En la noche del sábado 29 de octubre sobre la madrugada del domingo 30, se presentó un accidente en el noroccidente de Bogotá. Uno muy curioso, se trataba de una ambulancia que se precipitó contra un poste. De esos casos que solo suceden en Colombia.
La ambulancia era operada por la empresa AMBUCOL SAS, registrada debidamente en Cámara y Comercio en donde se documenta que el representante legal de la compañía es el señor César Augusto Méndez Daza.
A su vez, el señor Méndez es el gerente de la empresa cuyo objeto social es el de “prestar servicios de transporte asistencial básico y asistencia médica domiciliaria a nivel terrestre en Bogotá y demás destinos nacionales”.
Su visión, dice en la página web oficial, es consolidarse este año como “la mejor institución prestadora de los servicios que ofrece”.
Una meta muy ilusoria, pues para eso lo primero que necesitan es asegurarse de que sus conductores no tomen el volante de las ambulancias, cuya función esencial es la de salvar vidas, en estado de embriaguez.
Eso contradice el objeto mismo de la compañía y uno de sus principios corporativos que reza: “coherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos”.
Incoherente.
Según una fuente que prefirió ocultar su identidad, la situación se dio en el amanecer del domingo pasado por una fiesta de halloween que se desarrollaba cerca al Éxito de la calle 80, en el barrio Villas de Granada. El chofer, ebrio, decidió llevar en la ambulancia a dos mujeres con las que se encontraba celebrando, a sus casas, y al regreso ocurrió el accidente, que para suerte de él, no tuvo ninguna víctima.
Pero pudo haber sido otro el desenlace, uno mucho mas fatídico y mortal, y hoy sería otra la historia como consecuencia de la irresponsabilidad de un individuo y de una empresa, que prestando un servicio tan importante como el de asistir graves emergencias para salvar vidas humanas, no le exige altos estándares de integridad a sus empleados.
Hablé personalmente con el señor Méndez, representante legal de la compañía, quien me aseguró que el conductor que chocó su vehículo ya no trabaja con ellos y que está pagando por los daños. Sin embargo, me colgó el teléfono a mitad de la entrevista que, al parecer, le fue impertinente.
CODA: Es más fácil comunicarse con Hillary Clinton que con la Policía Nacional. Algunos oficiales cuelgan, no escuchan y no conocen bien las leyes de acceso a la información y libertad de prensa. Quizás esa es una de las razones por las que en la última encuesta de seguridad y victimización de la Cámara y Comercio de Bogotá, la confianza en esa institución por parte de los ciudadanos sigue reduciéndose.
No ha podido el general Nieto, limpiar el desastre que dejó Palomino.
Publicado el: 6 Nov de 2016