Los procesos de elección popular con dos opciones siempre generan polarización; psicológicamente los seres humanos desde las condiciones de odio, miedo o expectativa solemos tomar decisiones emocionales frente al voto, que se traducen en respaldo a la alternativa que represente novedad o cambio, llevando siempre la delantera aquella que representa el optimismo.
Luego de la aprobación en la Corte, del plebiscito y sin ir muy al fondo de la sentencia, vale la pena señalar que estamos ante un hecho histórico para la política nacional, que surge por la firma de un cese al fuego con la más antigua guerrilla de América Latina, con una veeduría internacional y bajo un acuerdo que –pese a sus detractores- genera un hito para la historia del conflicto colombiano, pues aunque las Farc recularan del acuerdo, es real que estamos frente a una nueva etapa de la confrontación bélico-política y uno de los momentos de coyuntura más especiales y frente al cual se entrega una potestad o accountability a los ciudadanos para que opinen frente a lo pactado.
En el papel de la sentencia se lee con claridad dicha dicotomía, pero en la realidad de la agenda política, Colombia se enfrenta a un Sí claramente liderado por el Presidente Juan Manuel Santos, quien se hiciera reelegir en 2014 bajo ese compromiso y ha encargado del proceso de movilización a dos tradicionales líderes de su partido de origen como son César Gaviria y Rafael Pardo. En las toldas del No, se suman el partido de oposición liderado por el ex presidente Álvaro Uribe, ciertos sectores, dirigentes, funcionarios y ciudadanos que han recibido más una calificación de guerreristas, pues distinto a lo que reza y aclara la sentencia, la dicotomía describe un Sí o No frente a los acuerdos, más no frente al deseo por la paz en el país, cuyas cifras en las más recientes encuestas demuestran que es y será un anhelo permanente de la mayoría de los colombianos.
Es claro que el Sí en cualquier proceso de plebiscito o consulta lleva las de ganar de entrada por lo que representa en el cerebro y las emociones humanas la afirmación: Optimismo, Esperanza, Construcción, Futuro, Logro, Triunfo, apertura. En relación con la connotación comunicacional y psicológica del No: Rechazo, Oscuridad, Negación, Cierre, Derrota, Desazón, Desilusión.
¿Es imposible que un No pueda triunfar en un plebiscito? Es innegable que el No arranca con un proceso deficitario en materia de comunicación y más en el caso específico de Colombia donde hay evidentes divisiones y posturas agresivas que permiten percibir el No como un obstáculo, como una simple oposición lejana a la comprensión de los acuerdos, como un deseo de prolongar la guerra e incluso con la carencia de una misma voz, de un liderazgo y de una propuesta igual de esperanzadora y trasformadora (el cambio es mucho más atractivo para un elector) que la del Sí, que intrínsecamente se presenta como novedosa e incluso con sus defectos, es una puerta de entrada a un nuevo país, lo cual no ha logrado ni en discurso ni en comunicación política el relato construido o asumido por el grupo de colombianos que optarán por el No en el plebiscito.
Basta con mirar atrás al año 1958 cuando en Colombia se convocó un plebiscito para hacer la reforma constitucional que permitió el voto femenino y comprender la dinámica del Sí y el No en aquella dicotomía y la forma cómo se develaron las esperanzas de lograr la participación de democrática femenina, precisamente en un país machista y con los mismos hombres como únicos votantes de aquella determinación. En aquel momento se hizo posible un hito democrático que marca una evolución de la mujer en la política que aún hoy sigue siendo profundo reto en la real participación femenina.
Otro caso de plebiscito dicotómico con resultado opuesto y derrota para el SÍ, ocurrió en Chile. Fue en 1987 cuando el decadente dictador Augusto Pinochet Ugarte, cedió a que se realizara una consulta popular para decidir su había elecciones democráticas para la elección de un gobierno de transición y pese a luchar contra el poder de un Estado que utilizó las más sucias y sanguinarias estrategias, el No triunfó en Chile bajo una propuesta publicitaria y comunicacional que hoy es catalogada como un referente de éxito en materia de opinión pública por el enorme reto que superó y lo que consiguió para la democracia chilena.
En suma, ad portas de que se defina la fecha del plebiscito para que los colombianos refrenden los acuerdos de La Habana, existe en Colombia una dicotomía desigual no solo por el efecto psicológico del Sí de manera tácita sino por el desorden, falta de unidad estratégica, discursiva y carencia de creatividad en los sectores de opinión que optarán por el No.
Publicada el: 31 Jul de 2016