la percepción y la toma de postura de millones de personas en todo el mundo.
Bibliografía:
- Barriga Cano, M. (2014). De la infoxicación a la desinformación : causas y consecuencias del frenético always on. [online] Hdl.handle.net. Available at: http://hdl.handle.net/11441/33059 [Accessed 8 Mar. 2018].
- De Currea Lugo, V. (2005). Palestina. Barcelona: Icaria.
- De Currea Lugo, V. (2016). El estado islámico.
- Ucm.es. (2016). Terrorismo y propaganda en los medios de comunicación. [online] Available at: http://eprints.ucm.es/41932/1/T38577.pdf [Accessed 12 Mar. 2018].
Es claro que los medios tradicionales actúan irresponsablemente bajo intereses y se movilizan cuando les interesa pero no todo es culpa de los medios, ni mas faltaba defenderos. La falta de educación y la desigualdad que aqueja forma a personas incapaces e incompetentes de analizar, criticar y juzgar procesos, también tenemos esa falsa de idea de estar informados por dar un vistazo a las noticias o redes sociales.
Y el hecho que las redes sociales sean un factor para engrandecer el descontento social hasta el punto de conformar colonias terroristas que protestan radicalmente significa que se están haciendo las cosas mal sin embargo ese es el Statu quo que sigue funcionando, infringiendo miedo y terror para el beneficio de los mas poderosos.